«El circo es la última forma anarquista del arte»
Ueli Hirzel, uno de los más grandes exponentes del ‘nuevo circo’, es uno de los invitados a la primera Semana Suiza que busca estrechar lazos entre ambos países. Este suizo, que mantiene una larga y estrecha relación con Chile, presenta el espectáculo teatral aéreo ‘Un Horizonte Cuadrado’.
“Yo viví en esa calle de enfrente durante algunos meses, mientras preparábamos los ensayos de una obra”, comenta a swissinfo.ch Hirzel, mientras bebe su café en un pequeño restaurante de Lastarria, barrio santiaguino reconocido por su bohemia y actividad cultural.
Este suizo oriundo de Zúrich ha sido un referente y una fuente de inspiración para muchos artistas, y el primero en traer a Chile montajes en la línea de lo que hoy se conoce como ‘nuevo circo’, una disciplina muy libre, que combina técnicas circenses con recursos teatrales, de gran riqueza expresiva y estética, con cuotas de humor y poesía.
“A mí no me interesa cómo le llamen, lo que me importa es que me da la posibilidad de hacer lo que quiero, es libertad… El circo es la última forma anarquista del arte. No es una disciplina académica, no hay historia del arte que la analice o la sistematice”, precisa.
Fue esa libertad, además de la espontaneidad y el contacto directo con el público, lo que más le atrajo del circo en su juventud:
“Estudié actuación y dirección de televisión. Pero cuando comencé a trabajar me di cuenta de que no era lo que quería. Soy de la generación de 1968, un periodo en que -como sucede hoy- los jóvenes estaban muy movilizados. Queríamos salir del orden establecido, de lo convencional, necesitábamos otras maneras de expresarnos”.
La televisión no era suficiente, tampoco el teatro tradicional, que le resultaba “demasiado intelectual, muy académico”. Casi por casualidad (al lado del canal de televisión donde trabajaba se instaló una carpa circense) encontró lo que buscaba:
“Para mí fue muy importante descubrir el circo, porque me di cuenta de que no es solo ejercicios artísticos, sino que incorpora una manera de hacer teatro en verdad popular, como comedia del arte”.
Autodidacta
Como en ese tiempo no existían escuelas de circo, debió aprender por sus propios medios. “Fui equilibrista y payaso por muchos años. Tuve que dominar primero lo básico y con el tiempo comencé a desarrollar otras formas de expresión. Me di cuenta de que las destrezas circenses también son una forma de comunicar con el cuerpo”.
Con estas ideas en mente, decidió formar una compañía propia y dio vida al espectáculo ‘Aladin’, con el que recorrió Suiza, Alemania y Francia y tuvo una excelente acogida.
París se convirtió en su ‘centro de operaciones’ y allí donde conoció a la productora teatral chilena Caioia Sota, quien le planteó la idea de trabajar juntos. Sería el comienzo de su amistad con Chile.
A través de ella, Hirzel se vinculó al renombrado directoral teatral Andrés Pérez (La Negra Ester, Popolh Vuh). “Vine a Chile a conocer la realidad y terminé haciéndome amigo de toda la gente que participó en ‘La Negra Ester’, un verdadero ícono del teatro chileno que luego llevamos a París y a toda Europa, con un éxito increíble”, recuerda.
En una de sus carpas el Gran Circo Teatro, la compañía de Pérez (fallecido en 2002), recorrió durante meses en el Viejo Continente. Años más tarde harían algo similar con ‘Popolh Vuh’, adaptación teatral del mito de la creación de la cultura maya.
Inspirando a las nuevas generaciones
En 1993 debutó en Chile con su obra ‘Cirque O’. “Era la primera vez que se presentaba un espectáculo internacional de este tipo en un lugar abierto a todos”.
Dos años más tarde volvió con el espectáculo ‘Que-Cir-Que’ y paralelamente comenzó a dictar talleres para dar conocer a jóvenes esta forma de expresión.
“Fue extraordinario, porque hoy tenemos varias personas que cambiaron su vida porque en esa época vieron una obra que los inspiró, y ahora son amigos con los que trabajamos”. Entre ellos, los actores que más tarde formaron la Compañía de Paso, con la que hasta hoy presenta el montaje ‘Un Horizonte Cuadrado’.
También por entonces dio vida a un proyecto financiado por la Fundación Avina, para presentarse en 15 poblaciones vulnerables de Santiago. “En la población La Victoria nos instalamos en la mitad de una calle donde se venden drogas, como una señal de que el pueblo ocupaba otra vez esos espacios públicos y todo fue una fiesta. La gente estaba feliz”.
‘Cirque’, inspirada en una obra de Henry Miller, y ‘Le Jardin’ fueron los siguientes montajes que trajo a Chile, siempre con muy buena acogida del público. Ahora es el turno de ‘Un Horizonte Cuadrado’, una nueva versión de un montaje ya presentado en el país latinoamericano. Se trata de una coreografía aérea con varios trapecios que narra la historia de seis personajes desde el inicio de sus vidas. ¿Por qué ese título?
“Durante el proceso de investigación para esta obra nos basamos en textos del poeta chileno Vicente Huidobro. Él sostiene que, cuando eres poeta, necesitas crear algo que no existe antes y que no va a existir sin ti. Entonces buscamos una palabra como ‘horizonte’, que es algo extenso y ‘cuadrado’, que es algo que tiene límite. Ambas interactúan creando algo de nuevo. Nosotros estamos precisamente en búsqueda de eso: desarrollar formas artísticas nuevas, propias”.
¿Y qué quiso expresar en este montaje? “Ah, yo no tengo un afán didáctico en mis obras, no me gusta decirle a la gente piense esto o esto otro. Yo sólo quiero mostrar historias. El espectáculo tiene varias lecturas y, finalmente, es lo que el público quiere ver. Es una historia entre el mundo y el cielo y cada uno tiene la libertad de interpretarla como quiera. Esa es parte de su riqueza”.
La primera edición de este evento tiene por objetivo mostrar la presencia de Suiza y de la comunidad helvética en Chile a través de un programa concentrado de actividades, en particular culturales.
También busca cultivar y expandir los lazos profesionales entre los dos países.
El proyecto impulsado por la Cámara Chileno-Suiza de Comercio y la Embajada de Suiza cuenta con apoyo de las empresas suizas en Chile.
Semana Suiza, del 5 al 12 de noviembre, incluye el Alumni Party, encuentro de académicos y científicos vinculados al país alpino, un avance de la obra visual ‘Movimientos’, de Louis von Adelsheim, y un concierto del afamado pianista helvético Frank Levy en el Teatro Municipal de Santiago.
“Después de las actividades suizas que, con tan buena acogida, realizamos para el bicentenario de Chile, no queríamos que esto muriera allí y decidimos fomentar el encuentro e intercambio entre ambos países con una iniciativa que se repita todos los años”, explica Ladina Badicles, gerente de la Cámara Chileno-Suiza de Comercio.
Es un montaje suspendido completamente en el aire, donde el espacio escénico está constituido por 6 trapecios y el vacío entre ellos.
Conjuga las técnicas de lo circense con la reflexión de lo teatral, para dar vida a un nuevo lenguaje.
Es la historia del ciclo de la vida, que transita por las experiencias humanas fundamentales, de la mano de una banda sonora interpretada en vivo.
Se presentará el jueves, 10 de noviembre, a las 20.30 horas (con invitación), el viernes 11 a las 22 horas y el sábado a las 20.30, en funciones abiertas a todo público, en la Plaza Ñuñoa (Santiago).
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