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La investigación suiza mira a largo plazo

Keystone

Campesinos de Tanzania utilizan sus teléfonos móviles para documentar cómo las nuevas pestes y tormentas provocadas por el cambio climático afectan sus cultivos. Un trabajo que se basa en un método de investigación pionero y nacido en Suiza.

“Nuestra idea inicial, un poco ingenua, era que la misión consistiría en comunicar información importante a los campesinos sobre el cambio climático”, recuerda Juanita Schlaepfer-Miller, artista e investigadora de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ), quien viajó a Tanzania para estudiar cómo el calentamiento global afecta a la agricultura.

“Pero pronto se hizo evidente que ellos conocían bien el cambio climático y que, de hecho, ya se estaban adaptando al mismo. Así, el proyecto debió transformarse para crear una plataforma que permite a los campesinos comunicar entre sí las estrategias de adaptación que aplican”, añade.

Los campesinos recibieron teléfonos móviles y formación para utilizarlos, con el fin de poder captar imágenes y grabar audios que muestran el impacto del cambio climático en sus operaciones cotidianas.

Este método de investigación se vincula a los problemas del mundo real, como el calentamiento global, e incluye una supervisión directamente en el terreno y la realización de un trabajo con la población local antes de identificar el objetivo concreto de la investigación. Un esquema conocido entre la comunidad científica como investigación transdisciplinar.

Un método de investigación acuñado por instituciones suizas, pero actualmente retomado en todo el mundo, afirma el profesor Hans Hurni, presidente del Centro de Desarrollo y Medioambiente de la Universidad de Berna.

“Desde el principio queda claro que no estamos llegando a un país con una idea fija y preconcebida de lo que queremos investigar. Llegamos a negociar, a conocer gente, a encontrarnos con otros científicos y no científicos, para identificar juntos el problema y realizar una investigación que también será conjunta. (Suiza) está realmente a la vanguardia en este terreno porque ningún investigador había trabajado así antes”, asegura Hurni a swissinfo.ch.

El apoyo de las comunidades

Los campesinos del proyecto Schlaepfer-Miller han enviado más de 2.000 imágenes, además de audios con entrevistas y todo tipo de descripciones. Este material documental muestra las nuevas pestes que atacan sus cosechas y los estragos producidos por lluvias con una intensidad sin precedentes. La información ha revelado también la existencia de nuevos cultivos que se adaptan espontáneamente a la realidad cambiante que impone el calentamiento global.

Uno de los agricultores especialmente interesado en el proyecto consiguió incluso una beca para cubrir, en calidad de periodista, una conferencia agrícola en su región, lo que le permitió reunir un importante acervo de anécdotas e información que compartió posteriormente con sus paisanos.

Por sus características, este tipo de trabajos sigue en marcha cuando los investigadores ya han regresado a casa, y los campesinos utilizan regularmente sus teléfonos móviles para compartir sus mejores prácticas agrícolas y para transmitir sus hallazgos a la oficina de agricultura más cercana.

“La idea detrás de estos proyectos es constituir una base de información sustentada en la colaboración. Esto permite que, en lugar de obtener la fotografía de una comunidad, se tenga una historia continua y documentada en el largo plazo”, explica Schlaepfer-Miller.

En África, en particular, es muy importante obtener el apoyo de la gente local debido a la magnitud del impacto del cambio climático, añade la investigadora.

Los desafíos

Pese a lo innovador que es el método de investigación transdisciplinaria, Schlaepfer-Miller también tiene claros los retos que enfrenta este peculiar modelo de trabajo. Uno de ellos, aún son pocas las instituciones capaces de valorar correctamente la importancia de los resultados que se obtienen.

“Para mí, esto depende de redefinir lo que consideramos como datos válidos (en una investigación) y de ampliar la definición de conocimiento científico para incluir también el conocimiento local, y quizás también los llamados métodos no cuantitativos”, afirma Schlaepfer-Miller.

Carolina Adler, investigadora de la EPFZ involucrada en un proyecto de ayuda a nepalíes para adaptar su turismo al cambio climático, considera que en este caso en particular la clave de una evaluación apropiada fue asegurar que la institución con la que ella trabajaba tuviera claro desde el principio que se perseguían múltiples metas.

“La gente tiende a reducir exclusivamente el asunto al impacto que tiene el cambio climático, pero a lo largo de las investigaciones hemos visto que los problemas van mucho más allá”, agrega.

Por ello, el éxito en la evaluación de resultados dependerá de lo bien coordinadas que estén todas las partes participantes y de que nadie le cierre la puerta a un nuevo hallazgo o iniciativa.

Asegurar la financiación

Asegurar los fondos necesarios para financiar los proyectos transdisciplinarios es con frecuencia otro de los grandes retos, ya que se trata de trabajos que se desarrollan en el largo plazo y cuyos resultados son inciertos.

Christian Pohl, quien trabaja con Adler en la EPFZ, se ha dedicado durante años a la investigación transdisciplinaria y afirma que muchas instituciones aún tienen serios problemas para comprender este modelo de investigación.

“Existe un gran conflicto entre la investigación tradicional que busca entender algo, y el trabajo transdisciplinario que intenta hallar soluciones, pero también modificar, probar de nuevo, volver a cambiar si es necesario. Creo que las principales fuentes de financiación para la investigación aún no colocan este tipo de proyectos en su radar”, dice Pohl.

El investigador añade que encontrar recursos se torna especialmente difícil si la política roza el terreno de la investigación.

“Recibo numerosos comentarios de que el trabajo se vuelve altamente político si nos reunimos con algún financiador de investigación con alguna orientación política concreta y nos interesa desarrollar un proyecto. Para mucha gente, esto es hacer política y no investigación pura”, refiere.

El rol de Suiza

Suiza goza, en general, de una posición privilegiada con respecto a la adaptación al cambio climático, asegura Christoph Ritz, director ejecutivo del Foro para el Cambio Climático ProClim, integrante de la Academia Suiza de Ciencias.

Esto significa que los suizos tienen el compromiso de ayudar a otros países. Por ejemplo, transfiriendo los modelos de precipitación que se aplican en las regiones alpinas a países montañosos como Nepal, que actualmente enfrenta serios problemas derivados de lluvias cada vez más abundantes provocadas por el cambio climático.

Para Suiza, en opinión de Christoph Ritz, todo es más sencillo. “Nosotros podemos hacer frente al cambio climático, somos ricos y podemos adaptarnos, así que no tenemos un gran problema por resolver”.

“De ahí que nuestra responsabilidad, y también nuestra obligación, sea mirar al resto del mundo y a los 7.000 millones de personas que lo habitan”, puntualiza.

Una de las más grandes organizaciones suizas promotoras del desarrollo de proyectos de investigación transdisciplinaria es el National Centre of Competence in Research (NCCR) North-South. Un programa de intercambio y colaboración entre investigadores de distintos países que potencia la interacción entre el Norte y el Sur.

Mientras las instituciones del Norte y de Occidente tienden a estar a la vanguardia en materia de investigación ligada al cambio climático, los países del Sur y del Hemisferio Oriental suelen ser los más afectados por este fenómeno.

El NCCR está dividido en ocho regiones geográficas donde los proyectos operan a través de oficinas satélites, cuya función es promover la investigación.

Una de las oficinas sede se encuentra en Suiza. Y el NCCR es uno de los 27 Centros Nacionales de Competencia en la Investigación puestos en marcha por el Fondo Nacional Suizo para la Investigación Científica (FNS).  El NCCR trabaja en asociación con la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) para asegurar que la financiación fluya para proyectos de investigación transdisciplinaria.

Hans Hurni, director del NCCR Norte-Sur, afirma que Suiza está para dar apoyo a otros países: “No queremos que se den por vencidos, por ello elegimos lugares como África Occidental, África Oriental, Asia, Asia Meridional, Nepal, y en general países donde la cooperación al desarrollo ya está presente”.

Finalmente, expresa que “no debe olvidarse que Suiza depende completamente de otros países. Tenemos relaciones económicas con todos los estados de Europa y con muchos países en desarrollo también. Así que esta relación es la base de nuestra vida. Importamos el 50% de la comida que consumimos, así que lo que suceda en otros países con los que tenemos relaciones es relevante también para Suiza”.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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