Wang Zhian, la voz democrática de China
Los periodistas chinos continúan informando sobre temas que son tabú desde la perspectiva de los dirigentes de Pekín, como la masacre de la plaza de Tiananmen, la guerra de agresión rusa en Ucrania o la lucha por el poder en el Partido Comunista.
La República Popular China es el mayor mercado mediático del mundo. Más de mil millones de personas tienen acceso a Internet. Eso corresponde a más del 70% de la población total del país. Más de la mitad de ellos utilizan la plataforma de medios sociales Weibo. En ella, el periodista de investigación Wang Zhian, contaba con más de 6 millones de «seguidores».
Sin embargo, el 3 de junio de 2019, en el 30 aniversario de la brutal represión del movimiento democrático chino de la plaza de Tiananmen, se acabó. La cuenta de Weibo de Zhian, así como otros canales que había utilizado en ese momento, fueron bloqueados por las autoridades.
«[El presidente] Xi no cree que los medios de comunicación deben ser vigilantes. Cree que solamente deberían ser organismos de propaganda», señala Wang Zhian en el nuevo episodio de ‘Libertad de expresión en el mundo’ de SWI. Temiendo por su seguridad y la de su familia, hace poco dejó su país y se trasladó a Japón.
La libertad de expresión y la libertad de prensa, que en los más de 70 años de historia de la República Popular China nunca han sido consideradas un bien preciado por los gobernantes comunistas, han vuelto a decaer notablemente en los últimos años. La carrera periodística de Wang Zhian – una de las últimas voces democráticas de China – lo demuestra con toda claridad.
Fue contratado como periodista de investigación por la redacción de la cadena estatal china CCTV en 1998. Y cuando dejó la emisora en 2015, consiguió un trabajo como reportero jefe para el periódico del partido The Beijing News. En ambos puestos, destapó casos de corrupción, informó sobre expropiaciones ilegales de tierras y denunció abusos en el sistema sanitario.
A pesar de las constantes advertencias de censura, muchos de sus reportajes se publicaron y contribuyeron al establecimiento de la verdad en el Estado unipartidista. Esos tiempos han pasado: «Decenas de miles de periodistas han dado la espalda a su trabajo en los últimos años», comenta Wang Zhian a SWI, y añade que «dentro de China, el periodismo ha muerto».
Rotundamente sí: a finales de 2022, 127 periodistas estaban en cárceles chinas a causa de su trabajo, según la organización de defensa de la libertad de expresión Reporteros sin Fronteras. Pero algunos siguen trabajando desde fuera de China, como Zhian, que informa para el público chino desde todo el mundo. Por ejemplo, desde Ucrania, donde Rusia, aliada de China, libra una brutal guerra de agresión desde hace más de diez meses. Uno de los muchos temas tabú dentro de China.
Adaptado del inglés por Carla Wolff
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