¿Los Alpes con caminos o sin ellos?
Suiza está orgullosa de sus Alpes idílicos, pero para explotarlos más permite conectarlos con caminos. La construcción de una carretera suele activar un desarrollo que a menudo perjudica el valioso paisaje cuidado por la mano humana.
“En la actualidad hay un camino que conduce hacia cada pastizal alpestre”, dice con pesar el consejero nacional Beat Jans, del Partido Social Demócrata. “Eso ocurre sobre todo con los destinados a las vacas, pero también se ha vuelto muy habitual en las regiones montañosas, donde pasta el ganado vacuno. Y es cada vez más frecuente que hasta allí suban no solo caminos pedregosos sino carreteras pavimentadas ”.
La causa de esta situación, según Beat Jans, son los ganaderos que ya no están dispuestos a pasar todo el día en el pasto alpino y prefieren bajar al valle para realizar una ocupación adicional.
“Cuando hay un camino hasta el pastizal alpestre de vacunos u ovinos, el criador va quizás una vez por día, rápidamente, y el resto de la jornada deja los rebaños solos”. Esta actitud es práctica, pero problemática, señala Jans. “Si las ovejas no son vigiladas por el pastor adquieren una conducta equivocada. Les gusta comer donde hay variedad de especies animales y de plantas”. La organización defensora de la naturaleza Pro Natura ha documentado la existencia de daños desagradables en el paisaje cuando no se controla a los animales.
Más problemática que la falta de vigilancia de los rebaños es, a juicio de Jans, la comunicación vial que suele provocar una explotación creciente. Primero aparece un quiosco, luego se levanta un restaurante y cuando la carretera es abierta a la circulación privada se construyen plazas de estacionamiento.
Uno de los problemas son los turistas automovilistas, el otro, son las modificaciones en la forma de trabajo. “Cuando se tiene una buena carretera ascendente se transporta sacos de abono y maquinaria agrícola pesada para planear, retirar los obstáculos naturales y talar los arbustos en el pastizal alpino”. Hay fotos que muestran la monotonía del paisaje tras la construcción de una carretera, precisa el parlamentario socialista del semi-cantón Basilea-Ciudad.
Es particularmente molesto que esas carreteras sean construidas con aportes millonarios de los fondos públicos.
Presión económica
“No participamos en cada conexión (carretera)con los Alpes”, responde Marc Zuber, jefe de la Sección de Mejoramiento de Estructuras y Producción en la Oficina Agrícola y de la Naturaleza del cantón de Berna. La mayoría de las tierras alpinas utilizadas están en los cantones de Berna y los Grisones.
Marc Zuber calcula que el cantón de Berna gasta aproximadamente un millón de francos por año en las carreteras alpestres. Una suma parecida aporta la Confederación. Además de las disposiciones legales (Reglamento para el mejoramiento de estructuras) se toman en cuenta criterios económicos, ecológicos y técnicos, precisa.
Zuber explica que por ejemplo en el área de Kiental, cantón de Berna, hay pastos alpestres aprovechados sin carreteras y que son accesibles sólo por sendas del ganado. Y los cultivos alpinos de Saanenland se comunican mediante teleféricos financiados en parte con ayuda pública. Pero estas serían excepciones, según Zuber. “Se debe tomar en cuenta las transformaciones estructurales. La estructura familiar de los ganaderos de montaña ha cambiado y el personal alpino es escaso. Hay que elevar la eficiencia del aprovechamiento alpestre y reducir los costos”, argumenta Zuber para justificar la subvención de las carreteras a los cultivos en los Alpes.
¿Sueldos para los pastores alpestres en vez de carreteras?
“Siempre hemos pedido que haya puestos de trabajo para mantener los pastos de verano y que se respalde la forma natural, tradicional de aprovechamiento alpestre”, señala el político social-demócrata Jans. “En vez de construir carreteras costosas sería más conveniente emplear el dinero de los contribuyentes en sueldos para quienes trabajan en las tareas alpinas”.
Su colega parlamentario Erich von Siebenthal, del partido conservador Unión Democrática de Centro (UDC/derecha) es agricultor de montaña en Gstaad del Oberrland Bernés, donde explota un sitio alpestre alquilado que a él y a uno de sus colegas les sirve para el pastoreo de ganado tierno. En esta época del año va día por medio a ver sus animales en los Alpes. Para hacerlo, el consejero nacional de la UDC recorre media hora en automóvil o una hora caminando. “Por idealismo. No recibo pago de ejecutivo por hacerlo”, dice.
A juicio de von Siebenthal, la realidad es que grandes espacios se cubren de maleza (bosquecillos, arbustos) cada año, porque las explotaciones alpinas han dejado de hacerlo por razones económicas. Se trataría sobre todo de los pastizales sin comunicación caminera. Los Alpes son mejor aprovechados cuando hay carreteras “y es difícil encontrar gente que quiera y pueda hacer ese trabajo”, señala.
Erich von Siebenthal considera que la propuesta de su colega parlamentario socialista es irreal. “No creo que haya voluntad política para dar el dinero suficiente que necesitan los agricultores de montaña para realizar su trabajo. Más aún, esa propuesta es inaplicable en la práctica. Sería un tratamiento desigual”.
Un problema de (sobre) peso
Ambos políticos rivales coinciden en que las vacas modernas, mejor dicho, sus criadores constituyen un serio problema para la economía alpina.
“Cuando veo semejantes monstruos pisoteando los Alpes, casi incapaces de moverse, llego a la conclusión de que allá arriba están las vacas equivocadas”. En vez de criar razas capaces de trepar, los programas de crianza de ganado que cofinancia el gobierno dan mayor atención al rendimiento lechero, se queja Jans. Esas vacas de alto rendimiento son, en su opinión, una de las razones para abrir carreteras.
“Si vacas de 800 a 1.000 kilos de peso comen en el pasto alpino de una ladera, en un día veraniego húmedo, hay problema”, confirma Erich von Siebenthal. “A las vacas les pasa lo mismo que a las personas. Quienes tienen sobrepeso no se sienten bien en la pendiente”, señala el agricultor de montaña de Gstaad al tiempo de dirigir un llamado a los ganaderos.
Sin embargo, para ambos políticos es indiscutible la presencia de las vacas en los Alpes, porque forman parte de la tradición suiza y es imperioso conservarla. Por eso abogan por una forma de aprovechamiento duradero y eficiente de los Alpes, capaz de fomentar la biodiversidad.
Los agricultores alpinos prefieren carreteras
En el informe de marzo de 2011 sobre la comunicación vial de los Alpes en Suiza, la organización defensora de la naturaleza Pro Natura establece, entre otros, lo siguiente:
Los labriegos que explotan áreas de pastoreo alpestre prefieren tener comunicación por carretera.
No hay atractivos financieros para el aprovechamiento de sitios alpestres incomunicados o conectados por teleférico
El factor económico tiene prioridad en el plano cantonal y es muy difícil que el aspecto ecológico gane terreno, porque las autoridades suelen ceder ante la presión política a favor de la carretera.
De acuerdo con el inventario forestal del país, el bosque ha crecido en algo más de 1.200 km2 entre 1983/85 y 2009/2011; es decir en una superficie mayor que la del cantón Uri.
Ese aumento se ve casi exclusivamente en la región de montaña, a costa, en parte, de los espacios de uso alpinos.
Las granjas alpinas dejaron de explotar esos espacios por razones financieras; de manera que no sólo abandonaron espacios determinados, sino explotaciones casi enteras.
Para bajar el ritmo con el que se pierden los paisajes de montaña cultivados, la Política Agrícola 2014-2017 del Consejo Federal prevé compensar mejor el rendimiento de las explotaciones alpinas que impulsan la biodiversidad y la conservación de los espacios.
Traducción, Juan Espinoza
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