¿Reemplazarán los robots a los maestros?
¿Los robots suplantarán a los profesores? Los expertos ven en ellos un enorme potencial, ya sea en las aulas o a través de la enseñanza a distancia. Pero también anticipan peligros en caso que estas máquinas se vuelvan demasiado humanas.
“Buen día a todos, yo soy Lexi”. Con esas palabras, un robot humanoide saluda a los estudiantes de la Universidad de San Gall. El interés es significativo. La sala de conferencias está repleta.
Sabine SeufertEnlace externo, profesora en gestión e innovaciones pedagógicas de la Universidad de San Gall, utilizó el robot por primera vez en sus cursos, a modo de prueba, en 2019. ‘Lexi’, dotado de inteligencia artificial, ya era capaz de realizar tareas auxiliares sencillas. La universidad busca actualmente nuevas aplicaciones.
Por su parte, ‘Thymio’, no parece para nada humano, a no ser por su capacidad para enseñar. Con este minirobot, niños en toda Suiza aprenden la programación. Y pueden ver también un resultado concreto: por ejemplo, un dibujo que les encargaron diseñar.
Los robots tales como ‘Lexi’ y ‘Thymio’ son la punta de lanza de la transformación numérica que se experimenta actualmente en las aulas de las universidades suizas. La pandemia de la COVID 19 y la enseñanza a distancia instaurada en diversos centros, refuerzan este cambio tecnológico.
Sin embargo, las preguntas abundan: ¿qué potencial pedagógico ofrecen estos útiles? ¿La utilización de robots educativos permite reducir la fractura digital en el seno de la sociedad? ¿Están preparadas las escuelas y universidades para este paso?
Suiza se encuentra actualmente bastante avanzada en el desarrollo de tales sistemas, según Francesco MondadaEnlace externo, codirector del Polo de Investigación Nacional Robotics Enlace externo que cuenta con el apoyo del Fondo Nacional Suizo para la Investigación Científica. Enlace externo “Nosotros concebimos algunas de las normas internacionales”, señala.
Sin embargo, a nivel de aplicación práctica, el país no se encuentra entre las naciones líderes. Según Sabine Seufert, en unos diez a quince años estará en condiciones de utilizar eficazmente los robots en la educación.
En la enseñanza a distancia, la profesora ve más posibilidades a través de la utilización de chatbots, como los que se encuentran en los sitios Internet de los bancos o compañías de seguros. Esos asistentes virtuales favorecen la interacción y permiten acompañar a los educadores.
Sabine Seufert está convencida de que utilizar un chatbot como tutor tiene sentido, especialmente en el aprendizaje de idiomas, actividad que requiere mucha repetición. Se trata de un valioso apoyo para el aprendizaje, porque “en la actualidad, los profesores están completamente desbordados, con 20 o 25 alumnos por clase”.
Muchas escuelas aún no están preparadas
“Un robot puede romper los códigos tradicionales en un aula y provocar un gran interés. Aporta una nueva dinámica en la clase”, explica Francesco Mondada, quien también es profesor en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), donde dirige el Centro de Ciencias del Aprendizaje (LEARN) Enlace externo.
En la práctica, otros países están más avanzados. Francia, por ejemplo, utiliza desde hace años lo robots como útiles de programación. La informática es una materia obligatoria. Pero no todas las escuelas tienen los medios para utilizar robots.
“En Suiza, comenzamos a introducirlos en ciertos manuales escolares. Pero la mayor parte no incluye robótica como herramienta”, indica Francesco Mondada. Muchas veces las escuelas no están todavía en capacidad de utilizar un robot, señala. La causa: la debilidad de la red local inalámbrica (WLAN) o, incluso, el hecho que hay educadores que no cuentan siempre con su propia computadora. “Se puede integrar un humanoide, ¡pero a veces la escuela no cuenta ni siquiera con un técnico!”, enfatiza Mondada.
La iniciativa Digitalswitzerland Enlace externo, que promueve la innovación digital en Suiza, «sin duda tiene un potencial aún sin explotar, aunque las escuelas han fecho progresos significativos en la introducción de robots para la enseñanza».
“El desafío actual es no aumentar la fractura digital, porque no todas las familias están equipadas con las tecnologías necesarias y adecuadas», escribe Digitalswitzerland, contactada por swissinfo.ch.
Esta plataforma nacional e intersectorial pretende “convertir a Suiza en el primer polo mundial de innovación digital”.
En la clasificación de competitividad numérica realizada por el instituto IMD, Suiza descendió un puesto en 2020, pasando del 5º al 6º lugar, mientras que se situó en el 3º sitio en el ámbito del conocimiento, que incluye la educación y la formación.
Para aumentar la competitividad numérica, Digitalswitzerland lanzó en 2018 la Computational Thinking InitiativeEnlace externo (Iniciativa de reflexión informática) que incluye al robot ‘Thymio’. El objetivo es promover las futuras competencias digitales en las escuelas de toda Suiza.
La iniciativa Digitalswitzerland Enlace externo, que promueve la innovación digital en Suiza, «sin duda tiene un potencial aún sin explotar, aunque las escuelas han fecho progresos significativos en la introducción de robots para la enseñanza».
Sabine Seufert menciona un sector de aplicación en el que Suiza se encuentra a la vanguardia: desde hace años pequeños robots denominados ‘Nao’ van a la escuela para reemplazar a los niños enfermos permitiéndoles interactuar con la clase. “Es un proyecto excelente que demuestra que los robots educativos pueden aportar un valor agregado”, subraya la profesora.
Comprender y no solo jugar
El desafío es no solamente contentarse con jugar con un robot, subraya Francesco Mondada. “En lugar de comprender los diferentes conceptos que implica el uso de un robot, muchos proyectos se limitan a dejar que los alumnos jueguen”. Solamente cuando los profesores han comprendido los diferentes conceptos de un robot, este puede ser utilizado eficazmente”, afirma.
Francesco Mondada desarrolló el mini robot ‘Thymio’Enlace externo. Este instrumento educativo puede programarse muy fácilmente y propone una introducción a la robótica. El objetivo es mostrar a los profesores el potencial de este útil y la manera como puede ser empleado de forma interesante para la enseñanza.
Según Francesco Mondada es evidente que todavía la brecha que existe entre la ciencia y la escuela es grande. Con el Centro de Ciencias del Aprendizaje se propone cubrir el sector en su conjunto, desde la base conceptual científica hasta la práctica. “Queremos reducir esa brecha”, enfatiza.
Emociones, pero no humanas
Los expertos ven un peligro en el hecho de que los niños desarrollen un vínculo emocional demasiado fuerte con un robot humanoide. Francesco Mondada cita un ejemplo registrado en el ejército estadounidense: los soldados estaban dispuestos a salvar a un robot con su propia vida. Sabine Seufert, completa, que en Japón, ya hay gente que se casa con robots.
Hay que aprender a conocer el funcionamiento de los robots y adquirir las competencias necesarias para poder utilizarlos, reflexiona la profesora. “Simplemente, no es un ser humano, aunque muestre emociones”. Se trata de reflexionar sobre este aspecto para no alejarse del valor agregado que pueden aportar estas máquinas solo por el hecho de que “exista el peligro que se cree un vínculo demasiado fuerte”.
La tendencia de los robots educativos va, sin duda, en la dirección de la inteligencia artificial, coinciden ambos expertos. Un robot le pone cara. La EPFL desarrolla un proyecto Enlace externo en el que los estudiantes no solamente utilizan robots como ayuda para el aprendizaje, sino que también les aportan sus propios conocimientos.
¿Qué pasará en el futuro? Según Sabine Seufert, no es imaginable que los robots lleguen a sustituir a los profesores, al menos en Europa. “Como educadores, la creatividad y el entusiasmo son nuestro trabajo. Una máquina nunca podrá sustituir estos elementos”. Sin embargo, parte de la enseñanza puede ser asegurada, sin duda, por un robot, concluye.
Traducido del francés por Sergio Ferrari
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