René Burri: 50 años de fotografía independiente
Ha recorrido todo el planeta y se ha cotejado con la Historia y con sus grandes actores: desde Picasso, hasta el Che Guevara.
El Museo de l’Elysée, de Lausana, consagra una amplia retrospectiva a la obra del fotógrafo de Zúrich, miembro de la mítica agencia ‘Magnum’.
La retrospectiva ‘René Burri. Fotografías’, dura hasta el 24 de octubre en el Museo de l´’Elysée, en Lausana.
Las ediciones Phaidon 2004, publican un libro de fotos, en blanco y negro, de 448 páginas, bajo el mismo título.
Está previsto un segundo volumen titulado: ‘Burri, Historia en color’.
Desde comienzos de este año, el fotógrafo suizo se ha visto obligado a contemplar su propia trayectoria a través de exposiciones y encuentros con la prensa.
En primer lugar, un libro de 448 páginas, con un título sobrio: ‘René Burri.Fotografías’, pero ya publicado en 5 ediciones. Al mismo tiempo, una exposición en la Casa europea de la Fotografía, en París, y ahora, una retrospectiva en el Museo de l´’Elysée, en la ciudad de Lausana.
Sonriente y disponible, con aspecto satisfecho, René Burri evoca su vasto trabajo y responde a las preguntas de Bernard Léchot, de Swissinfo.
swissinfo: Cuándo se tienen tras de sí casi 50 años de trabajo fotográfico, ¿cómo se puede hacer la selección necesaria para un libro o una exposición?
René Burri: Es un proceso largo. Me he visto frente a montañas de fotos, muchas de las cuales nunca había utilizado o ni siquiera observado. El trabajo comenzó hace tres años con Hans-Michael Koetzle, comisario de la exposición.
swissinfo: Ud. nació en Zúrich, en 1933. De niño conoció la Europa que estaba bajo el fuego. ¿Su voluntad de captar el mundo viene ya de aquella época?
Nació en 1933, en Zúrich. Fotógrafo independiente, es miembro de la agencia ‘Magnum’desde 1959.
Es autor de retratos de célebres personajes y de innumerables imágenes de reportajes realizados en todo el mundo.
Apasionado por el cine, también es autor de varios documentales.
Vive actualmente en París.
R. B. : La guerra fue dura. Éramos suizos, pero mi familia estaba dividida entre Suiza y Alemania. Tenía primos del otro lado y un tío en el ejército alemán que murió en Stalingrado. Recuerdo los aviones que lanzaban bombas al otro lado de la frontera.
Al final de la guerra me encontré, al lado de algunos compañeros, en la Bahnofstrasse, tratando de derrumbar el águila nazi. Sí, es un acontecimiento que sin duda me marcó, así como el hecho de haber podido recorrer después el Rin y ver las ciudades completamente aplastadas y destruidas.
Era curioso, pero cuando se es niño no se sabe cómo vamos a expresarnos. Siempre dibujé. Se creía que yo me convertiría en un grafista o en un pintor. Durante un año estudié bellas artes, pero era el cine lo que me atraía. Después me di cuenta de que no era Orson Wells. Aprendí entonces el oficio de fotógrafo que, al comienzo, no me encantaba verdaderamente pero que al fin de cuentas me permitió recorrer el mundo.
swissinfo: en sus reportajes Ud. opta por un enfoque artístico, una mirada que pone orden en el desorden. Líneas y ejes que surgen del caos. ¿Por qué?
R.B. : Tuve dos profesores que venían de la Bauhaus y que eran formidables. Era aquello que se llamaba la ‘neue Sachlichkeit’ (el neorealismo); se limpiaba todo aquello que resultaba innecesario, se depuraba para decir lo esencial. Además, como descubrí más tarde, tengo un sentido natural para ver las perspectivas.
En la agencia ‘Magnum’, Henri-Cartier Bresson o David Seymour me precipitaron en los acontecimientos. Me di cuenta entonces de que corría el riesgo de limitarme a las líneas brillantes, a esa especie de grafismo suizo.
Luché contra ello y la vida me ha ayudado a no quedarme en lo demasiado clásico, demasiado visual, en el plano de las perspectivas y de las líneas. Pero esto tomó tiempo.
swissinfo: Ud. prefiere más la foto metafórica, simbólica, que la imagen de choque. ¿Cómo reacciona ante la masa de fotos de actualidad que nos asaltan?
R.B.: El mismo problema se planteaba en la época. Mi actitud consistió en no permanecer necesariamente en el corazón del conflicto.
Paseándome en torno a los acontecimientos, descubrí lo que había delante y detrás de ellos. También conservando un poco ese espíritu de mercenario suizo. Debo mucho a Suiza porque me ayudó a construir un sendero moral. Como era independiente, no estaba obligado a hacerlo todo. Hay momentos en que he dicho: ‘no, esto no’.
Mi suerte también ha sido la de formar parte de la agencia ‘Magnum’. Era difícil porque, en la época de revistas como ‘Life’, ‘Match’, había equipos de 10 reporteros. Me sentía como un Don Quijote montado en un asno con un palillo limpiadientes para combatir los molinos. En ‘Magnum’ no hay doctrina, sino, digamos, un cierto comportamiento moral.
Recuerdo por ejemplo las fotos que no hice. La mano negra de un soldado muerto, saliendo de las arenas del Sinaï, justo a mi lado. Aquello me turbó.
Recuerdo también un día en Nueva York cuando me crucé con una dama que llevaba anteojos negros y que desplegaba una fuerza increíble. Era Greta Garbo. Llevaba conmigo mi aparato, pero no la fotografié. Aquel día no me convertí en ‘paparazzo’. De este modo ahora puedo representarme mentalmente esta pequeña secuencia de 15 segundos. Si hubiera tomado la foto ni siquiera me acordaría.
swissinfo: Ud.no es un ‘paparazzo’, pero sí un retratista. Ahí están sus Picasso, Giacometti, Le Corbusier, Che Guevara. ¿ Qué lo ha llevado hacia una u otra de estas personalidades?
R.B.: Hace poco tiempo alguien me tomó por Helmut Newton. Yo nunca hubiera podido fotografiar como él a las mujeres. Además, he leído que él, cuando era niño, tenía su propia cubeta para jugar con arena. Burri, él, estaba obligado a ir a los jardines públicos.
Ahora bien, cuando yo construía mis castillos de arena, siempre había otro chiquillo que me los destruía. Desde muy temprana edad, inconscientemente tuve estos dos temas que se desarrollaron: la utopía y la guerra. Es decir, las gentes que construyen, que tienen una visión social, política y artística, y aquellos que destruyen.
swissinfo: Che Guevara es el punto de encuentro entre la utopía y la guerra. Siempre se asocia su nombre al retrato que Ud. hizo de él en 1963. ¿Por qué, en su opinión, una foto se convierte en icono?. Incluso en un caso más extremo como es la foto de Alberto Korda.
R.B.: Siempre se asocian dos o tres imágenes a un fotógrafo. En mi opinión, ésta figura en la lista. La foto realizada por Korda fue recuperada por un editor italiano y se transformó en el símbolo de la Revolución. La mía fue publicada en la revista ‘Look’. Después se convirtió…en la otra foto del Che.
Hace unos 10 años, Korda me visitó en mi casa, en París. Me dio su foto y escribió sobre ella: “Burri está de acuerdo en que ésta es la foto más conocida del Che”. Entonces le entregué la mía y escribí: “Korda está de acuerdo en que ésta … es la mejor foto del Che”.
Traducción: Jaime Ortega
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