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Nestlé recorta los vales-comida de sus trabajadores en Brasil en plena pandemia

Vallas publicitarias de productos Nestlé
Los precios de los alimentos se disparan en Brasil y los trabajadores de Nestlé encuentran cada vez más dificultades para poner comida en su mesa. Keystone / Peter Klaunzer

La multinacional suiza celebra 100 años de presencia en Brasil. En una coyuntura en la que los alimentos se encarecen como consecuencia de la pandemia, sus trabajadores se enfrentan a un recorte de los vales-comida que reciben de la empresa.

Tras un siglo de presencia en Brasil, su quinto mercado más importante con ventas por 2 790 millones de francos suizos (2 940 millones de dólares) en 2020, Nestlé se enfrenta al descontento de los sindicatos en ese país.

El gigante suizo de la alimentación tiene 31 plantas de producción en Brasil. En su fábrica de chocolate en Vila Velha, en el estado de Espíritu Santo (sureste del país), la multinacional planea reducir a la mitad los vales-comida de 680 reales brasileños (115 francos suizos) a 360 reales (59 francos). Previamente, el grupo había recortado ya las utilidades que paga a sus trabajadores. La fábrica produce los chocolates Garoto, una popular marca adquirida en 2001 que convirtió a Nestlé en el líder indiscutible del mercado del chocolate en Brasil en aquel momento.

“Que esto tenga lugar durante la pandemia de COVID-19 es realmente indignante. Resistiremos, incluso haremos huelga si es necesario”, dice Linda Morais, presidenta del sindicato local.

Vista aérea de Vila Velha
Vista aérea de Vila Velha, sede de la fábrica chocolatera Garoto, en Espíritu Santo, Brasil. Travel Pix / Alamy Stock Foto

La decisión de reducir los bonos alimentarios de los trabajadores se comunicó en enero. Los empleados de la fábrica rechazaron la decisión. El anuncio se produjo en un momento en el que los resultados de Nestlé eran razonables: las ventas aumentaron un 5,7% en 2020 (en reales brasileños), según el informe anual de la compañía.

Recortes en todo el país

Los recortes en la fábrica de Vila Velha, una ciudad con más de medio millón de habitantes, no son un caso aislado. También se han visto afectadas dos fábricas de chocolates y productos lácteos de Feira de Santana, en el estado de Bahía, (noreste del país). En noviembre pasado, Nestlé ya había reducido el pago de utilidades y recortado a la mitad el bono de alimentos que daba a más de 600 empleados.

“Esto afecta fundamentalmente a los trabajadores con los ingresos más bajos, que son la mayoría del personal. Ante el temor de posibles despidos, tuvimos que aceptar la propuesta de la empresa”, dice Eduardo Sodré, director del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (Sindialimentação), que negocia con Nestlé en Bahía.

Según Sodré, el año pasado Nestlé despidió a más de 100 empleados en las plantas de Feira de Santana y cerró la unidad de Itabuna, una ciudad 350 kilómetros al sur.

“Con un desempleo en aumento en todo el país [14% en 2020], los trabajadores se sentían inseguros. No nos dejaron otra salida», añade Sodré.

Bonos de alimentos

En Brasil, es común entregar vales-comida a los empleados que estos pueden canjear por productos en el supermercado. Esta prestación no es obligatoria, pero complementa el ingreso de los empleados. Y en la práctica, estas ayudas son vitales para los trabajadores con bajos ingresos.

La pérdida de estas prestaciones alimentarias se produce en un momento particularmente complejo. En Brasil se agravan los efectos de la pandemia de COVID-19, que ya ha dejado más de 310 000 muertos en este país. Muchas ciudades, incluida Vila Velha, donde está la fábrica de chocolate Garoto, han adoptado medidas de confinamiento, restringido la circulación y cerrado negocios como bares y restaurantes. Todo esto sucede mientras se encarecen constantemente los alimentos, lo que afecta principalmente a los trabajadores con bajos salarios.

Por ejemplo, el precio del arroz y los frijoles, parte fundamental de la dieta básica de la mayoría de los brasileños, aumentó un 76% y un 45%, respectivamente, en 2020. Este incremento es muy superior a la tasa media de inflación nacional, que fue del 4,5%. El precio de otros productos esenciales, como la carne, el aceite de cocina y el azúcar, también ha aumentado en los últimos meses. La devaluación del real brasileño, diversos factores estacionales y el incremento de las exportaciones de alimentos en los últimos años explican las disparidades.

Trabajo o beneficios

Aunque Nestlé Brasil es una sola empresa, las negociaciones laborales se llevan a cabo a nivel regional con múltiples sindicatos. Más aún, en el terreno práctico, tienen lugar fábrica por fábrica. Según fuentes sindicales, el recorte de los beneficios alimentarios comenzó en São Paulo, donde la empresa concentra la mitad de su fuerza laboral. En 2019, la empresa despidió a más de 200 trabajadores allí, pero se vio obligada a  reintegrarlos debido a una orden judicial. A cambio de ello, los sindicatos tuvieron que aceptar un acuerdo que limitaba las prestaciones para los empleados, como los vales-comida.

“Con un país afectado por un constante aumento del desempleo, no teníamos otra alternativa», dice Artur Júnior, vicepresidente de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Alimentación y Afines (CNTA Afins). Esta entidad representa a algunos de los sindicatos que negocian con la multinacional.

Grupo de personas con mascarillas
Actividad sindical frente a la planta de Garoto en Vila Velha. Sindialimentação-ES/Food Workers Union-ES

Según Júnior, al igual que muchas otras grandes compañías, Nestlé está aprovechando la reforma laboral brasileña aprobada por el Congreso Nacional en 2017. La reforma redujo el poder de negociación de los sindicatos al ampliar la posibilidad de externalizar la mano de obra, lo que abre la puerta a nuevos despidos. La reforma, una revisión integral de la legislación laboral que llevaba más de 70 años en vigor, también suprimió un impuesto sindical, eliminando así una importante fuente de financiación de los sindicatos.

“Mantener activa una campaña laboral es costoso. Se necesita tener un vehículo con megáfono, imprimir folletos y producir contenidos para las redes sociales. En plena pandemia de COVID, todo esto se vuelve aún más difícil. Pero seguiremos cuestionando los recortes de las prestaciones alimentarias dentro de lo posible», dice Morais del sindicato local de Vila Velha.

¿Un futuro mejor?

La primera fábrica de Nestlé en Brasil se instaló en 1921 en Araras, en el estado de São Paulo, para producir leche condensada. Hoy, esta empresa tiene más de 20 000 empleados y plantas de producción en ocho estados brasileños y 25 ciudades. Para celebrar el primer siglo de presencia en Brasil, la empresa lanzó una campaña publicitaria bajo el lema «alimentar un futuro mejor».

Sin embargo, a muchos trabajadores les está resultando difícil llevar comida a la mesa durante la pandemia. Uno de ellos es Ronivaldo de Jesus Almeida, de 32 años, ayudante de almacén en la fábrica de Vila Velha. El vale-comida que recibe de la empresa equivale aproximadamente a un tercio de su salario, 1 944 reales brasileños (322 francos suizos).

“Yo gasto el vale en productos básicos de limpieza y para complementar el presupuesto de comida en casa. Recortarlo a la mitad significará que ya no podré comprar carne y quizás ni siquiera huevos, que están muy caros en los supermercados ahora mismo”, dice.

Como muchos brasileños, la esposa de Almeida carece de ingresos fijos y ambos tienen que mantener a una hija. Después de haber trabajado en la planta de Vila Velha durante una década, Almeida considera que la reducción de los bonos alimentarios es una “falta de respeto”.

En su sitio web, Nestlé afirma que hace mucho por sus empleados y por las comunidades más necesitadas en respuesta a la pandemia de COVID. Y se refiere específicamente a mejorar la seguridad alimentaria.

“Hemos realizado donaciones a bancos de alimentos, organizaciones de distribución de alimentos e instituciones de ayuda como la Cruz Roja y la Media Luna Roja para ayudar a las personas más necesitadas”, dice. “Y cuando es necesario, estamos ofreciendo comida y transporte gratuitos al personal para reducir los riesgos de que enfermen”.

Sin embargo, en Brasil, la empresa está dispuesta a recortar las prestaciones alimentarias de sus propios trabajadores. Al ser contactada por SWI swissinfo.ch, Nestlé en Brasil se limitó a declarar a través de su oficina de prensa que “no comenta el contenido de negociaciones en curso” con sus sindicatos y empleados.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

swissinfo.ch/ets

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