Nestlé busca alianza estratégica en Chile
Propone crear una nueva sociedad junto con la neocelandesa Fonterra que podría concentrar hasta 70% la producción de leche fresca del país.
El proyecto es rechazado por productores pequeños, trabajadores y por la Fundación Aninat, que estiman que serían afectados los consumidores finales. La autoridad antimonopolio dirá la última palabra.
En prácticamente todos los dominios es cierta la máxima de «la unión hace la fuerza». Pero en economía, esta última puede significar concentración de mercado y desatar las más ácidas controversias.
Este verano, el gigante alimentario Nestle y la neocelandesa Fonterra, socia mayoritaria de la Sociedad de Productores Lecheros (Soprole) de Chile, intentarán a toda costa consumar una «alianza estratégica» que despierta todo tipo de suspicacias en el país sudamericano.
La idea de Nestle y Fonterra es convertirse –cada una de ellas- en propietarias del 50% de los títulos de una nueva sociedad que comercializaría el 70% de la producción de leche fresca del país.
Sin duda, un negocio redondo.
Los pequeños productores y la fundación Aninat (socia minoritaria de Soprole y entidad de corte filantrópico) se niegan rotundamente; los consumidores se manifiestan inconformes por la previsible alza de los precios; y todos, por igual, esperan ansiosos el fallo que dará al respecto en el transcurso de este mes de julio el Tribunal de la Libre Competencia (TDLC) de Chile.
El matrimonio Nestlé-Fonterra
El interés del gigante suizo de la alimentación, Nestlé, por la Sociedad de Productores Lecheros (Soprole) suma ya cinco años.
Quinquenio en el que, sin embargo, no ha sido fácil para la helvética encontrar la combinación que abra la caja fuerte del mercado de los lácteos chilenos a gran escala.
En 2001, Nestlé apostaba por aplicar en Chile la misma fórmula que echó a andar en Argentina, Venezuela, Brasil y Ecuador, al constituir junto con la neocelandesa Fonterra –quien también tiene una amplia presencia en la región latinoamericana- la llamada Dairy Partners America (DPA).
El principal obstáculo para la DPA en Chile tiene nombre y apellido: la Fundación Isabel Aninat, poseedora del 44% de las acciones de Soprole y dueña, en su calidad de accionista minoritaria, del derecho de veto.
Esto es, ninguna fusión de la Soprole puede concretarse sin su consentimiento.
De ahí que, tras varias ofensivas fallidas de Nestlé-Fonterra para hacerse de Soprole, ambas hayan decidido buscar nuevos senderos. Concretamente, la «alianza estratégica» -vía una nueva compañía- que se analiza actualmente.
Voces en contra
Las voces en contra la nueva sociedad Nestlé-Fonterra es rechazada primero que nada por el propio sindicato de la planta Macul de Nestlé en Chile. Fernando Araneda, vocero de los trabajadores, asegura que lo que se fragua una ola de despidos encubierta.
En tanto, el presidente de la Federación de Productores de Leche (Fedeleche), Adolfo Larraín, consultado por swissinfo manifiestó que «ninguna fusión de esta talla es positiva».
Según su perspectiva aunque se trate sólo de algunos productos, hay riesgos. «Conocemos los resultados que se han tenido en otros países de América Latina, y no queremos que los estragos se repitan en Chile», refirió.
Por su parte, la Asociación de Productores de leche de Valdivia (Aproval), responsable de producir 3.200 millones de litros de leche fresca al año, un quinto de la oferta anual chilena, coincide.
José Llull, integrante de Aproval, afirma que fijarán precios en función de sus intereses y en detrimento de los pequeños productores y el consumidor. En sus palabras, la nueva sociedad no es sino una DPA disfrazada.
Más allá de las percepciones subjetivas, las estadísticas económicas conceden la razón a los opositores.
En detrimento del consumidor
Nestlé y Fonterra han aclarado, en sendos comunicados de prensa difundidos a partir del 21.06, que la nueva sociedad sólo dedicaría a producir leche líquida, yogurt, postres refrigerados y jugos de fruta.
El resto de su abanico de productos tradicionales, como los quesos, cremas y todas las variantes de la leche en polvo, seguirían siendo producidas de forma independiente, y comercializadas por separado, como competidores y no como socios.
No obstante, durante los últimos ocho años, el precio que las grandes empresas productoras de lácteos pagan a los pequeños productores se ha reducido 28% en Chile, tendencia que no se ha visto reflejada en los precios al consumidor.
La concentración es, y será pues, sinónimo de riesgo. Ahora mismo, cuatro empresas manejan el mercado de los lácteos en Chile, Nestlé, Soprole, Loncoleche y Colún, la fusión de las dos primeras representará una concentración de más del 71% del mercado de la leche fresca en una sola compañía.
Y cabe destacar que la Fundación Aninat no podría impedir esta nueva fórmula, ya que se trata de una tercera sociedad, no de Nestlé o Fonterra directamente.
El inescrutable fallo del TDLC
La última palabra de esta historia la tiene el Tribunal de la Libre Competencia de Chile (TDLC), quien recibió toda clase de información sobre este asunto hasta ayer lunes (03.07).
Con todos los datos concentrados, que le suministraron las partes involucradas (a favor y en contra de la nueva empresa) tendrá que dar un fallo.
Entre los factores que ha de considerar el TDLC está si saber si existe suficiente cantidad de productos sustitutos.
Los lácteos forman parte de un grupo de productos básicos en los que la población está dispuesta a cambiar de marca si los precios repuntan por encima del 10%.
Por lo tanto, no puede dejarse que una sola empresa concentre la producción y venta de siete de cada 10 litros de leche líquida consumidos en Chile.
Está también el factor empleo, una nueva alianza estratégica implicará duplicidades en diversas áreas de producción, lo que de forma casi inevitable representaría despidos.
Tercer factor, uno de los intereses que siempre han movido a Fonterra es el incrementar la venta de la leche producida en Nueva Zelanda, el país en donde su ubica la matriz de la compañía.
Si se le otorga tanto poder dentro del mercado chileno, puede decidir importar leche neocelandesa para venderla en Chile, lo que dejaría fuera de la competencia a los pequeños productores lecheros incapaces de competir en precio en un entorno como éste.
El TDLC tiene una papa caliente entre las manos. Y la encrucijada habrá de resolverse en menos de un mes.
swissnfo/Andrea Ornelas
La Sociedad de Productores de Leche (Soprole) fue fundada en 1948 por un grupo de lecheros de Santiago de Chile interesados en comercializar conjuntamente leche fresca, mantequilla y derivados lácteos.
Juan Undurraga Aninat, uno de los productores, compró acciones a sus homólogos hasta sumar 40% de los títulos de Soprole, y creó la Fundación Aninat a la que transfirió sus títulos y dio dos misiones: realizar labores filantrópicas y proteger los intereses de los pequeños lecheros.
Simultáneamente, la neocelandesa Fonterra realizó compras «hormigas» de acciones al resto de los productores hasta detentar 55% de los títulos, lo que convirtió a Aninat en accionista minoritaria, pero con derecho de veto.
Desde 2001, Nestlé intenta una fusión con Fonterra. Aninat la rechaza. En 2006, la suiza propone una «alianza estratégica» que con aún conlleva riesgos de concentración de mercado que afectarían a los consumidores.
La fundación Aninat teme que, de aprobarse, la nueva sociedad Nestlé-Fonterra concentre entre 70 y 80% de los lácteos frescos chilenos.
Nestlé lo niega, y asegura que tendrían 48,7% de la leche líquida; 61,3% del yogurt, y, eso sí, 92% de los postres refrigerados.
Nueva Zelanda ha invertido 12.000 millones de francos suizos en Chile del año 2001 a la fecha.
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