Bayrou descubre las dificultades para formar un Gobierno
Luis Miguel Pascual
París, 16 dic (EFE).- Ya había advertido el primer ministro francés, François Bayrou, que la tarea no sería fácil, pero este lunes comprobó de primera mano las dificultades que tendrá para formar un Gobierno sólido, tras haber comenzado los contactos con las fuerzas políticas.
La situación económica que atraviesa el país apremia a que se forme un nuevo Gobierno que presente lo antes posible unos presupuestos para 2025, en medio de las dudas que plantean sobre la credibilidad francesa las agencias de calificación de deuda.
En su primer día laboral al frente del Ejecutivo, el veterano político centrista recibió sucesivamente a la extrema derecha, a socialistas, macronistas y a la derecha conservadora, al tiempo que recibió la negativa de la izquierdista La Francia Insumisa (LFI) para acudir a las consultas.
Antes de que esta mañana, martes, pasen por su despacho ecologistas, centristas, el pequeño grupo de independientes y, para cerrar, comunistas, Bayrou ya ha podido comprobar que tendrá que componer un Ejecutivo con una montaña de condiciones previas, algunas difíciles de conciliar.
La ultraderechista Marine Le Pen, la primera en acudir al palacio gubernamental de Matignon, acompañada de su delfín, Jordan Bardella, salió con buen talante, dejando de lado que el nuevo Ejecutivo tiene como principal misión construir una mayoría parlamentaria prescindiendo de sus 142 diputados.
Sin grandes conclusiones, el rostro visible de la extrema derecha francesa consideró que el método de diálogo de Bayrou es «más positivo» que el utilizado por su predecesor, el conservador Michel Barnier, al que acabó derribando junto con la izquierda con una moción de censura el pasado día 4, apenas tres meses después de su llegada al poder.
«El método parece más positivo, ahora hay que esperar a que sea útil», declaró Le Pen.
El nuevo primer ministro tiene la lección aprendida y buscará apoyos más sólidos, lo que pasa por convencer a los socialistas de servirle de muleta parlamentaria, pese a que forman una alianza de izquierdas con LFI, totalmente hostil al pacto con Bayrou.
El exprimer ministro Gabriel Attal, jefe de filas de los macronistas, fue el siguiente en la ronda de encuentros y, aunque salió sin hacer declaraciones, su entorno filtró que su actitud fue constructiva.
A continuación le llegó el turno a los líderes socialistas, encabezados por su primer secretario, Oliver Faure, quien a la salida evitó toda euforia y aseguró que no se había pactado nada.
«No hemos llegado a ninguna conclusión. No se ha firmado nada, hemos expuesto nuestras condiciones, que pasan por un cambio de rumbo para acabar con el macronismo», aseguró Faure al terminar la reunión.
Exigencias socialistas
Faure se sitúa en un punto clave. Por un lado, mantiene una posición dura con Bayrou, pero por otro demuestra independencia con respecto a Mélenchon, lo que ofrece un terreno de encuentro para el jefe del Gobierno.
Algo parecido a lo que hizo el líder de la derecha conservadora, Laurent Wauquiez, cuyo entorno hizo también saber que expusieron sus condiciones para apoyar al Ejecutivo.
Una de ellas, no expresada de forma oficial pero sí tácita, puede bloquear el resto: la continuación como ministro del Interior de Bruno Retailleau.
Representante del ala más conservadora del partido y partidario de la mano dura contra la inmigración, la figura de Retailleau es poco aceptable para los partidos de izquierda, que puede demandar su cabeza.
Retailleau se encuentra actualmente en el territorio francés de Mayotte, en el océano Índico, gestionando la crisis provocada por el paso del ciclón Chido, que ha causado una enorme tragedia humana y material. Difícil, en ese contexto, plantear un relevo en ese departamento.
En sus primeras declaraciones, Bayrou ha dejado entrever que cuenta con formar un Gobierno con muy pocos ministros y compuesto de personalidades de peso.
Su objetivo será efectuar nombramientos simbólicos que envíen mensajes claros a la derecha y la izquierda moderadas, una suerte de Ejecutivo de unión que le permita contornear el bloqueo político causado por una Asamblea Nacional sin mayorías y dividida en tres bloques difícilmente reconciliables.
Su primer contacto con la Asamblea será este martes y no será fácil. Bayrou acudirá a la sesión de control al Gobierno y responderá a la oposición en solitario, puesto que el resto del gabinete dimitido no puede hacerlo. EFE
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