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Suiza lucha contra la prostitución en Moscú

El personal de la embajada suiza en la ventanilla donde se atienden los casos sospechosos. swissinfo.ch

Cada vez más mujeres rusas se dejan seducir por estupendas ofertas de trabajo en el extranjero, que a menudo conducen a la prostitución.

La embajada suiza en Moscú ha adoptado medidas pioneras para luchar contra la trata de blancas.

Felice Bobbià recuerda perfectamente la primera conversación que sostuvo con un grupo de jóvenes rusas que solicitaron un visado de entrada en Suiza: Ocurrió al poco tiempo de asumir su cargo al frente de la sección de visados de la embajada suiza en Moscú.

Las ocho mujeres pretendían estar afiliadas a una asociación deportiva y viajar a Ginebra para practicar el esquí.

“Al final nos dimos cuenta de que ni siquiera se conocían, que provenían de diferentes regiones de Rusia y que la única cosa que sabían era que iban a esquiar a Ginebra”, recuerda Felice Bobbià.

Visados de turista

La diplomática Tania Dussey-Cavassini, colega del agregado consular, había llegado a la capital rusa un poco antes para ocuparse del tema de los derechos humanos.

“Sabía que las mujeres eran introducidas en Suiza con visados de turista. Al llegar a destino, se les confisca el pasaporte y se las obliga a prostituirse”, explica.

Para incitar a estas mujeres a emigrar se les promete todo tipo de maravillas, en especial salarios equivalentes a varios miles de dólares. Al final, sin embargo, tras deducir toda una serie de gastos, perciben remuneraciones que rondan los 500 dólares.

Una historia que se repite

Ante tal situación, la embajada de Suiza en Moscú decidió afrontar el problema y buscar una solución. En marzo del 2002, en colaboración con la organización no gubernamental ‘Angel Coalition’ definió un sistema de formación continua del personal consular para sensibilizarlo sobre la problemática de la trata de blancas.

Las historias que cuentan estas mujeres son siempre más o menos las mismas. El caso típico es el de una adolescente oriunda de una provincia lejana de Moscú, invitada a esquiar durante tres semanas en Suiza.

Felice Bobbià cita otro ejemplo para ilustrar que estas historias humanas se repiten: “Cinco jóvenes de quince años solicitan un visado para realizar un curso de management en Verbier.”

Promesas de una vida mejor

Otras veces se trata de seducir a las mujeres con anuncios que les prometen un marido o un empleo maravilloso y muy bien remunerado.

Los diarios rusos e Internet están llenos de este tipo de promesas de una vida mejor.

Contrariamente a las ‘bailarinas’, que viajan con un permiso L, la mayor parte de las mujeres que responden a esos anuncios no saben lo que las espera.

Un cuento de hadas

“Algunas creen realmente que irán a Suiza para esquiar, encontrar un marido o trabajar como camarera”, explica Felice Bobbià.

Además de formar a su personal, la embajada suiza en Moscú ha adoptado medidas específicas para luchar contra el fenómeno.

Una es de carácter preventivo y consiste en someter a un interrogatorio a todas las mujeres en edades comprendidas entre los 18 y 25 años que solicitan por primera vez un visado de turista para viajar a Suiza.

Agencias de viaje bajo control

En la sección de visados de la embajada suiza en Moscú se ha abierto una nueva ventanilla, separada de la sala de espera, para garantizar la que los interrogatorios se desarrollen en la máxima confidencialidad.

Asimismo, las agencias de viaje que se encargan de gestionar los visados para sus clientes tienen que estar registradas en la embajada. Las agencias que facilitan visados a las candidatas a ser víctimas del tráfico de mujeres son excluidas de la lista oficial.

Con este sistema se han expulsado veinte de las 350 agencias de viaje acreditadas en la sede diplomática helvética.

En el caso de que un funcionario encargado de emitir el visado tenga una mínima duda, la solicitante es invitada a pasar a una pequeña sala para someterla a un interrogatorio.

“Cuando se confirma la sospecha, denegamos el visado y entregamos un folleto de ‘Angel Coalition’, que ilustra la realidad y explica cuáles son los medios que las mujeres rusas tienen a disposición para defenderse”, precisa Felice Bobbià.

“En algunos casos, las mujeres rompen a llorar cuando se dan cuenta de lo que se les había ocultado al ofrecerles unas vacaciones en la nieve”, prosigue el diplomático.

Primeros éxitos

La embajada suiza en Moscú emite cada año cerca de 60.000 visados. En el 2002 se negó el visado a unas 220 mujeres: “Ninguna de ellas ha vuelto por aquí”, subraya Felice Bobbià.

Con la nueva estrategia ha disminuido también el número de visados denegados: solamente 77 en lo que va de año.

Los diplomáticos helvéticos están convencidos de que sus esfuerzos no significan una garantía absoluta. “Esto no significa que hayamos identificado a todas las candidatas ni que éstas puedan proseguir sus tentativas para la obtención de un visado”, agrega Tania Dussey-Cavassini.

“Mañana pueden solicitar el visado en otra embajada y entrar en Suiza por las fronteras verdes, lo cual es bastante frecuente”, prosigue el diplomático.

Felice Bobbià es realista. “Nuestro trabajo es una gota de agua en medio del mar”, señala. “Pero no debemos tirar la toalla por el hecho de que nosotros solos no podamos cambiar las cosas. Tenemos que tratar de convencer a los demás”, agrega su colega.

Holanda, Noruega, Finlandia sigue el ejemplo

Este trabajo de persuasión ya ha dado frutos, aunque no tan rápido como lo hubieran esperado los dos diplomáticos suizos. Las embajadas de Holanda, Noruega y Finlandia en Moscú han inscrito a sus colaboradores en los seminarios que organiza la embajada suiza.

Otras embajadas occidentales en la capital rusa han adoptado medidas similares. Los responsables de las distintas representaciones diplomáticas han decidido, además, reunirse regularmente para intercambiar información y experiencias.

Y el proyecto ha tenido repercusiones fuera de Moscú. “Las embajadas suizas en Kiev y Bogotá siguen nuestro ejemplo. Las cosas comienzan a cambiar, lentamente, pero cambian”, concluye Tania Dussey-Cavassini.

swissinfo, Alexandra Stark, Moscú
(Traducción: Belén Couceiro)

Según el Informe de Seguridad Interna del 2001, entre 1.500 y 3.000 mujeres llegan cada año a Suiza víctimas del tráfico de seres humanos.

Se calcula que en los países europeos occidentales se venden cada año entre 120.000 y 500.000 mujeres de Europa del Este.

Según el Informe sobre el Tráfico de Seres Humanos (2001), sólo se denuncia el 1% de los 3.000 casos que se registran cada año y sólo el 5% desemboca en una condena.

A raíz del Informe, en enero del 2003 se creó un Servicio de Coordinación contra este tipo de tráfico, integrado en la Oficina Federal de Policía.

Desde 1949 Naciones Unidas dispone de un acuerdo para luchar contra la trata de blancas.

En el 2000, se adoptó un Protocolo adicional contra el tráfico de seres humanos.

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