Bruselas multa a Schindler y a otras similares
La Comisión Europea impone la multa récord de 1.600 millones de francos a cinco fabricantes de ascensores, entre ellos a Schindler con 230 millones de francos (144 millones de euros).
La razón: acuerdo ilegal de precios. Para Schindler el anuncio no es novedad; el año pasado despidió a un grupo de funcionarios en Bélgica por actuar contra su código de ética.
La firma alemana TyssenKrupp desembolsará 480 millones de euros, mientras que la estadounidense Otis pagará 225 millones de euros la finlandesa Kone 142 millones de euros.
El grupo japonés Mitsubischi implicado únicamente en Holanda cancelará una suma de 1,8 millones de euros. La medida dispuesta por la Comisión Europea es resultado de investigaciones sobre presuntas actividades de cártel en el sector.
No sorprende mucho
Desde que Neelie Kroes llegó al seno de la Comisión Europea (CE), en noviembre de 2004, la imposición de multas multimillonarias a grupos empresariales integrantes de cárteles ilegales de precios, no ha cesado.
La Comisaria Europea de la Competencia lo tiene claro: no se consentirán acuerdos extraoficiales que manipulen el mercado y dañen al consumidor final.
Y para su mala fortuna, más de un gigante corporativo helvético ha sido parte de las listas de Kroes. Entre ellos, Novartis, Roche, Nestlé o ABB.
Y esta semana, en particular, otra compañía suiza se sumará a la «lista negra» de Bruselas.
Schindler, la legendaria fabricante de ascensores, recibirá junto con otras tres compañías del mismo giro el que promete ser el castigo financiero más alto en la historia de la CE, resultado de «trucar» precios en el Viejo Continente.
El génesis del cártel
La Comisión Europea (CE), en su calidad de Poder Ejecutivo de la Unión Europea (UE), tiene como misión -desde que fue creada-, representar y defender los intereses de los 27 miembros de este bloque.
Y en enero de 2004, aún bajo la tutela de Mario Monti –antecesor de Kroes- la Comisión de Competencia de la CE anunció oficialmente que «tenía buenas razones para creer que la suiza Schindler, la alemana ThyssenKrupp, la estadounidense Otis y la finlandesa Kone, las cuatro empresas dedicadas a la fabricación de ascensores y escaleras elèctricas, se han repartido concursos para la venta e instalación de ascensores, y presumiblemente se han confabulado para restringir la competencia en los sevicios de postventa».
Según Bruselas, los hechos habían tenido lugar entre 1998 y 2004, pero había que probarlo.
De ahí que se realizaran auditorías sorpresivas en las oficinas de la Asociación Eurpea de Elevadores y en diversas oficinas de las cuatro empresas involucradas.
En el caso de Schindler, las visitas sorpresa de la CE se concentraron en su subsidiaria en Bélgica.
En su momento, la CE argumentó que la investigación se sustentaba en las denuncias que habían realizado terceros de los acuerdos de precios en los que se habían coludido los cuatro gigantes de los ascensores para frenar a sus otros competidores.
No hay tal: Schindler
En aquel 2004, la helvética Schindler se inconformó abiertamente con las investigaciones de la CE y negó ser parte de cualquier acuerdo ilícito para repartirse concursos o pactar precios.
Schindler argumentó que cuenta con un estricto código de conduca que se aplica en todas sus subsidiarias y que es una obligación para todos sus empleados. Por lo tanto, era imposible que un acuerdo de esta naturaleza se hubiera gestado en alguna de las subsidiarias de la compañía.
Se comprometió a cooperar con la autoridad europea en la investigación que realizaban, convencida de que el final de las mismas probaría su inocencia.
La empresa Schindler y sus empleados alrededor del mundo están comprometidos a cumplir con los màs altos estándares de donducta personal y profesional, lo mismo en su relacion con los clientes, que en la que establecen con sus colegas, empleados, proveedores, competidores, gobierno y sociedad civil.
La multa más alta
La multa dispuesta por Bruselas -que afecta a Schindler y a las otras tres productoras de ascensores citadas-, es la más elevada en la histoira de la UE.
Después de tres años de investigaciones, la CE consiguió probar lo que las compañías implicadas negaban tajantemente.
«Es un hecho que intercambiaron información comercial confidencial y fijaron precios para sus productos en Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo antes y después del año 2000» indicaron fuentes de la CE.
En 2007, la posición de Schindler es menos radical que en 2004, ya que la propia compañía descubrió que sí existieron acciones irregulares en su seno.
Robert Pelletier, vocero de la coordinación de ascensores de Schindler, aseguró que la multa de la CE «no será en absoluto una sorpresa».
Y confirmó que una decena de funcionarios del grupo helvético fueron despedidos en la región de Benelux en 2006 porque la Dirección General de Schindler descubrió que efectivamente habían acordado precios con sus competidores y habían tomado parte de acuerdos ilegales para repartirse el mercado.
«No haremos más comentarios al respecto, por el momento, colaboramos con Bruselas en todo lo que nos solicitó y aguardaremos al anuncio que hagan, y después de eso el grupo decidirá su proceder», agregó Pelletier.
Una posible apelación
Ante la imposición de una multa de esta naturaleza y magnitud, las empresas implicadas tienen dos caminos: asumir su fallo y pagar la multa; o apelar ante las cortes de los países en los que han sido acusadas si consideran que pueden probar que la multa es injusta.
Hace menos de un mes (25.01), la CE castigó a empresas tecnológicas por otro cártel de precios. Y en esa ocasión, fue la helvético-sueca ABB una de las implicadas. En su caso particular fue condonada de un casigo de más de 420 millones de francos suizos porque fue ella quien denunció el acuerdo ilegal que había sostenido con una decena más de homólogas internacionales.
Al resto de las involucradas se les aplicó una multa que en total sumaba 1.200 millones de francos.
Hace dos meses fueron productores de caucho sintético, y fueron 720 millones de francos.
En la era Kroes, que suma ya 27 meses, un total de 24 cárteles de precios han sido sancionados y 57 empresas han sido multadas alrededor del mundo.
swissinfo/Andrea Ornelas
Robert Schindler y Eduard Villiger fundaron en 1874 la empresa Schindler & Villiger en Lucerna, empresa dedicada a comercializar las primeras escaleras eléctricas del país.
La Comisión Europea tiene tres objetivos fundamentales: proponer nueva legislación al Parlamento Europeo; gestionar y aplicar las políticas de la UE y ejercer el presupuesto; hacer cumplir las leyes europeas.
El Tratado de las Comunidades Europeas faculta a la CE a imponer multas de hasta un 10% de la facturación anual a las empresas –de cualquier nacionalidad- que lleguen a acuerdos para pactar precios o repartirse el mercado, siempre que generen riqueza en cualquiera de los 27 países de la UE.
La suiza Schindler, la alemana ThyssenKrupp, la estadounidense Otis y la finlandesa Kone concentra 75% del mercado europeo de ascensores y escaleras eléctricas.
Schindler tiene 40.000 empleados y vende sus productos a más de 80 paises.
La compañía suiza fue investigada durante tres años consecutivos por Bruselas, antes de probar que formó parte de un cártel de precios.
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