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«Lo más importante es no perder los sueños»

I&I Fotografie

Alfredo Häberli, nacido en Buenos Aires, es uno de los diseñadores suizos más importantes. En una muestra monográfica en Zúrich, reconstruye los caminos fascinantes que se recorren de la idea inicial al producto final.

El diseño forma parte de nuestro cotidiano. Cada objeto, cada vestido, cada mueble que nos acompaña ha sido diseñado por alguien.

Sin embargo, en muy contadas ocasiones nuestros pensamientos nos llevan a este o aquel diseñador, y en la mayoría de los casos ni nos acordamos de la línea sinuosa del vaso del que bebemos o de la forma particular que tienen las patas de nuestras mesas.

Permanecer en la sombra es el destino de muchos diseñadores. No es así en el caso de Alfredo Häberli, que ha conseguido convertirse en un nombre conocido.

¿Puede ser considerado como artista? Häberli frunce la nariz. «Soy un diseñador», dice. Su labor implica creatividad, no unicidad. Para Häberli es una satisfacción saber que cada año se venden 30.000 piezas de su cáliz ‘Essence’.

Sin embargo, Häberlí realizó algo único, en cierto modo, con la exposición ‘SurroundThings’, en la cual recorre los 17 años de su carrera profesional.

«Exponer aquí, donde he estudiado, donde he conocido a mi mujer, donde hace veinte años preparé por primera vez una muestra, es algo excepcional para mí», confiesa.

Esta vez, sin embargo, no se trata de poner en escena el trabajo de otro, sino el propio. ¿No teme que le falte la distancia crítica hacia su obra?

«Claro, es difícil reflexionar sobre sí mismo, pero no es un problema porque el autor conoce también las debilidades de un proyecto o de una idea, no sólo sus puntos fuertes. Soy muy crítico conmigo mismo. Además, he querido dedicar esta exposición a la gente común, no a los diseñadores y profesionales. Esto me obligó a un acercamiento distinto.»

Sueños

Efectivamente, Häberli ha preferido moverse en el campo de las emociones en lugar del de la técnica. Sus creaciones, expuestas en estantes o reunidas en construcciones gigantescas que recuerdan la papiroflexia, van acompañadas de textos muy personales.

Es así como uno se da cuenta de la importancia que tiene la cocina en el imaginario de un hijo de restauradores, o cómo nace el amor por los zapatos en un chiquillo que creció en Argentina, un amor tan fuerte que llevaría al diseñador ya adulto a idear una poltrona —’Take a line for a walk’ (‘Toma una línea para una caminata’)— que permite sacar los pies sin tener que alzar los zapatos (y sin estropear nada desde luego).

Significativa es, en este sentido, también ‘Pelle’, el minicoche de madera estudiada por Volvo. Häberli soñaba ya de niño con trabajar para una fábrica de automóviles, y cuando tuvo la oportunidad la aprovechó.

‘Pelle’ es una pequeña joya de la técnica, de funcionalidad perfecta, destinada a los niños, pero capaz de entusiasmar incluso a los adultos. Entra en todos los modelos de Volvo —y éste ha sido uno de los mayores desafíos técnicos—, pero tiene un defecto: cuesta demasiado. Por tanto está condenado a seguir siendo un prototipo.

Para Häberli, estos son los riesgos de la profesión, lo más importante es no perder el hilo de las propias ideas, los sueños.

«Esta muestra es la ocasión para mostrar a los jóvenes que uno puede empezar a soñar a los cinco años. Luego tiene que tener la paciencia, el tiempo y quizás también la suerte de sobresalir profesionalmente; no quise quedarme en el campo teórico, quise conmover a los visitantes, arrancarles una sonrisa.»

La intuición de la belleza

En una exposición es posible asociar la palabra con los objetos y contar historias. Esto puede facilitar el establecimiento de una relación con el objeto. En los negocios, sin embargo, las cosas son distintas, la belleza tiene que ser intuida.

«En los espacios de venta sólo cuenta lo que se siente: un objeto conmueve o no conmueve, es bello o no lo es. Es algo que se decide en dos segundos.»

El que decide adquirir una creación de Häberli se queda probablemente fascinado por la ligereza del diseño, la blandura de las líneas, el cuidado de los detalles. Durante años el diseñador zuriqués pensaba no poseer un estilo propio y verdadero.

«Hay diseñadores como Marc Newson o Ross Lovegrove mucho más perfilados desde el punto de vista estético y formal», explica.

«Mi estilo es mi modo de pensar. Mirando atrás en el tiempo, noto que existen líneas, líneas infinitas, que me caracterizan. Es como si buscara una forma muy gráfica para un producto tridimensional.»

Otra característica de Häberli es la de emparejar la belleza con la funcionalidad. Este último aspecto, sin embargo, ya no habla casi. «Está descontado», dice. Formado en una escuela suiza, donde la funcionalidad tiene las de ganar con la estética, Häberli ha tenido que estudiar bastante antes de sentirse autorizado para tematizar la belleza de un objeto.

«‘Bello’, ‘bonito’, son palabras que no existen en suizo alemán. O mejor dicho: sí existen, pero no se usan. Si alguien dice ‘wie herzig’ (qué mono), se piensa enseguida: ¿pero funciona?»

«En los tiempos de mi formación era más fácil discutir sobre la comodidad de una silla que de su fabricación. Estoy contento de que hoy se pueda hablar mucho más libremente de las emociones y de la belleza. Son muy importantes.»

swissinfo, Doris Lucini, Zúrich
(Traducción del italiano: Antonio Suárez Varela)

Alfredo Häberli nace en 1964 en Buenos Aires, donde su bisabuelo había ido años atrás desde Suiza a petición del fabricante de calzado Bally.

En 1977, su familia regresa a Suiza.

De 1986 a 1991, estudia diseño industrial en la Escuela de Artes Aplicadas de Zúrich (hoy Escuela Superior de las Artes). Es en esa época cuando conoce a su esposa Stefanie, estudiante de gráfica.

Ya durante los estudios trabaja para el Museo de Artes Aplicadas de Zúrich, para el cual concibe y organiza numerosas exposiciones. En 1993 abre un estudio de diseño. El gran éxito viene en 1997 con el sistema de estantes SEC realizado para Alias.

En 2006, Häberli fue invitado de honor de la vigésima edición de la ‘Biennale’ de diseño de Courtrai en Bélgica.

Entre sus clientes destacan empresas del calibre de Alias, Iittala, Moroso, Luceplan, Schiffini y Zanotta.

‘SurroundThings’ se exhibe en el ‘Museum für Gestaltung’ (Museo de Diseño) de Zúrich hasta el 21 de septiembre de 2008.

La muestra no permite sólo admirar los objetos realizados por Alfredo Häberli, sino también seguir el recorrido de las ideas del diseñador.

Gracias a los textos explicativos y muy personales —redactados por el mismo Häberli—, la exposición logra evitar el exclusivismo técnico, lo cual permite que también un público ‘menos entendido’ pueda disfrutar de la labor del diseñador.

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