En pie de guerra contra la piratería
Artículos como un bolso de Hermès, adquirido por casi nada en Pekín, o un Rolex albano, serán más difíciles de introducir en Suiza desde este martes.
Las mercancías falsificadas y pirateadas que entran, salen o transitan por Suiza están sujetas a una más severa legislación desde este primero de julio.
Los «productos falsificados no deben circular más por Suiza desde este primero de julio», dijo Felix Addor, sub director general del Instituto Federal para la Propiedad Intelectual. El problema cuesta a la economía aproximadamente dos mil millones de francos anualmente.
Las regulaciones colocan ahora a Suiza casi en pie de igualdad con sus vecinos de la Unión Europea.
Las medidas amplían la legislación en vigor, que permitía a las autoridades aduaneras confiscar y destruir mercancías falsificadas, pero solamente en envíos comerciales.
Con la enmienda del Parlamento a la legislación federal de los derechos reservados, los guardias fronterizos pueden actuar ahora con los viajeros ocasionales que ingresen a Suiza con productos robados, así como mercancías en tránsito.
Sospecha
«Necesitamos solamente tener la sospecha de que se trata de una falsificación», dijo a swissinfo Karin Märki de la Administración Federal de Aduanas. «Y entonces podemos incautar el bien».
Las regulaciones contra la piratería entran en vigor con el apoyo de una campaña de concienciación pública, señala Addor.
La Asociación de Protección al Consumidor reconoce que hay un problema, pero asienta que nadie conoce las reglas. Habría esperado una más amplia publicidad dada la extensa red de las nuevas regulaciones.
«Las leyes criminalizarán a individuos», indica Sara Stalder, portavoz del grupo. «Apuntará a gente que quizás haya comprado un recuerdo y termine con una falsificación».
«Debe haber más información. En las agencias de viajes y en las aduanas; la gente que sale del país y que entra después con las mercancías necesita saber qué puede suceder. Y para eso requiere mucha información».
Victor Györffy, abogado en materia de libertades civiles de la pagina web grunderecht.ch, con sede en Zúrich, recuerda que hubo muy poco debate público sobre las reglas, o las competencias de los oficiales de aduanas en general. «No veo porqué las aduanas deben tener facultades ilimitadas para registrar a la gente», dijo a swissinfo.
«El interés para que las aduanas registren a alguien debe ser bastante grande», agregó. «Si es sólo por Rolex falsos, no pienso que se justifique.»
«Un paso importante»
Para Jean-Daniel Pasche, presidente de la Federación de la Industria Relojera Suiza, es un paso importante.
La asociación comercial, que representa a cerca del 90% de los fabricantes de relojes del país, indica que se manufacturan más de 40 millones de relojes suizos falsificados cada año. Alrededor de 21 millones de relojes auténticos se transportan anualmente, precisa.
Pasche dijo a swissinfo que la industria invierte varios millones de francos anuales en la lucha contra las mercancías falsificadas, pero que cada compañía gasta además una suma no determinada contra la piratería. «Todas las marcas famosas de relojes suizos son falsificadas», aseguró.
Añadió que la mayoría son producidas en China pero que las falsificaciones de más alta gama, más difíciles de distinguir, entran al país procedentes de Italia y Turquía. Los precios van de 20 o 30 a miles de dólares.
«El precio no es una indicación del hecho de que se trate de falsificaciones», advirtió Pasche y puntualizó que la diferencia es de apenas un 30%.
Propiedad intelectual
Mientras que las autoridades esperan que las nuevas medidas y la campaña de concienciación incidan en la reducción de la demanda de mercancías ilícitas, la ministra de Economía, Doris Leuthard, firmó un memorando de entendimiento con China e India para proteger la propiedad intelectual.
China aduce que toma medidas severas contra los falsificadores, pero Addor destaca la postura de Pekín en el sentido de que la falsificación se produce sólo porque hay demanda de esos productos y la gente puede comprarlos e importarlos y no se hace nada.
«Entonces, también introdujimos esta nueva legislación por una cuestión de credibilidad», agrega. «Y estoy seguro que después de que hayamos limpiado la casa en Suiza, tendremos mucho más credibilidad para continuar las discusiones y las negociaciones con China y la India.»
Addor dice que la piratería y la falsificación son el eslabón final en una cadena de actividades criminales.
«El crimen organizado intenta obtener dinero y especialmente intenta lavar el dinero sucio vendiendo falsificaciones e intercambiando ese dinero que obtiene en otros sectores tales como la venta de armas o de drogas o el tráfico de mujeres».
Con la piratería, «aparte de los falsificadores mismos, sólo hay perdedores», concluyó.
swissinfo, Justin Häne
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
Un ciudadano sospechoso de importar mercancías falsificadas o pirateadas tiene dos opciones.
Si se piratea un bien – y su dueño lo admite – la persona puede firmar una renuncia para que el artículo sea destruido por las autoridades. El caso queda entonces concluido.
El dueño puede también interponer un proceso de inspección de 10 a 20 días.
En este caso, el artículo se torna al poseedor de los derechos reservados o de la marca registrada para la inspección.
En ese punto, el dueño puede todavía admitir que el producto es una falsificación y pagar un honorario por la inspección.
Si no, el caso toma canales legales.
Si el artículo se juzga genuino, se vuelve al dueño gratuitamente.
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