«Suiza no es la campaña electoral de un partido»
El experto en políticas de integración, Thomas Kessler, explica que en el extranjero no es sencillo comprender el tipo de campaña electoral que se produce en Suiza.
Por ello, subraya la importancia de mostrar una señal clara de la apertura de un país con un tercio de población que tiene una historia de inmigración.
El delegado para asuntos de inmigración en la ciudad de Basilea desde 1988 es conocido como uno de los principales precursores de las políticas de integración en Suiza.
swissinfo: ¿Cuál es su opinión con respecto a la utilización de la imagen del «extranjero criminal no deseado» utilizada para fines electorales?
Thomas Kessler: En la década de los años 90 tuvimos grandes problemas en el tema del asilo y esa inseguridad ha sido utilizada polémicamente en la campaña electoral. Con esa campaña xenófoba se busca generar votos, movilizar a la gente.
En la lucha electoral vale casi todo, pero el problema es que esos carteles en el extranjero pueden ser considerados como racistas y afecten el ambiente. Por ello hemos lanzado una contracampaña para contrarrestar las formas polémicas de la discusión.
Migración es un tema complicado; debe ser tratado de forma especializada y precisa. Y para que nuestros inmigrantes y nuestros huéspedes extranjeros vean cuál es nuestra posición, presentamos la campaña ‘Basilea guarda la compostura’, a fin de mostrar que estamos abiertos al mundo, que somos hospitalarios, y que en las cuestiones migratorias somos competentes, es decir, nosotros examinamos oportunidades y riesgos de forma diferenciada y queremos mantener esa posición.
swissinfo: ¿Qué va a pasar tras las elecciones?
T. K.: De momento se vive un clima tenso, pero no creo que en el interior del país se mantenga ese ambiente.
El problema principal sería la imagen de Suiza en el mundo. El mundo no entiende que la campaña electoral en un país rico y democrático se realice con matices xenófobos. Los daños a la imagen de Suiza son grandes.
En el interior del país, la gente comprende que se trata de una polémica de la lucha electoral, pero en el extranjero no se entiende.
Creo que los daños de imagen en el interior del país se pueden corregir rápidamente, pero los daños en el extranjero son enormes y se requiere de mucho tiempo para corregirlos.
Por esta razón hay que mostrar desde ahora una posición clara, también hacia el extranjero. Hay que mostrar todas las fuerzas razonables de las autoridades contra la xenofobia para reducir esos daños.
swissinfo: ¿Dónde se ubica Suiza en la ola xenófoba europea?
T. K.: Considero a Suiza menos racista en comparación con otros países, ya que, junto con Singapur, es el país más globalizado del mundo.
Una tercera parte de la población ha emigrado o sus predecesores lo han hecho.
En las ciudades suizas más de la mitad de los niños son extranjeros.
Y somos una democracia directa, es decir, discutimos todos los temas, también cuestiones de extranjería, de forma abierta y directa y nos ponemos de acuerdo al respecto. Somos un país altamente politizado y discutimos esas cuestiones de manera permanente y esa es la mejor protección en contra de la xenofobia y el racismo marcado.
La población suiza es muy diferenciada y madura. Rechazó claramente esa iniciativa que quería limitar a 18% la cuota de extranjeros en la población nacional, inclinándose por la apertura. Al parecer, en cualquier otro país europeo se hubiera aceptado la iniciativa.
Considero a Suiza muy madura y abierta al mundo y por eso es una lástima que un partido realice una campaña xenófoba para atraer electores. No corresponde a la posición fundamental helvética. Es una forma importada de campañas electorales agresivas y por ello hay que mostrar claramente nuestra posición. Nosotros, suizos, por tradición, somos abiertos, discutimos los problemas, pero objetivamente; y estamos básicamente en contra de la xenofobia. Eso es Suiza y no la campaña electoral de un único partido.
3ª PARTE EN MÁS SOBRE EL TEMA
swissinfo, Patricia Islas Züttel
El año 1999 registró una cifra récord en las solicitudes de asilo: 48.057 (30.100 provenientes de Serbia)
En 2004 fueron 14.250, 21.000 menos que en 2003.
En 2006, 10.537 solicitudes fueron presentadas ante las autoridades de migración, de las cuales, 19,5% fueron aceptadas.
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