Gurlitt lega colección a Museo de Arte de Berna
Cornelius Gurlitt legó toda su colección al Museo de Bellas Artes de Berna, según anunció la institución suiza este miércoles, un día después de la muerte del famoso coleccionista alemán que poseía un tesoro incalculable de obras de arte, incluidas pinturas que habrían sido espoleadas por los nazis a los judíos.
“Esta noticia, absolutamente inesperada, causó una enorme sorpresa. El Sr. Gurlitt y el Museo de Arte no tuvieron nunca, en ningún momento, la menor relación”, subraya la dirección del museo en un comunicado.
Y agrega que el abogado de Cornelius Gurlitt, Christoph Edel, les informó este miércoles, vía telefónica y por escrito, que “el Sr. Cornelius Gurlitt instituyó como legatario universal a la fundación de derecho privado del Museo de Arte de Berna”.
El texto precisa que si bien el consejo de fundación y la dirección del establecimiento “experimentan un sentimiento de reconocimiento y de feliz sorpresa”, no pueden ocultar que ese notable legado les impone “una responsabilidad considerable y les plantea una serie de interrogantes espinosos, en particular de naturaleza jurídica y ética”.
En su comunicado, la dirección del Museo asienta su imposibilidad inmediata de posicionarse hasta no haber consultado “los documentos esenciales y establecer un primer contacto con las autoridades competentes”.
El hallazgo
Cornelius Gurlitt, quien murió este martes (06.05) como consecuencia de una padecimiento cardiaco, solía viajar frecuentemente a Suiza.
En septiembre de 2010, su comportamiento llamó la atención de los funcionarios de aduana alemanes. Llevaba 9.000 euros en efectivo. Gurlitt alegó que acababa de efectuar una transacción con la Galería Kornfeld en Berna. El caso levantó sospechas de evasión fiscal.
La Galería Kornfeld, casa de subastas en Berna, desmintió más tarde que Gurlitt hubiera acudido en septiembre de 2010. “El último negocio y contacto personal entre la Galería Kornfeld y Cornelius Gurlitt se remonta a 1990”.
Convencidas de que Gurlitt disponía de más ingresos que no había declarado, las autoridades ordenaron registrar su vivienda. Pero en lugar de dinero, hallaron 1.400 lienzos escondidos detrás de latas de conserva vacías apiladas desde el suelo hasta el techo y montañas de desechos.
Más de 200 obras, de un valor incalculable, eran objeto de una orden de búsqueda internacional emitida mucho antes.
La colección, cuyo valor supera los 1.230 millones de francos, habría sido reunida por el padre de Cornelius, el historiador de arte, Hildebrand Gurlitt.
La colección
Hildebrand Gurlitt habría adquirido las obras por muy poco dinero de familias judías que huían del país, o las había obtenido a través del proceso de confiscación que emprendieron los nazis para eliminar el arte “degenerado” en suelo germano. Y es que los nazis menospreciaban el arte contemporáneo.
Se ha dicho que la principal razón por la que las autoridades alemanas mantuvieron en secreto este hallazgo durante los últimos dos años y medio es una ley de 1938 que aprobaron los nazis para legalizar la confiscación de arte degenerado y que nunca fue revocada.
Aunque, en teoría, Cornelius Gurlitt podría ser el propietario legítimo, en abril pasado, había concluido un acuerdo con el Estado alemán para la restitución de obras espoliadas, luego de las investigaciones pertinentes, en un lapso de un año.
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