Refugiados después de la muerte
Por más de 20 años ocultos en las montañas, cientos de víctimas de la guerra en Guatemala han sido devueltos a sus pueblos, cerca de sus familiares.
El hombre señalado como el responsable de su muerte, ahora pretende convertirse en Presidente.
“Un día oímos que el Ejército venía entrando en las comunidades, mataba a la gente y se robaba todo… mataba a los que encontraba, hombres, mujeres y niños, y quemaba las casas. Después, salía a buscar a los que huíamos en la montaña… Muchos de nuestros hermanos ya no regresaron porque fueron matados, y a los que pudimos enterrar se quedaron allá. Ahí han estado, refugiados aún después de la muerte”.
Extracto del testimonio de un guatemalteco, quien, como muchos, sufrió la pérdida de sus familiares durante el conflicto armado y, tras dos décadas de silencio y miedo, ha buscado “traer a casa” de nuevo a sus muertos.
Para devolver estos cuerpos a los suyos se han emprendido numerosas exhumaciones en los cementerios clandestinos en las montañas guatemaltecas y parte de esa labor quedó plasmada en la lente del fotógrafo Jonathan Moller, del Equipo Técnico Forense de la Oficina de Paz y Reconciliación de la Diócesis del Quiché, una de las zonas más golpeadas por la violencia.
Prueba contundente de las masacres
La Red de solidaridad con Guatemala en Berna presenta estas fotografías en la exposición ‘Nunca más’, imágenes de una realidad que aún provoca llanto a la población indígena y campesina afectada.
Madeleine Rumpf, Coordinadora de la Red de solidaridad de Berna con Guatemala, explica que la presentación de esta exposición forma parte de las múltiples actividades en Suiza que tienen por objeto “sensibilizar sobre Guatemala y acompañar a las comunidades en ese país, además de apoyar con dinero las exhumaciones”.
La razón de estas exhumaciones ha sido también reconstruir “la memoria histórica” de las masacres para enjuiciar a los responsables.
“Creo es muy importante informar y sensibilizar aquí con esta exposición e informar sobre este trabajo de REMHI, de la “recuperación de la memoria histórica”, indica Rumpf.
Un proyecto presentado por la Iglesia Católica en abril de 1988, ‘Guatemala: Nunca más’ y que costó la vida a su precursor: Monseñor Juan José Gerardi.
Oídos sordos
Un documento con miles de testimonios de la represión y que, junto con otro informe oficial, denunció que los responsables principales de las masacres fueron paramilitares y Ejército.
“Dos informes aparecieron, un informe de la Iglesia Católica Nunca más y un informe de una comisión oficial que se llama Comisión para el Esclarecimiento Histórico y en los dos informes se pueden leer miles de testimonios de gente que vivió las masacres en las regiones de guerra. Pero hasta hoy casi ninguna de esas recomendaciones ha sido cumplida”, explica, al respecto, Alma Noser de Amnistía Internacional, Sección Suiza.
Tras 7 años del fin “oficial” del conflicto, la impunidad prevalece y las amenazas a los promotores de los derechos humanos se multiplican.
Con la administración actual es marcado el retroceso en el proceso de paz y peor aún, hablar sobre las perspectivas futuras.
El exdictador militar, Efraín Ríos Montt -quien dirigió el período más violento y atroz de la guerra civil en 1982 y 1983 y ahora es presidente del Congreso guatemalteco- busca ocupar la Presidencia de Guatemala en las próximas elecciones de noviembre.
“Hay muy poca esperanza de que la situación va a cambiar tras las elecciones por que con un candidato para la presidencia que es un asesino, Ríos Montt… con un tal candidato no se puede hablar de una situación normal”, opina la responsable del caso Guatemala de Amnistía Suiza.
En busca de seguridad ante amenazas
Justamente Amnistía Suiza planea un programa de protección a los defensores de derechos humanos amenazados, «con la colaboración de la Embajada de Suiza en Guatemala», explica Noser.
Uno de esas personas que ha recibido amenazas es el párroco de Nebaj, Rigoberto Garrido Pérez, coordinador de REMHI en El Quiché, invitado en Suiza por la Red de Solidaridad Berna. Hace un año fue incendiada su parroquía.
«En este gobierno ha sido difícil porque tenemos como presidente del Congreso al general Ríos Montt y la pared de la impunidad sigue siendo una situación dura que continúa fortaleciéndose y dentro de esas realidades vamos contribuyendo en aquello que podemos; pero es como un trabajo de hormiga que va tratando de que en Guatemala no se regrese al pasado y ‘Nunca más’ vuelvan a suceder esos hechos horrorosos que se han padecido», explica el padre Garrido.
La labor de las exhumaciones forma parte de este «trabajo de hormiga» que, pese al corrupto poder político, continúa en Guatemala para dar testimonio de una violencia que aún duele y que provocó el desplazamiento forzoso de un millón de personas y de unos 200 mil «refugiados aún después de la muerte».
swissinfo, Patricia Islas Züttel
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