En la escuela de plurilingüismo suizo
Mientras el ríspido debate sobre el aprendizaje de idiomas en Suiza continúa, los intercambios lingüísticos aumentan, pero no en la medida que desearía el Gobierno. Los maestros se movilizan.
Tienen entre 11 y 12 años y viven a menos de 200 kilómetros de distancia. Pero en Suiza, una distancia semejante es suficiente para separar dos mundos lingüísticos completamente diferentes.
A mediados de mayo, los alumnos de Rachel Dällenbach, maestra de una escuela (francófona) de Friburgo, y los de Marina Studach, de Kilchberg (de habla alemana), se reúnen por primera vez a orillas del Lago de Zúrich, luego de un copioso intercambio epistolar promovido por las maestras.
Contexto
El tema del aprendizaje de idiomas en la escuela crea fricción en Suiza desde hace varios años. En la raíz de ese debate está la voluntad de diversos cantones de habla alemana de postergar hasta la escuela secundaria la enseñanza del francés, para favorecer el aprendizaje temprano del inglés.
Para la Suiza de expresión francesa esa medida amenaza la cohesión nacional.
Nidwalden, cantón que se pronunció en marzo sobre el tema, decidió mantener el francés en la educación primaria, con lo que rechazó una iniciativa de la UDC (derecha conservadora).
Después de una velada de fútbol y parrillada, que permitió un intercambio informal, y de una primera noche con las familias de acogida, los alumnos se reúnen en el salón de clases. Las cosas pueden comenzar.
Gestos o diccionario
Bilingües, las profesoras pueden hablar con ambos grupos. El programa es ambicioso: los estudiantes deben hacer una breve representación en la lengua de aprendizaje sobre alguno de los temas propuestos: músicos callejeros desafinados; un niño enfermo que no puede ir a la escuela, la compra de zapatos, la solicitud de informaciones en la vía pública.
Los alumnos están frente a frente. Algunos abren mucho los ojos antes de articular una palabra. “La preparación de los diálogos resulta más difícil de lo esperado”, dice Marina Studach. Los escolares tienen poco vocabulario de base… Los chicos de Zúrich comenzaron los estudios de francés en agosto de 2014, los de Friburgo están en su tercer año de alemán.
Pero el ejercicio es difícil para todos. Algunos van en busca de un diccionario. Otros hacen gestos y simplifican las frases: “nosotros-tocar-música”. Muchos se toman la molestia de escribir sus diálogos, a menudo fonéticamente.
«Der Hund ist kaputt!»
El resultado es increíble, incluso si la consigna de hablar en el otro idioma no siempre es respetada. En los casos más sencillos, surgen algunas palabras “extrañas” como un ‘was’ (qué) o un ‘oui’ (sí). Algunos van más lejos: Alessandro (de Kilchberg) interpreta el papel de una persona que busca a su perro. “¿Ha visto a mi perro?”, pregunta en francés. Damien (de Friburgo): “Qui? Ja, da. Er ist kaput” (¿Qué? Sí, ahí. Está terminado). Estallidos de risa en la clase. Se supone que el perro, representada por un jersey, está muerto.
Luego de una pizza a medio día, las dos clases se separan en medio de carcajadas.
Para las profesoras, la experiencia es un gran éxito. “Todos los estudiantes participaron, pese a la timidez o la aprehensión de algunos”, señala Rachel Dällenbach. Uno de mis estudiantes pasó toda la cena de despedida en la mesa de los chicos germanófobos y, en el tren, “mis” niñas me dijeron que las muchachas de Kilchberg eran verdaderamente “trop cool!” (muy simpáticas).
Marina Studach coincide: “La pronunciación es una barrera y se requiere decisión para lanzarse en francés, pero algunos de mis alumnos ya intercambian correos electrónicos. El intercambio muestra de manera práctica, hasta qué punto es positivo conocer otro idioma. ¡Las lenguas se aprenden a través de contactos, a través del corazón!”
Larga preparación
Para los maestros, la preparación de un intercambio es un camino largo, sembrado a veces de obstáculos que requiere una gran inversión personal.
Desde 2012, la Confederación asigna fondos adicionales (1,05 millones de francos por año a la Fundación ‘CH para la colaboración confederal’, que coordina los esfuerzos de los cantones) para fomentar los intercambios lingüísticos. Pero el progreso es lento (ver recuadro). Berna ha manifestado su descontento.
Cada vez más intercambios
7,8% de educandos participaron en intercambios lingüísticos en Suiza entre los años escolares 2012/2013 y 2013/2104, para llegar a un total de 16 128, según estadísticas de la Fundación ‘ch para la colaboración confederal’.
11,5% fue el incremento de intercambios de clases.
15% disminuyó el número de intercambios individuales, que representan una minoría de estancias (alrededor de 1 de 7).
80% subió en 2020/2011 el número de estudiantes que efectuar un intercambio lingüístico.
8% de los estudiantes de todo el país participaron en algún intercambio; es decir, mucho menos de la meta fijada por el Gobierno para finales de 2016 (30 000 estudiantes).
Los cantones que realizaron mayores intercambios fueron el Valais y Friburgo (bilingüismo obliga), seguidos por Vaud, Berna y Zúrich.
Los intercambios lingüísticos escolares con otros países europeos también aumentaron en 25% (grupos escolares) y 10% (individuales) en 2013/14.
Futuros intercambios
“Cuando el presupuesto inicial fue decidido, la Fundación ch era la única organización que podía ser elegida”, recuerda David Vitali, responsable del asunto en la Oficina Federal de Cultura (OFC). Pero la distancia entre la fundación y los cantones encargados de los intercambios es demasiado grande”.
Se pensó entonces en la creación de un estímulo directo para las personas y organizaciones encargadas de los intercambios. “La decisión requiere una concertación con las otras instancias y las otras oficinas activas en la promoción de los intercambios y de la movilidad”, explica David Vitali y precisa que los socios se fijaron el objetivo de tomar una decisión a finales de 2015.
Mientras tanto, el Parlamento FederalEnlace externo aprobó el mensaje para la promoción de la cultura con el consecuente apoyo a los intercambios escolares y se decidió un aumento de 450 000 francos al presupuesto actual de un millón de francos. Por su parte, el ministro del Interior, Alain Berset, anunció la voluntad del Gobierno de “ampliar los intercambios educativos a los maestros y al campo de la formación profesional”.
Por su parte, la fundación “ch”, con sede en Solothurn, se mantiene discreta. “La dinámica está en marcha pero no depende solamente de nosotros”, señala la responsable de la institución, Silvia Mitteregger. El año pasado, la entidad creó el programa ‘ExcursionPlus’Enlace externo que habría podio ayudar a Marina Studach y Rachel Dällenbach si hubiera estado vigente cuando las maestras iniciaron su proyecto.
La plataforma ofrece, a través de Internet, indicaciones sobre grupos escolares dispuestos a efectuar intercambios de corta duración, inclusive de un solo día. Y los Ferrocarriles Federales conceden un pequeño descuento para el traslado. “Es importante establecer contacto con la otra región, aunque sea brevemente, señala Mitteregger, encargada de los intercambios en la fundación ‘ch’. El programa es exitoso. Es evidente que la posibilidad de intercambio a corto corresponde a una necesidad”, comenta.
Mayor motivación
¿Y la utilidad de los intercambios? La investigadora Sybille Heinzmann,Enlace externo quien dirigió un estudio sobre los intercambios de estudiantes preuniversitarios y trabaja en las escuelas pedagógicas superiores de Lucerna y Friburgo, es categórica: “Los jóvenes salen más motivados, especialmente para las lenguas nacionales”.
Idealmente, se requieren al menos tres semanas para efectos tangibles, precisa, pero tres estancias cortas durante los estudios también pueden ser provechosos. “Incluso un día de excursión permite abrirse a otras culturas y dar lugar a competencias interculturales”, dice la investigadora.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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