Zhang Gaoli, el dirigente chino acusado por la tenista Peng Shuai
Con aspecto austero y apocado, Zhang Gaoli era uno de los dirigentes más discretos del régimen comunista chino. Pero a sus 75 años, el antiguo viceprimer ministro se encuentra en el corazón de un escándalo sexual de repercusión mundial.
El viceprimer ministro entre 2013 y 2018 fue acusado a principios de noviembre por la campeona de tenis Peng Shuai de haberla forzado a una relación sexual hace tres años en un mensaje rápidamente censurado por las redes sociales chinas.
El mundo del tenis se preocupó por la suerte de la tenista, invisible durante tres semanas, pero Zhang Gaoli no ha dado señales de vida, ni siquiera para desmentir las acusaciones.
Nacido en noviembre de 1946 en Jinjiang, en la provincia oriental de Fujian, fue miembro durante cinco años de la élite del régimen chino: el comité permanente del Buró Político del Partido Comunista, que cuenta con siete miembros, entre ellos el presidente Xi Jinping.
Último en la jerarquía de este órgano, donde estaba encargado de supervisar las grandes infraestructuras, estaba considerado como el séptimo en la línea de comando del país.
Durante cinco años «Zhang Gaoli fue muy gris», dice el politólogo Willy Lam, de la Universidad China de Hong Kong. «No se distinguió de ninguna manera y su nombre no se asoció a ningún logro particular», insiste.
Antes de dejar el poder en 2018, estuvo al frente de un grupo de trabajo sobre la preparación de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, que empezarán en febrero.
En este cometido, en junio de 2016 recibió en Pekín al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) Thomoas Bach, el mismo que habló por videoconferencia el domingo con Peng Shuai, que le dijo que todo iba bien.
– Poderosos respaldos –
Zhang Gaoli es considerado cercano al primer ministro Li Keqiang y, sobre todo, al expresidente Jiang Zemin (1993-2003) que, pese a sus 95 años, conserva influencia en las esferas del poder como líder de la conocida facción del Grupo de Shanghái.
«Pudo escalar en la jerarquía gracias al apoyo de poderosos dirigentes», dice Lam a AFP.
El estallido de este escándalo días antes de la apertura de una importante reunión del Comité Central del Partido Comunista Chino ha hecho suponer a algunos que Zhang era víctima colateral de una disputa entre Xi y su predecesor Jiang Zemin.
En la reunión, Xi Jinping hizo aprobar una resolución sobre los cien años de la historia del partido que hablaba maravillas de su gestión y minimizaba los aportes de Jiang Zemin.
Es «posible» que Xi Jinping haya «buscado lanzar una advertencia al Grupo de Shanghái» atacando a uno de sus miembros justo antes de la reunión, apunta Willy Lam.
Aunque sus éxitos sean discretos, Zhang Gaoli no se había visto hasta ahora salpicado en asuntos financieros como muchos otros responsables chinos vinculados a grandes empresas.
«Su balance es relativamente limpio», dice Lam.
Diplomado en economía, Zhang hizo gran parte de su carrera en una empresa pública del sector petrolero en la rica provincia de Cantón (sur).
– «Miedo» –
Ahí empezó su ascenso político, primero como gobernador adjunto de la provincia (1988) y después como número uno del partido en la emergente ciudad de Shenzhen, a las puertas de Hong Kong.
Luego tomaría las riendas de la provincia de Shandong (este) y más tarde las de la municipalidad de Tianjin (norte).
En el mensaje que se le atribuye, Peng Shuai afirma haber tenido una primera relación íntima con Zhang Gaoli, 40 años mayor, en Tianjin hacia 2011.
Cuando ya había dejado el poder siete años después, la habría forzado a acostarse con él en su domicilio tras un partido de tenis.
La tenista asegura que la esposa de Zhang estaba al corriente y «hacía guardia en el exterior».
En su mensaje, Peng Shuai evocaba sentimientos por Zhang Gaoli, con unas «personalidades que encajaban bien», y le reprochaba haber arrastrado en una relación amorosa clandestina y tóxica, imponiéndole una convivencia incómoda con su mujer.
«Siempre has tenido miedo a que esconda un magnetófono», escribía dirigiéndose a Zhang. «Lo desmentirás o llegarás a atacarme», continuaba.
Según este mensaje, el político retirado y la jugadora siguieron siendo amantes hasta pocos días antes de estallar el escándalo.