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Suiza ratifica postura contra pena capital

Recogimiento al exterior de una prisión estadounidense. Keystone

La presidenta Micheline Calmy-Rey ratificó la postura de Berna en contra de la pena de muerte y advirtió que su aplicación supone el riesgo de convertir al Estado ejecutor en asesino.

Amnistía Internacional Suiza, a su vez, exhortó a los gobiernos de todo el mundo a votar en favor de la resolución de las Naciones Unidas sobre una suspensión de las ejecuciones.

«Una de las primeras funciones del Estado es la de garantizar la seguridad de las personas. Autoridades y gobiernos tienen el deber de proteger a hombres y mujeres lo mejor posible de cualquier forma de violencia, crimen, guerra, conflictos internos y, evidentemente, de violaciones de los derechos humanos», subrayó la presidenta Micheline Calmy-Rey.

«El derecho a la vida es EL derecho fundamental de la humanidad. Si no es respetado, los otros derechos, por definición, no se aplican», añadió este miércoles la jefa del Ejecutivo helvético, en ocasión del Día Internacional -y la primera Jornada Europea- contra la Pena de Muerte.

Indicó asimismo que la lucha contra esa forma de castigo se incluye en la lista de las prioridades de la política suiza en materia de derechos humanos y recordó la participación de su país, tanto en los debates internacionales a favor de su supresión, como en las discusiones bilaterales con distintos países.

Clara posición helvética

«La posición de Suiza es muy clara: el gobierno se pronuncia en pro de la abolición mundial de la pena de muerte y ha presionado a otros países» en esa misma dirección, destacó por su parte Manon Schick, portavoz de la sección francófona del capítulo suizo de Amnistía Internacional.

El día mundial contra el flagelo que nos ocupa fue instituido en 2002 por la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte, que aglutina a 35 ONG, colegios de abogados, colectivos locales y sindicatos, y cuyos objetivos son reforzar la dimensión internacional de la lucha contra la pena capital y contribuir a su reducción o, mejor aún, a su supresión definitiva.

Amnistía Internacional, que forma parte de esa entidad, exhorta a todos los países a pronunciarse en favor del proyecto de resolución de las Naciones Unidas que prevé una moratoria universal sobre las ejecuciones. La votación tendrá lugar a finales del mes en curso en el marco de la Asamblea General de la ONU.

«Ahora existe un verdadero impulso por la abolición mundial porque 133 Estados miembros de la ONU ya han suprimido la pena capital -en la ley o en la práctica- y únicamente 25 países llevaron a cabo ejecuciones el año pasado», comenta Manon Schick.

Europa, en la lucha

En cuanto a la celebración de la Jornada Europea contra la Pena de Muerte, obedece a una iniciativa anunciada la víspera en Lisboa, por el Consejo de Europa.

Micheline Calmy-Rey felicitó los esfuerzos de la Coalición, así como la iniciativa del Consejo de Europa, en la lucha contra la supresión de la pena máxima. Amnistía Internacional destacó sin embargo, su inquietud ante la declaración hecha el año pasado por el gobierno de Polonia en el sentido de que podría reestablecer esa forma de castigo.

«Nos parece sumamente importante que haya una reacción muy fuerte de los otros países en Europa diciendo que no se puede aceptar de ninguna manera una medida semejante», enfatizó Manon Schick.

Efectos contraproducentes

La presidenta de la Confederación Helvética y la portavoz de Amnistía Internacional Suiza destacaron el hecho de que la aplicación de la pena de muerte no ha mostrado ningún efecto disuasivo en cuanto a la comisión de ilícitos, amén de que resulta una medida inhumana puesto que no puede excluirse la comisión de un error jurídico.

«La pena de muerte no es una solución para luchar contra la criminalidad. Se ha comprobado que en los estados de Estados Unidos donde se aplica la pena de muerte hay más criminalidad que en los estados donde no la hay», señala Manon Schick.

En referencia a la posibilidad de ejecutar a personas, alude al ejemplo del mismo país donde en los últimos años fueron liberadas más de 100 personas que habían sido condenadas a la penas de muerte y que finalmente fueron reconocidas inocentes.

«Entonces, seguramente han ejecutado a muchas personas inocentes y no se sabe». Ello, además del «problema sobre la discriminación porque, se nota, en Estados Unidos hay muchas más personas de origen latinoamericano o muchas más personas negras que están ahora esperando su ejecución o que han sido ejecutadas».

swissinfo, Marcela Águila Rubín

En total, 133 Estados miembros de la ONU de todas las regiones del mundo han abolido la pena de muerte en la ley o en la práctica.

Únicamente 25 países llevaron a cabo ejecuciones en 2006 y de ellas el 91 por ciento tuvo lugar en seis países: China, Estados Unidos, Irán, Irak, Pakistán y Sudán. Cada vez son más minoría los que optan por esta pena cruel inhumana y degradante.

El número de ejecuciones documentadas en el mundo descendió en más de un 25 por ciento en 2006, pasando de al menos 2.148 en 2005 a al menos 1.591 en 25 países en 2006. Un mínimo de 3.861 personas fueron condenadas a muerte en 55 países en 2006.

En Europa, salvo en Bielorrusia, ya no se aplica la pena de muerte. En Asia Central hay un avance hacia la abolición. En 2007 Kirguistán abolió la pena de muerte para los delitos comunes: Kazajistán suspendió desde 2003 las ejecuciones y Tayikistán suspendió las ejecuciones y las condenas a muerte desde 2004. Uzbekistán se dispone a abolir la pena capital.

En África sólo seis países llevaron a cabo ejecuciones en 2006. En marzo de 2007, Ghana anunció la conmutación de 36 penas de muerte por cadena perpetua. En 2007, el Tribunal Superior de Malawi declaró inconstitucional la pena capital preceptiva. Nigeria anunció en mayo de 2007 una amnistía para los presos de más de 60 años que hubiesen sido condenados a muerte en los últimos 10 años o más. En 2007, Ruanda abolió la pena capital. Burundi, Gabón y Malí toman medidas para abolirla.

Estados Unidos es el único país americano que realizado ejecuciones desde 2003, si bien está dando poco a poco la espalda a la pena capital. Las 53 ejecuciones que tuvieron lugar en 2006 constituyen la cifra anual más baja desde hace una década, y siguen disminuyendo las condenas a muerte desde que alcanzaran su nivel máximo a mediados de los años 90.

En Asia, Filipinas abolió la pena de muerte en 2006. Se ha logrado un ligero retroceso de la pena de muerte en China. En 2007 el Tribunal Supremo Popular retomó oficialmente su función de revisar las sentencias que se dictan en China. Según juristas chinos, se espera que con esta revisión el número total de ejecuciones disminuya entre un 20 y un 30% en ese país.

En Marruecos, Argelia y Túnez hay un debate cada vez más intenso sobre la abolición de la pena de muerte. En Marruecos, una Comisión de la Verdad que concluyó su labor en 2005 ha recomendado expresamente la abolición de la pena de muerte.

Fuente: Amnistía Internacional

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