Un pedacito del Jungfrau o del Monte Cervino
De la montaña a la tarjeta postal: dos suizos han puesto en el mercado tarjetas con trocitos de los turísticos picos suizos y otros sitios famosos.
Personas con discapacidades se encargan de unir las piezas que conforman la tarjeta. El franqueo de estas postales es el mismo que el de una postal corriente.
Aquel que recibe una postal con el panorama de los Alpes suizos se congratula de que alguien se acordó de él o de ella en sus vacaciones, pero no brinca de entusiasmo. En cambio, si recibiera una tarjeta con pedacitos del mismísimo Monte Cervino, del Eiger o de la Jungfrau, sería una cosa distinta.
Esta singular tarjeta ya es una realidad. Ha sido creada por los originarios del cantón del Valais, Jean-Bernard Quarroz y Pierre-André Zufferey, de la firma Rock in the Box.
Desde hace más de una década el concepto rondaba la cabeza de Quarroz. Su primera idea fue meter trocitos del Monte Cervino en una caja y venderla así a los turistas.
Ocurrencia de la esposa
Junto con Zufferey creó diversos prototipos para el embalaje del ingenioso contenido: hechos de piel, aluminio y plástico.
Pero la idea final llegó cuando la esposa de Zufferey les envío una postal en la que estaba incrustada una concha.
De esta forma, los dos amigos construyeron un tipo de carta postal en la que se incluía un pequeño recipiente de tres centímetros de largo por uno de ancho.
De inmediato registraron el concepto en la oficina de patentes y recibieron el permiso para recolectar piedras del Monte Cervino. La puerta al mercado fueron los kioscos del turístico Zermatt.
El costo del franqueo por una postal de éstas es el mismo que el de las «comunes y corrientes».
Piedritas del Grindelwald, Chillon y Greyerz
Su éxito ya traspasó las fronteras del cantón del Valais.
En la región bernesa de Grindelwald, los picos del Eiger, el Mönch y la Jungfrau ya aparecen en las postales Rock in the Box.
También pedacitos del castillo de Chillon, en el cantón de Vaud, y el pavimento del famoso pueblito friburgués de Greyerz.
Y pese a que estas tarjetas cuestan tres o cuatro veces más que las convencionales, su venta es todo un éxito: ya se han vendido varios miles de ejemplares en este año.
Personas con discapacidad: integración y terapia
En su producción toman parte personas con alguna deficiencia mental. Son ellas las que más deben beneficiarse de su venta.
Quarroz, quien asiste en la Fundación del Valais para personas con discapacidad mental, lleva las tarjetas a los talleres de esa organización para su terminación.
Para estas personas es un enriquecimiento el participar en un proyecto comercial, explica Quarroz.
Comenzando por el proceso de la integración; por ejemplo cuando entregan las tarjetas a la oficina postal para su envío a los vendedores en las regiones turísticas.
«Les saludan y reconocen. Algo importante para su integración», dice Quarroz.
También reciben un salario, lo que resulta de un gran valor terapéutico. Con ello se les reconoce su trabajo y la gente dice: «¡Ah! Son ustedes los que las hacen.»
Las personas con discapacidades se encargan concretamente de unir las piezas que componen la tarjeta. Su impresión se realiza en Siders y las piedras son talladas hasta su tamaño exacto en una cárcel del Valais. Las cajitas plásticas se producen en Alemania.
Una condición, la participación de discapacitados
Quarroz defiende la colaboración de personas con deficiencias mentales. De esta manera, el Centro Regional para Discapacitados en Interlaken es el que participa en la terminación de las tarjetas vendidas en esa región.
Por el momento, las otras tarjetas son todavía trabajadas en el cantón del Valais. Las postales con piedritas del Greyerz también buscan una institución similar en el cantón de Friburgo para que sean terminadas por manos de discapacitados que, de otra forma, corren el riesgo de la exclusión social y de la carencia de ingresos financieros.
swissinfo y Pierre Berclaz, sda
Traducción: Patricia Islas
Pese a su valor, las tarjetas con trocitos de roca, muro o pavimento de regiones turísticas suizas se venden bien.
Se venden en los kioskos de Zermatt, Grindelwald o Greyerz.
Talleres para personas con discapacidades colaboran en su realización. Es una forma de apoyo a su integración y autoestima, ya que reciben un salario por su trabajo.
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