«Sin ellos no funciona nada»
Mientras el Parlamento federal discute la nueva ley de extranjería, asociaciones y sindicatos protestan.
«Sin los extranjeros Suiza no sería el país que es hoy día», exclaman los manifestantes.
En Suiza hay 1,5 millones de extranjeros. Un habitante del país sobre cinco no posee un pasaporte rojo con la cruz blanca. Sin embargo, la contribución de estos inmigrantes a la prosperidad del país es indiscutible.
Un colectivo nacional llamado » Sin nosotros, nada funciona «, llamó este martes (04.05)a los extranjeros a descender a la calle para manifestar su presencia.
Este colectivo reagrupa numerosas comunidades inmigradas así como defensores del derecho de asilo y de la política de solidaridad. Un total de 120 asociaciones.
La manifestación se realizó en 15 ciudades del país y en 14 cantones. Los participantes manifestaron su indignación frente a las revisiones de la Ley sobre los extranjeros y de la Ley sobre el asilo, actualmente en discusión en el Parlamento.
Una ley discriminatoria
Para Rodrigo Montaluisa, ecuatoriano, miembro de la Comisión Federal de extranjeros, «esta ley tiene todavía una serie de fallas, sobre todo de carácter discriminatorio. Sobretodo porque establece un sistema binario, de integración y de admisión de extranjeros, lo que a nuestro entender nos parece bastante desfasada en cuanto a la realidad contemporánea de las migraciones internacionales”, declaró telefónicamente a swissinfo.
La Comisión Federal de Extranjeros, según Montaluisa, estima que la ley en materia de admisión adolece de algunas fallas. Y en cuanto a la ia integración, todavía no está claro cuáles son los mecanismos necesarios para establecer una política más objetiva.
En particular frente a lo que se conoce como las nuevas corrientes migratorias, es decir de países provenientes de Africa, América Latina, o Asia. “Es necesario establecer nuevos mecanismos para fortalecer la nueva ley de modo consensuado”, agrega Montaluisa.
“Es fundamental en las discusiones de la nueva ley que todos los sectores sociales tengan un nivel de participación lo más amplio posible”, agrega.
“La Comisión Federal de Extranjeros, en calidad de órgano extra parlamentario, estima básicamente que las nuevas migraciones de continentes ya señalados, no están suficientemente bien representadas. Creemos que estas organizaciones tienen puntos específicos y por tanto deben ser actores privilegiados en la discusión de la nueva ley”.
“Creemos igualmente que la ley es demasiado dura y en ese sentido exigimos mayor flexibilización, por ejemplo en el tema de la regularización de los indocumentados, de aquellas personas que no tienen estatuto legal”, señala.
Situación de los latinoamericanos
“En particular la situación de los latinoamericanos es de mayor peligrosidad, si cabe el término, porque la ley establece, un elemento de discriminación muy fuerte. Es decir que solamente las personas con preparación técnica altamente calificada podrán trabajar en Suiza”, explica Montaluisa.
“Esto significa que las personas que no poseen ese nivel de calificación, simplemente serán desechadas. Hay que considerar, precisa, que existen en estos momentos entre 20 y 25.000 latinoamericanos que no tienen documentos en regla, pero que laboran en actividades económicas especificas, trabajando y aportando a la economía de este país”.
“Es más, agrega, la política federal acerca de la futura nueva ley de extranjería ha sido bien clara: no habrá una regularización colectiva”.
Los suizos también debieron emigrar
Por otra parte, Philippe Sauvin, dirigente sindical de “L’autre Sydicat” (el otro sindicato) señaló a swissinfo que no existen epítetos en todos los idiomas suizos para calificar la nueva ley de extranjeros que discute el Parlamento. “Totalmente infame”, dijo.
A su juicio nadie emigra porque quiere, es una necesidad, la gente en el mundo globalizado de hoy necesita buscar el sustento, y lo que se está haciendo en Suiza es mofarse del derecho laboral, de los acuerdos internacionales sobre la circulación de personas.
Para el “Otro sindicato”, en lugar de endurecer la ley debería aplicarse el principio: un trabajo, un permiso.
Además insistió en que los suizos en el siglo pasado vivieron la misma situación. Tuvieron que emigrar para encontrar una vida mejor. Entonces no es justo cerrar las puertas a quienes lo necesitan ahora, señalo Sauvin.
La solución es naturalizarse
La manifestación nacional no parece haber llegado hasta los oídos de los parlamentarios. “No hablaremos del tema”, declaró el diputado radical (PRD / derecha) Philipp Müller, promotor de la última iniciativa popular que pretende reducir al número de los extranjeros y ardiente partidario de las actuales revisiones.
«Para mí está claro que quien quiere participar en la vida pública debe esperar los plazos de naturalización previstos por la ley y devenir suizo, precisó. No hay otra solución. «
«En cuanto a los que dicen que Suiza practica la discriminación, que observen la política seguida por la Unión Europea, concluye Philipp Müller. Los europeos adoptan los mismos modelos que nosotros. «
swissinfo, Alberto Dufey
– Hay cerca de 1,5 millones de extranjeros instalados en Suiza, es decir un poco más de 20 % de la población.
– Más de 800 mil ejercen un trabajo.
– Según las estimaciones del Banco Mundial, estos inmigrados enviarían unos tres mil millones de francos al año hacia sus países de origen.
– En Suiza, los inmigrantes producen 15 mil millones de francos en impuestos y pagan unos 6 mil millones al seguro de la vejez (AVS).
– Varias iniciativas populares ya reclamaron una limitación del número de los extranjeros en Suiza. La última remonta al año 2000. Fue rechazada por el 64 % de los votantes.
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