Tristeza y cólera de dos libaneses en Suiza
Ante las bombas israelíes que caen sobre su país, dos libaneses de Suiza expresan su sentimiento de injusticia.
Bilal El-Kassab canaliza su cólera recaudando dinero para ayudar a sus compatriotas en el lugar. Abdallah El-Chami, repatriado con sus dos niños, no deja de pensar en quienes han quedado allá.
Varias decenas de miles de extranjeros han sido evacuados de Líbano desde el comienzo de la ofensiva israelí, el 12 de julio. Entre los 850 suizos repatriados: Abdallah El-Chami y sus dos hijos, Marwan y Samir, 8 años, domiciliados en Marin, cantón de Neuchâtel.
Como cada año fueron a pasar vacaciones de verano con sus familiares que viven en una población situada a una decena de kilómetros de Nabatiyeh, sur de Líbano.
«Llegamos allá el 9 de julio, creo… Era el día de la final del Mundial. Tres días después comenzó la guerra», señala Abdallah El-Chami.
Al principio de la ofensiva, este padre de familia pensó que se trataba de una respuesta más a los ataques de Hezbolá. «A mis hijos les dije que eran petardos». Después, los aviones comenzaron a bombardear las rutas y los edificios. Cuatro viviendas fueron destruidas en el pueblo de la familia El-Chami.
Abdallah El-Chami se dió cuenta de que la ofensiva era más importante de lo imaginado. Sus hijos no alcanzaban a comprender lo que ocurría. «Comenzaron a tener miedo al ver que las mujeres y los niños lloraban. Entonces, comprendieron. Tuve que decirles que es la guerra. El corazón de Samir latía precipitadamente».
Imágenes insoportables
Al mismo tiempo, en Suiza, Bilal El-Kassab descubría en el televisor las primeras imágenes de los ataques israelíes. «Al principio creí que era una pesadilla de la que iba a despertar», recuerda este libanés de Berna.
«Es increible. Apenas unos días antes yo buscaba un boleto de avión para ir a Líbano. Todos mis amigos me dijeron: «Ven, se acaba de abrir una nueva discoteca y parece que es genial». Luego, de repente, se cerró el aeropuerto y había cráteres en las pistas de aterrizaje».
Bilal El-Kassab se siente ahora lleno de ira y de un sentimiento de injusticia. «Nos esforzamos para reconstruir el país, para darle un poco de normalidad y creímos haberlo logrado, que la guerra quedaba atrás, que acogeríamos a muchos turistas, que la economía se revitalizaría… Y ahora, inesperadamente, volvemos a los peores momentos de la guerra.»
Ponerse en marcha y partir
En el sur del Líbano, Abdallah El-Chami sólo pensaba en una cosa: partir, llevar a sus hijos a Suiza. Así las cosas, trata de dejar el pueblo, pero las rutas están bloqueadas, los puentes destruidos y las bombas siguen cayendo sobre su camino. Desiste. Momentáneamente.
Al día siguiente, los ataques se intensifican. El padre de familia decide llamar a la embajada de Suiza en Beirut. «Fueron muy atentos, pero nos explicaron que estábamos muy aislados. No podían venir hasta nosotros».
La embajada les aconsejó encontrarse en Nabatiyeh. La familia emprendió ese trayecto en el taxi de un habitante del pueblo. «Las bombas caían delante nuestro, pero yo quería continuar. Encontramos atajos en las montañas». Tres días después, Abdallah, Samir y Marwan llegaban por fin a Beirut.
El retorno a Suiza
Allí, la embajada se ocupó de repatriarlos en autobús hasta Damasco, Siria, donde les esperaba un vuelo para traerlos a Suiza. Al día siguiente eran acogidos por su familia en la estación de Neuchâtel.
«Aquí uno se siente seguro. El primer día no fue fácil para Samir y Marwan. Ahora les va mejor, ya van a bañarse y juegan con sus amiguitos. La pesadilla ha terminado y la vida retoma su curso para ellos».
Él se siente aliviado por sus hijos, pero ya no puede alejarse del televisor sin dejar de pensar en quienes quedaron allí, «en esa gente que está bajo las bombas, en esos niños que nada pueden hacer».
Repentino e intenso
«La guerra ya la hemos vivido, pero ahora no es lo mismo. Esta vez, en cuatro o cinco días han lanzado tantas bombas como en Irak. Es mucho más agresivo».
Lo inesperado y la intensidad de la ofensiva israelí han afectado también a Bilal El-Kassab: «Se han causado muchos daños en un mínimo de tiempo», señala. Para canalizar su cólera y su frustración trata de ser útil.
«En mi trabajo hemos organizado una recaudación de fondos para enviarlos a Médicos Sin Fronteras en Líbano. También buscamos medicamentos, pero mientras el país esté bajo embargo marítimo y aéreo, no es sencillo dirigir la ayuda hasta allí».
swissinfo, Alexandra Richard
Israel ha lanzado su ofensiva contra el Líbano el 12 de julio, tras el secuestro de dos de sus soldados por el movimiento islamista Hezbolá.
En total unas 400 personas, entre ellas 300 civiles, han muerto en Líbano desde el comienzo de la ofensiva, y unas 800.000 personas quedaron desplazadas.
En Suiza, la ministra de Relaciones Exteriores Micheline Calmy-Rey ha condenado la respuesta «desproporcionada» del ejército israelí al tiempo de juzgar «condenables» las agresiones de Hezbolá.
Suiza ha pedido a las dos partes que respeten las disposiciones del derecho internacional humanitario.
Los ciudadanos suizos en Líbano que deseen dejar el país deben comunicarse con la embajada de Suiza en Beirut: 01 324 129.
Las personas que tienen parientes o amigos en la región pueden comunicarse con la División Política VI del DFAE: +41 31 324 98 08.
En caso de urgencia fuera de horas laborales, el servicio de piquet está habilitado las 24 horas del día: +41 31 323 30 99.
El DFAE pide no llamar desde Suiza a la embajada en Beirut: las líneas están reservadas para las personas que se hallan en Líbano y necesitan ayuda.
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