A nado a través de la capital suiza
Chapuzones en las aguas frescas del río, voces de felicidad, rostros que asoman y se sumergen, y hasta un par de perros… Ese paisaje idílico corresponde al Río Aare en tiempos de estío. Para aquellos que visitan por primera vez la capital helvética es sorpresivo el encuentro entre los lugareños y su sitio privilegiado de recreo veraniego. (Diccon Bewes, swissinfo.ch)
La mejor manera de refrescarse en un día de calor intenso, dicen los berneses, es llegar a casa, atrapar el traje de baño y dirigirse al Aare para zambullirse en sus aguas nítidas y refrescantes. En las últimas jornadas, con sus temperaturas agobiantes, buena parte de la población ha disfrutado de su “natación urbana”.
Con sus casi 300 km, el Aare es el río más largo en el interior de la geografía suiza. Su fuente se encuentra en los Alpes de Berna, en el glaciar Aare. En su camino a través del país pasa por la ciudad de Berna, donde serpentea por el casco antiguo, un patrimonio mundial de la UNESCO, definiendo las fronteras naturales del centro de la ciudad.
La afición bernesa de sumergirse y dejarse llevar por la corriente de su río, está reservada, sin embargo, para los buenos nadadores: el Aare tiene una corriente rápida y su agua fría puede causar calambres. Los nadadores inexpertos pueden subestimar su poder. Como siempre, hay que escuchar a los lugareños, y a su campaña ‘Aare You Safe’. Dicho de otro modo: ¡No corra riesgos!
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