Un poeta hispano-suizo renueva la literatura dialectal
Es hijo de una santanderina, se crió en Langenthal, trabajó siete años como albañil y estudió literatura española. Pedro Lenz es uno de los poetas suizos más conocidos. Este año recibió el premio cultural de la ciudad de Berna.
Lenz no se contenta con un solo registro. Es poeta, columnista, escritor de teatros, relatos y novelas. Su lengua es el dialecto, su estilo el monólogo, su contexto lo local, y sus protagonistas son gente como tú y yo.
«Mi madre es española y mi padre hablaba muy bien el castellano. En casa hablábamos el castellano. El dialecto suizo-alemán lo fui aprendiendo en la escuela. Más tarde aprendí el alto alemán». Así describe el autor bernés cómo se apropió de las lenguas que le rodeaban desde la infancia y que le acompañan hasta hoy.
A los 16 años empezó el aprendizaje de albañilería y trabajó durante siete años en la construcción. Fue en ese período cuando sintió la necesidad y el ímpetu de escribir. Y consciente de que le faltaba la base para redactar relatos literarios, decidió hacer el bachillerato para estudiar literatura.
Durante el estudio de la literatura española se familiarizó con las obras de autores como Francisco Umbral, Josep Plà y César González Ruano, que le introdujeron en el arte de escribir columnas, o de novelistas como Juan Marsé, que le sirvieron de modelo para encontrar su propio estilo.
«Podía leer a esos autores españoles durante noches enteras, me levantaba al día siguiente y me ponía a escribir, sin incurrir en el desliz de copiar su estilo, porque mi lengua de escritura es el alemán», puntualiza.
Un cronista de lo provincial
Pedro Lenz trabaja actualmente en su primera gran novela con el título provisional Inland, que se publicará el año que viene. Este año recibió el premio de literatura de la ciudad de Berna y fue el único autor suizo nominado para el certamen literario Ingeborg Bachmann, que se celebró el pasado junio en la ciudad austríaca de Klagenfurt.
Sus relatos, que a lo largo de los últimos años ha presentado en un sinfín de veladas en toda Suiza, narran la historia de figuras aparentemente sacadas de la realidad cotidiana. Pero Lenz admite que la redacción es un proceso altamente artificial y que sus protagonistas son creaciones ficticias.
Eso no quita que sus protagonistas no compartan ciertos rasgos con personas que ha observado en el día a día.
La cotidianidad como contexto
Sus figuras suelen contar andanzas personales, existencias penosas, problemas familiares, y dan mil rodeos antes de llegar al grano. La memoria es un concepto clave en este novelista de Langenthal.
«Primero me interesa descubrir el habla cotidiana de la gente. Con frecuencia observo que suele hablar de forma repetitiva y retrospectiva, sobre todo la gente mayor. Habla de mil cosas diferentes hasta que llega al argumento esencial. Yo intento recrear esta forma narrativa.»
El humor como lubrificante
Pedro Lenz no pertenece a la clase de bohemianos que se levantan a las once de la mañana para pasear por la ciudad y buscar la inspiración en un ocioso quehacer. Es un escritor disciplinado. A las 8h30 ya está en su despacho y empieza a trabajar. Redacta una media de 3 páginas por día.
Su vena bohemiana la disfruta cuando se reúne con sus autores compañeros, mientras viaja en tren a una velada literaria o al regresar de una. Es en esos momentos cuando percibe situaciones diarias que le inspiran.
«Una vez oí hablar a un portero que reprendió a un niño por una travesura. Mientras lo estaba reprimiendo, empezó a hablar de problemas personales. Enseguida me di cuenta que ésta podía ser una situación de arranque para un relato.»
«Escribí un texto sobre un hombre, que narra un cuento a los niños. Y mientras está hablando de una princesa, se sale de la narración para denostar a los famosillos de la prensa rosa. De repente se despista otra vez para hablar de su novia que lo dejó y de lo duro que eso fue para él.»
«El protagonista se aparta de la estructura narrativa para contar cosas personales, lo cual confiere al relato una nota humorística. El humor y la tragedia son dos cosas que se compenetran. Nunca utilizo el humor para expresar agudezas, sino más bien como lubrificante para contar hechos trágicos.»
Lengua y oralidad
Las figuras de Pedro Lenz suelen ser narradores en primera persona. Una de las formas literarias más recurrentes en la obra de este autor, de 43 años, es el monólogo.
«El monólogo es una forma muy gratificante para las veladas literarias, porque me permite hablar desde la perspectiva de mis protagonistas. Esto implica, desde luego, que uno se puede identificar con sus figuras. Pero la ventaja es la inmediatez de la oralidad porque falta la instancia del narrador», explica.
La oralidad es un tema crucial para Lenz. «Me permite acercarme de forma directa a un público no tan instruido. Me parece muy interesante hacer literatura tanto para los interesados como para los inexpertos. Hay mucha literatura que es difícil de comprender para gente con una formación modesta. Quiero que el umbral de accesibilidad a mis textos sea lo más bajo posible para que todo el mundo tenga la oportunidad de conocerlos. Al mismo tiempo me gusta incluir finezas que pueden gustar al lector conocedor», recalca.
El dialecto como medio para crear inmediatez
Para transmitir la inmediatez de los diálogos de sus protagonistas, Pedro Lenz prefiere recurrir al dialecto. El dialecto bernés es considerado como uno de los idiomas más placenteros de la Suiza de expresión alemana, donde el suizo-alemán es el idioma que la gente suele hablar tanto en la calle, como en casa y en el trabajo.
«El dialecto es una posibilidad para hacer literatura con el idioma que utilizamos cada día. Hay gente que desprecia la literatura dialectal porque la considera una letra provincial. A esa gente hay que recordar que hay más suizos que hablan el dialecto que eslovenos el esloveno o lituanos el lituano», concluye.
swissinfo, Antonio Suárez Varela, Berna
Pedro Lenz, hijo de madre española y padre suizo, nació en Langenthal, en 1965. Actualmente vive en la ciudad de Berna.
En 1981 completó la formación como albañil. En 1995 aprobó la selectividad. A continuación estudió varios semestres Literatura Española en la Universidad de Berna.
Lenz trabaja como poeta, escritor y columnista para el semanario WOZ y los diarios Der Bund y Langenthaler Tagblatt.
El autor es miembro de los proyectos teatrales ‘Hohe Stirnen’ (‘Frentes altas’) y del grupo de recitales de performance ‘Bern ist überall’ (‘Berna es ubicua’).
Ha escrito obras de teatro, ha producido programas para la radio suiza DRS y ha editado varios audiolibros.
Publicaciones:
– Das kleine Lexikon der Provinzliteratur, ed. Bilgerverlag, 2ª edición junio, Zúrich, 2008 [Pequeño léxico de la literatura provincial]
– Angeri näh Ruschgift. Monologe der Leidenschaft, ed. Der Gesunde Menschenversand, Berna, 2007 [Otros toman drogas: monólogos de la pasión]
– Im Kairo, ed. Der Gesunde Menschenversand, Berna, 2006
– I wott nüt gseit ha. Monologe des Kummers, ed. Menschenversand, Berna, 2004 [No quiero haber dicho nada: monólogos de la aflicción]
– Tarzan in der Schweiz. Gesammelte Kolumnen zur gesprochenen Sprache, ed. X-Time, Berna, 2003 [Tarzán en Suiza: compendio de columnas para la lengua oral]
– Die Welt ist ein Taschentuch. Gedichte von da, von dort und von drüben, ed. X-Time, Berna, 2002 [El mundo es un pañuelo: poemas]
Distinciones:
– Premio de cultura de la ciudad de Berna
– Nominación para el Premio literario Ingeborg Bachmann
– Beca de literatura de la ciudad de Berna para estancia en Glasgow (Escocia)
– Premio de cultura de la ciudad de Langenthal
– Premio de las artes menores Goldener Biberfladen de Appenzell
– Premio de literatura de la Central Suiza de Formación Obrera
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