Cambian la sociedad y los rasgos de la pobreza
Caritas considera que aumenta el número de pobres en Suiza. Son un millón en la actualidad.¿Vamos hacia una explosión social? Responden dos sociólogos.
Con sensibilidades distintas, los dos especialistas exponen constataciones diferentes de la situación y de sus consecuencias.
Pierre Weiss es diputado liberal (derecha) en el parlamento cantona de Ginebra y sociólogo en la Universidad de dicha ciudad. Su colega Franz Schulthess dirige el Departamento de Sociología de la misma institución.
swissinfo: Creciente disparidad entre los ingresos, exclusión social, desempleo desempleo juvenil, elevado peso de las primas de seguros… ¿Está de acuerdo en que que la población se ve ante el elevado peso de la presión?
Pierre Weiss: En general, lo que caracteriza el periodo de los años noventa hasta hoy es que el mejoramiento continuo de las situaciones individuales llega a su fin.
Desde la mitad de los años setenta hubo una extensión e incluso un crecimiento del Estado social en el sentido amplio (incluyendo el seguro médico).
Las consecuencias son: sangrías suplementarias en el ingreso económico y la reducida posibilidad de que los habitantes del país puedan utilizar libremente sus rentas. En el fondo se puede hablar de una socialización del ingreso.
Ante los perdedores relativos y los ganadores absolutos habría que hacer un balance. ¿Estamos hoy peor que hace diez o cincuenta años? Me sería difícil decirles que sí.
Franz Schulheis: La población se siente sometida a una creciente presión y la situación es cada vez más precaria. Con todo, el pueblo suizo es aún bastante privilegiado.
Las tensiones fuertes que observamos en nuestros vecinos -Alemania, Francia, Italia-, son relativamente moderadas en Suiza: Pero la tendencia es la misma: precariedad y aumento del abismo entre los más ricos y los más pobres.
Según los datos disponibles, constatamos ciertamente que el fenómeno de los ‘working poor’ es cada vez más notable en la sociedad. Eso significa que los salarios más modestos siguen intactos, mientras sube el de vida.
Un número creciente de la población se encuentra en esta categoría donde la gente trabaja mucho pero que a fin de mes apenas puede pagar el alquiler, el seguro médico y el teléfono.
swissinfo: ¿Hay en la gente esa sensación de que las cosas desmejoran…?
P.W.: Sí. Esta divergencia entre la evolución real de las condiciones y la evolución percibida es tan interesante como inquietante.
F.S.: Yo constato un sentimiento de inseguridad. La población teme perder algunas ventajas, ciertas facilidades, cierto nivel de vida. Hay que tomar las cosas en serio: es una señal de alarma.
swissinfo: ¿Existe un límite de resistencia de la sociedad, un momento donde el consenso social comienza a agrietarse?
F.S.: En el siglo 19 muchos hacían de profetas y creían que la cuestión social y la pauperización llegaron a tal punto que debía producirse una revolución. Esas profecías se equivocaron. Yo no voy a entrar en ese terreno movedizo.
Lo que se puede decir es que cualquier sociedad que se da el «lujo» de autorizar una acentuación de las desigualdades en una población habituada a cierto nivel de vida y de seguridad, debe pagar un precio social. Esas personas sufrirán a menudo enfermedades psicosomáticas, dificultades psicológicas que también repercutirán en sus familias y sus hijos.
No hay revolución en el horizonte. Pero toda sociedad debe prepararse para asumir los costos materiales y simbólicos, sobre todo a través de la identidad y la cohesión social.
P.W.: A juzgar por el número de convenciones colectivas de trabajo, ese momento (el de la ruptura) aún no hallegado. Si juzgamos por la evolución de los voto ciudadano, hay efectivamente señales de descontento un poco más inquietantes.
Me refiero particularmente a que hay cierta polarización de votos favorables a los dos partidos parcialmente protestatarios y parcialmente gubernamentales como son la Unión Democrática de Centro (UDC/derecha dura) y el Partido Socialista.
Sin embargo, para que el descontento se exprese de otra manera hace falta que ésta pueda cristalizarse colectivamente. Pero, pasada la misa, los fieles dejan la iglesia…
Entrevista swissinfo: Pierre-François Besson
Según un reciente estudio del Banco Mundial, los suizos son los ciudadanos más pudientes del mundo (media de la fortuna por habitante en francos):
Suiza 817.000
Dinamarca: 725.000
Suecia: 647.000
Estados Unidos: 646.000
Alemania: 626.000
Los países pobres:
Etiopía: 2.480
Burundi: 3.608
Niger: 4.663
Nepal: 4.800
Guinea-Bissau: 5.015
– Según la Oficina Federal de Estadística, 12,5% de la población residente en Suiza en 2004 era pobre; es decir, una de cada ocho personas.
– La Conferencia suiza de instituciones de acción social considera que una persona es pobre si gana menos de 2.480 francos netos por mes; y 4.600 si se trata de un hogar con dos niños.
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