Los mercados navideños adornan las calles
En cada ciudad helvética la iluminación navideña decora las calles en el mes de diciembre y los mercadillos y conciertos navideños alegran el ambiente invernal.
Ginebra y Basilea, vestidas con sus atuendos decembrinos, conquistan a propios y extraños en esta época.
En escuelas e iglesias, en la calle, se escuchan los cantos y composiciones tradicionales de la época.
Los conciertos se suceden en los templos principales de cada ciudad.
En Ginebra, por ejemplo, la gran catedral de San Pedro (y centro de la Reforma en Suiza) ofreció su Concierto de Navidad el 21 de diciembre con obras de Bach, Tchaikovsky, Mozart y Albinoni, bajo la batuta de Volker Hartung y la Cologne New Philharmonic Chamber Orchestra.
Días antes, un concierto de un coro infantil local ofreció canciones navideñas a un concurrido grupo de espectadores.
Los pequeños coristas, de orígenes diversos – reflejo de la multiculturalidad de la Ginebra Internacional-, describieron entre canto y canto la forma en que en sus países de origen, como Indonesia, Brasil, Ecuador o Japón, se celebra la Navidad. Finalmente en cada uno de sus idiomas de origen desearon «Feliz Navidad» al mundo.
En la ciudad desde la que en tiempos de la Reforma alguna vez se prohibiera el festejo navideño, la agenda cultural en este 2005 ofrece mucho de este festejo cristiano.
El Ballet du Grand Thèâtre de Genève, acompañada por la Orquesta de Cámara de Ginebra presenta el Cascanueces. Los boletos se han agotado desde hace tiempo, muestra de la respuesta del público.
Al aire libre, el Mercado de Navidad de Ginebra aparece como cada año en la Place de la Fusterie, en pleno corazón de la ciudad. Justo allí, el miércoles pasado los niños estuvieron invitados a escribir sus cartitas de deseos para esta Navidad.
El ambiente navideño en Basilea
En la ciudad suiza que hace esquina con Alemania y Francia, la belleza de la decoración en el casco viejo de la ciudad sumerge al visitante en una atmósfera verdaderamente especial.
Cerca de cien abetos adornan la ciudad a orillas del Rin. En la Markplatz aparece ante nuestros ojos un grupo de niños entonando con sus padres la tradicional canción alemana O Tannenbaum:
«O Tannenbaum, o Tannenbaum, wie treu sind deine Blatter!
Du grünst nicht nur zur Sommerzeit,
Nein, auch im Winter, wenn es schneit.
O Tannenbaum, o Tannenbaum, wie treu sind deine Blätter!
O Tannenbaum, o Tannenbaum Du kannst mir sehr gefallen!
Wie oft hat mich zur Weihnachtszeit
Ein Baum von dir so hoch erfreut.
O Tannenbaum, o Tannenbaum! Du kannst mir sehr gefallen!»
«Árbol de abeto, ¡Tus hojas son tan leales!
No sólo verdeces en verano.
También en inverno, cuando nieva.
Árbol de abeto, ¡Tus hojas son tan leales!
Árbol de abeto, ¡Cómo me alegras!
Cuántas veces en Navidad
me he regocijado con un árbol como tú.
Abeto, ¡Cómo me alegras!»
Justo enfrente de los niños que entonan la melodía se encuentra un árbol decorado con grandes esferas y lucecitas de destellos dorados, está frente al bello edificio del ayuntamiento.
Desde allí se puede iniciar el recorrido por la calle adornada con motivos de Navidad más larga de Europa: la calle peatonal de la Freie Strasse, y sitio predilecto de compras en la parte vieja de Basilea.
Atractivos para todos los sentidos
Siguiéndola se llega al gran Mercado de Navidad en la Barfüsserplatz, aún en el casco viejo de Basilea.
Comerciantes y artesanos muestran sus mercancías en 130 puestos decorados con creatividad y esmero. El frío se olvida recorriéndolos y dejándonos llevar por el sinnúmero de atractivos para todos nuestros sentidos.
Y si el hambre, la sed, el frío o el cansancio acosan, la invitación está abierta para entrar a los diversos establecimientos cubiertos y que ofrecen bebidas calientes, refrescos, el tradicional vino caliente y, por su puesto, especialidades de la región con queso o salchichas.
Uno de los más concurridos es un vagón antiguo. En una esquina del mercado hay un chalet, decorado con bellos ángeles dorados, que parece también ser uno de los predilectos del público.
Dejando el mercado, la iluminación navideña llega hasta la Aeschenplatz y desde allí se puede volver la mirada para ver la aparentemente interminable fila de coronas de luces que iluminan la parte vieja de la ciudad.
Imágenes que este fin de semana habrán desaparecido por este año, pero que nos dejan con el renovado deseo de recorrer estas mismas calles en el próximo Adviento.
¡Felices fiestas desde Suiza al mundo!
swissinfo, Patricia Islas Züttel
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