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Suiza, insospechada encrucijada en el tráfico internacional de cocaína

policía inspeccionando un contenedor
Sólo se controla una pequeña parte de los contenedores que transitan por los puertos de Basilea. www.swissinfo.ch/Thomas Kern/swissinfo.ch

Acompañamos a un equipo de control aduanero que se mueve entre los contenedores en busca de cocaína. Los últimos acontecimientos preocupan a la Policía Federal (Fedpol). Reportaje.

No hay barcos a la vista en el Rin. El río, ondulado por un viento fuerte, parece tomado por las gaviotas. A mediodía, un solo carguero fondeó en el puerto de Kleinhüningen, en Basilea, en la frontera con Francia y Alemania. Procedente de Rotterdam, el buque navegó río arriba con su carga de 59 contenedores. Junto con Birsfelden y Muttenz, el puerto de Kleinhüningen es uno de los tres puertos renanos situados en territorio suizo. Son la encrucijada nacional del tráfico comercial entre Rotterdam y Basilea y los principales centros de transbordo de mercancías del agua a la carretera o a los trenes. En 2023 llegaron aquí casi 5.000 buques con unos 120.000 contenedoresEnlace externo.

Equipados con casco y chaleco reflectante, acompañamos a un equipo de despliegue del Servicio Federal de Aduanas y Seguridad Fronteriza (UDSC por sus siglas en italiano). Nuestro guía es Ioannis, jefe del equipo de control aduanero en Basilea, a quien sólo podemos referirnos por su nombre de pila. “La mayoría de los contenedores ya han sido descargados del buque de transporte y depositados en el muelle», explica Ioannis. Mientras caminamos hacia la terminal, dos de sus colegas han entrado en la zona de transbordo, anunciando a los gestores del puerto su intención de inspeccionar tres contenedores: dos procedentes de China y uno de Taiwán.

3.000 toneladas de cocaína

El trabajo que desempeña este equipo experto de la UDSC es comparable a buscar un alfiler en un pajar. Es imposible inspeccionar todos los contenedores que pasan por los puertos de Basilea, por donde en 2023 pasaron entre cinco y seis millones de toneladas de mercancías. «Sólo una pequeña parte de las importaciones puede ser realmente controlada», señala Ioannis. «Los controles se realizan de forma selectiva en función de la información de que disponemos».

En los últimos años, Europa, y por tanto también Suiza, se ha visto inundada por cantidades cada vez mayores de cocaína. Según el Informe Europeo sobre Drogas 2023 Enlace externodel Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, en 2021 los Estados miembros de la UE incautaron 303 toneladas de cocaína, una cantidad récord y un fuerte aumento con respecto a las 211 toneladas de 2020.

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El tráfico de drogas a gran escala se realiza principalmente a través de contenedores. Sólo en el puerto de Amberes, el tercero de Europa, se incautaron el año pasado 116 toneladas de cocaína. Las autoridades calculan que sólo interceptaron entre el 10% y el 20% de la droga importada. Según una estimación aproximada, eso significa que en 2021 se vendieron en Europa entre 3.000 y 6.000 toneladas de cocaína.

«Para importar droga a Europa, los contrabandistas recurren al llamado sistema del timo», explica Ioannis. Esta técnica, última moda entre traficantes de droga, funciona así: en el puerto de salida, como Guayaquil (Ecuador) por ejemplo, se abre ilegalmente un contenedor con plátanos u otros productos con destino a Europa para ocultar la droga en su interior. A continuación, los grandes contenedores se sellan con cableado robado o impreso en 3D. De este modo, cualquier manipulación resulta indetectable. En Rotterdam (Países Bajos), los cómplices se encargan de abrir el cargamento en el puerto.

“Normalmente, las mulas llegan a Suiza por carretera», nos informa un experto de la policía federal (fedpol), que desea permanecer en el anonimato. El especialista en delincuencia organizada señala que las bandas activas en los Países Bajos prefieren dejar en manos de otros grupos el transporte hasta Basilea. Así pues, la droga cambia de manos varias veces a lo largo de la cadena de suministro.

En Suiza, el tráfico de cocaína está controlado, entre otros, por grupos balcánicos. La ‘Ndrangheta calabresa se centra en la importación a gran escala a Europa y dirige sus operaciones en parte desde Suiza. Otras organizaciones más pequeñas, como las redes turco-kurdas, también están presentes en este comercio. Sin embargo, contrariamente a lo que se piensa, estas organizaciones cooperan entre sí y dista mucho de ser una guerra de clanes.

La cocaína se importa en Suiza por diversos métodos. Por ejemplo, una mula (o correo humano) viaja en avión, tragando hasta medio kilo de cocaína, mientras que otros intentan eludir los controles aeroportuarios escondiendo hasta 20 kg de droga en maletas. Otra posibilidad es transportar la droga por tierra desde los principales puertos europeos, oculta en falsos fondos u otros ingeniosos escondites en coches o camiones. Los grandes cargamentos suelen transportarse en convoyes de vehículos para evitar los controles aleatorios. La importación en contenedores mediante buques de carga es más bien la excepción, ya que los traficantes prefieren transportar la cocaína por carretera, ya que de los Países Bajos a Suiza no suele haber fuertes controles fronterizos.

20 francos la línea

En el puerto de Kleinhüningen, una tarde de principios de febrero, el equipo de control no sólo comprueba el cumplimiento de la legislación alimentaria o la correcta declaración de mercancías, sino que también realiza pruebas rápidas para detectar la presencia de drogas en los contenedores. «Utilizamos bastoncillos similares a los que se usan para la prueba Covid que pasamos por las paredes interiores del contenedor», explica Ioannis. El contenedor procedente de Taiwán, que se abrió después de que un trabajador portuario cortara el precinto, contiene espárragos y brotes de bambú. Tras inspeccionar detenidamente uno de los paquetes y cerciorarse que no hay presencia de drogas, se cierran y precintan de nuevo las dos escotillas, permitiendo que la mercancía continúe su viaje.

El Servicio Federal de Aduanas y Seguridad Fronteriza (UDSC) indica que en 2022 se interceptó alrededor de 1,09 toneladas de drogas, lo que muestra un aumento significativo de las incautaciones de cocaína. De los casi 600 kilogramos de droga descubiertos el año pasado, cerca de 500 kilogramos fueron confiscados en el marco de una única operación policial.

La media tonelada de cocaína fue descubierta en la fábrica de Nespresso en Romont, cantón de Friburgo. La droga estaba oculta en un contenedor con café procedente de Brasil que, tras hacer escala en Amberes, continuó su viaje en tren hasta un centro logístico de Basilea, desde donde llegó finalmente a la fábrica de Nestlé.

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Según una estadística de 2018, en Suiza se consumen cinco toneladas de cocaína al año. Después del cáñamo, es la droga más consumida. En 2022, el 1% de la población admitió haber consumido cocaína, una cifra que no resulta especialmente sorprendente dada la creciente popularidad de la sustancia. La cocaína está muy extendida en todos los contextos sociales, incluso en las fiestas de los pueblos, en parte porque su precio está al alcance de casi todos los bolsillos: un gramo de cocaína (con una pureza de entre el 70 y el 80%) cuesta menos de cien francos y una línea menos que un cóctel en un club de moda.

Suiza, centro logístico

Entre 2012 y 2022, el consumo de cocaína en Suiza aumentó más del doble. Así lo indican los análisis de las aguas residuales del Instituto Federal de Investigación Eawag. Según un estudioEnlace externo de seguimiento realizado en 2022 en cien ciudades europeas, tres ciudades suizas -Zúrich (5º puesto), Basilea (6º puesto) y Ginebra (8º puesto)- se encuentran entre las diez primeras por consumo de cocaína.

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El volumen de negocios generado por la cocaína en Suiza se estima en unos 500 millones de francos suizos. Eso es mucho dinero para el crimen organizado. «Si bien Suiza era conocida como un centro de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico, se ha convertido en una salida importante, quizá la más atractiva de Europa», afirma el experto de Fedpol.

Investigaciones recientes confirman que, desde hace varios años, Suiza se ha convertido en una base importante para los grandes traficantes internacionales. «Estos traficantes controlan la importación y distribución de cocaína a gran escala y están extendiendo sus operaciones más allá de nuestras fronteras», explica la Fedpol. Un ejemplo significativo fue la detención en Zúrich en 2022 de Flor Bressers, uno de los delincuentes más buscados de Europa y conocido como el «rey de la cocaína» en Bélgica. Su captura fue una llamada de atención para la Policía Federal suiza, y la prueba de que los delincuentes de altos vuelos siguen ejerciendo su oficio desde aquí con total tranquilidad.

orillas del río
Área de descarga de contenedores. www.swissinfo.ch/Thomas Kern/swissinfo.ch

Según la Fedpol, el tráfico se ha convertido incluso en la principal actividad de la delincuencia organizada en Suiza, donde la mafia calabresa, la ‘Ndrangheta, es especialmente activa. Gracias a su bien establecida y extensa red, se dedica a la importación de cocaína a gran escala, comunicándose mediante el uso de servicios de mensajería cifrada. Por su parte, las organizaciones delictivas de los Balcanes -principalmente- se dedican a la distribución y venta directa en el territorio. Esta cooperación entre distintos grupos funciona sin conflictos particulares, sin peleas entre bandas, ya que el pastel alcanza para todos. Sin embargo, el número de homicidios en el país ha aumentado, aunque no es posible establecer una relación directa con el tráfico de drogas. Para el experto de la Fedpol entrevistado por swissinfo.ch, el objetivo es ante todo «detener estas redes y hacerles la vida más difícil y menos segura en Suiza». De vuelta al puerto de Kleinhüningen, donde el equipo de inspección prosigue con pericia su labor de vigilancia. Esta tarde de febrero, el equipo de Ioannis inspeccionó tres contenedores y descubrió una declaración falsa por valor de unos 3.000 francos suizos. No obstante, por lo que respecta a los estupefacientes, no descubrió nada sospechoso que pudiera justificar nuevos controles, como el uso de perros detectores de drogas o el escaneo de las cargas en busca de mercancías ocultas en compartimentos secretos. Por hoy, los controles en Basilea han terminado. El equipo de control abandona la zona de transbordo. Las frías ráfagas de viento vuelven a ser las únicas dueñas del muelle, mientras el cielo plomizo es surcado por el vuelo juguetón de las gaviotas y el aire se llena de su estridente llamada.

En 2022Enlace externo, según la Oficina Federal de Estadística, los actos graves de violencia en Suiza han aumentado más de un 16,9% en comparación con 2021, el mayor incremento porcentual desde 2009 y el inicio de las encuestas. Estos delitos incluyen también los ajustes de cuentas entre organizaciones criminales. Pero para el experto de la Fedpol entrevistado, investigar estos delitos requiere mucho trabajo. La delincuencia organizada también tiene interés en permanecer discreta.

Texto adaptado del italiano por Carla Wolff

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