No del Parlamento a moratoria sobre OGM
Tras de que lo hiciera la Cámara alta, la Cámara baja rechazó este martes la iniciativa popular "por alimentos producidos sin manipulaciones genéticas".
El debate parlamentario quedó concluido. Ahora, corresponde al pueblo pronunciarse al respecto.
La iniciativa solicita la prohibición, durante cinco años, de la importación y distribución de plantas, partes de las plantas y semillas genéticamente modificadas destinadas a la agricultura, la horticultura y la economía forestal.
La moratoria incluye también a los animales de renta genéticamente modificados. Los precursores no se oponen, sin embargo, a la importación de productos alimenticios derivados de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
A pesar de que el tema ha sido debatido en diferentes ocasiones en los últimos años, la Cámara baja sólo confirmó su rechazo al final de un amplio debate.
Los mismos frentes, argumentos similares, casi los mismos actores y un nerviosismo que recordaba el ambiente descrito en el documental ‘Maíz en el Palacio de Gobierno, la ingeniería helvética’ del cineasta Jean-Stéphane Bron.
Oscurantismo
Sus opositores, la derecha y el ministro de Agricultura y Economía, Joseph Deiss, han calificado la moratoria de superflua.
Suiza cuenta con una ley muy severa en materia de ingeniería genética, que comprende la diseminación de OGM y que satisface la mayor parte de reivindicaciones de los precursores de esa medida, de acuerdo con Joseph Deiss.
Para quienes de oponen a la moratoria, esa medida no resuelve nada, amén de que hasta ahora no se ha presentado en Suiza ninguna solicitud de autorización para algún cultivo de OGM. En tal caso, la autorización necesitaría muchos años, explicó el ministro.
Con una moratoria perderíamos competencias en Suiza. La moratoria frenaría violentamente el desarrollo y la investigación, además de que entrañaría un éxodo de investigadores, asegura Martine Brunschwig Graf.
Los opositores a esa medida esgrimen las conclusiones de un estudio en la materia según el cual es posible la cohabitación en la agricultura con o sin OGM.
Joseph Deiss ha subrayado que el gobierno reglamentará estrictamente la coexistencia antes de aceptar cualquier autorización de cultivos de OGM.
Por un sello libre de OGM
El campo ecologista, con una parte de los representantes de los campesinos en la Cámara baja, no logró imponerse. Advierten, sin embargo que la mayoría de los agricultores y de los consumidores no quiere saber nada de los OGM. «Su adopción sería una provocación», afirmó el representante Josef Kunz.
La agricultura suiza no puede ser competitiva en la producción masiva. Su oportunidad reside en cultivos exentos de OGM, argumentan quienes rechazan ese tipo de productos. La cohabitación no es posible en un país tan pequeño y con superficies agrícolas tan parcializadas. Entonces, hay que darse el tiempo de examinar minuciosamente los riesgos, asientan.
Sin ello, y en caso de que la cohabitación fracase, la libertad de elección de los consumidores estaría definitivamente amenazada, porque no se podría dar marcha atrás, advierte Geraldine Savary.
El pueblo decidirá
Al final, los partidarios de la moratoria no llegaron a revocar la decisión, aunque casi lo lograron. La Cámara baja recomendó el rechazo de la iniciativa por 91 votos contra 88 y dos abstenciones.
Ese rechazo en ambas cámaras cierra definitivamente el debate parlamentario. Ahora corresponde al pueblo manifestarse. Las cerradas votaciones en el Consejo Nacional permiten pronosticar que la ciudadanía también estará muy dividida sobre el asunto.
swissinfo y agencias
La Cámara baja rechazó la iniciativa que pedía una moratoria de cinco años en los OGM en la agricultura.
El resultado del voto fue muy cerrado: el texto obtuvo 91 votos en contra, 88 a favor y dos abstenciones.
La Cámara alta había claramente rechazado la iniciativa con 32 votos contra 7.
La iniciativa «por alimentos producidos sin manipulaciones genéticas» fue introducida el 18 de septiembre del 2003.
Sus precursores obtuvieron 120.824 firmas válidas.
La mayor parte de las firmas proceden de los cantones de Zúrich (29.854) y de Berna (20.196).
Esta iniciativa se conoce también bajo el nombre de StopOGM.
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