¿Son los ricos una ruina para las arcas públicas?
Dada la buena evolución de la economía suiza, en el extranjero puede sorprender que la mayoría de los cantones helvéticos presenten graves déficits públicos. Un problema que, según algunos, se debe en gran parte a las bajas tasas impositivas para seducir a los contribuyentes ricos.
Hace unos años, Schwyz se anotó un triunfo, cuando Roger Federer dejó su Basilea natal para establecerse en este cantón de la Suiza central y beneficiarse de las bajas tasas tributarias. El pasado fin de semana, sin embargo, los ciudadanos de Schwyz tomaron una decisión histórica y asumieron el riesgo de que el tenista haga las maletas: aumentar los impuestos a los residentes más adinerados de la región. ¿Esta votación anuncia el fin de la polémica competencia fiscal entre cantones?
Algunos creen que el sistema tiene aún mucho futuro por delante. Los cantones y los partidarios de la competitividad fiscal consideran que es una mera cuestión de ajustar los impuestos cantonales. “La estrategia elegida no ha sido de ninguna manera un fracaso”, sostiene Peter Hegglin, director de Finanzas del cantón Zug y presidente de la Conferencia de Directores Cantonales de Finanzas (CDF).
Pero quizás algunos cantones se han pasado de rosca. “Nuestra política de bajar los impuestos a los más ricos ha sido excesiva en los últimos años. Ahora hay que aumentar los cargas tributarias”, reconocía Peter Hegglin, en abril pasado, en una entrevista con swissinof.ch.
Para quienes critican esta práctica, entre ellos el Partido Socialista, la situación es muy grave y debe cambiar radicalmente. Las cifras hablan por sí solas: de los 20 cantones que han hecho públicos sus presupuestos para 2015, 14 presentan déficit.
Este año, Schwyz anunció un déficit récord de 237 millones de francos, 140 millones más de lo que estimaba hace un año. El cantón prevé un déficit anual de 200 millones de francos de aquí a 2018 si la situación no cambia.
Por esta razón, el Parlamento cantonal ha decidido subir los impuestos sobre la renta, el patrimonio y los dividendos para recaudar 66 millones de francos adicionales en 2015. Esta medida afectará principalmente a los ciudadanos más solventes. El referéndum que ha presentado la Asociación de Propietarios de Inmuebles de Schwyz (HEV) contra esta decisión cuenta con el respaldo de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora). El domingo pasado, sin embargo, los ciudadanos rechazaron el proyecto, por lo que queda aprobada la subida de impuestos y el saneamiento de las arcas cantonales.
La pesadilla de las arcas cantonales
Veinte de los 26 cantones han dado a conocer sus presupuestos para 2015 y 14 de ellos prevén un déficit, según la Agencia Telegráfica Suiza. Zúrich registra el mayor agujero en las arcas públicas (-191 millones de francos), delante de Zug (-139 millones), el Tesino (-112 millones) y Solothurn (-74 millones). Solo Berna (+119), Vaud (+26 millones), el Valais (+25 millones), Uri (+7 millones), Argovia (12 millones) y Ginebra (+1 millón) prevén cifras negras para 2015.
De los cantones con déficit, Solothurn, Schwyz, Schaffhausen y Appenzell Rodas Exteriores contemplan subir los impuestos. Los otros confían en reducir el gasto público, echar mano de las reservas o endeudarse.
Obwald va a introducir un gravamen temporal (de 15 a 20 años) para financiar un sistema de protección contra las inundaciones. Lucerna aumentó los impuestos el año pasado y es uno de los cantones que aún no han anunciado su presupuesto para 2015.
¿Qué solución?
“La diferencia entre las recaudaciones y los gastos ha aumentado muy rápido, y ahora nos vemos en una situación económica catastrófica”, explica la socialista Karin Schwiter, miembro del Legislativo de Schwyz. “Es la prueba de que la fórmula de bajar los impuestos para atraer a más ricos no funciona”. Con la llegada de residentes adinerados también ha subido el precio de las viviendas. Y el gasto per cápita en servicios públicos figura entre los más bajos en Suiza.
“Antes se decía que todos se iban a beneficiar con la llegada de los ricos”, dice. Hoy, la gente está harta de tener que pagar en lugar de los más pudientes. Los ciudadanos de Schwyz han recuperado algunos de los privilegios que habían otorgado a esta categoría de personas”.
El cantón analiza, además, otros aumentos de impuestos que afectarán a la totalidad del cantón y no solo a los ciudadanos más solventes. Estas medidas pueden aportar cerca de 100 millones de francos adicionales a las arcas públicas, pero no van a solucionar del todo el problema. El déficit anual se mantendrá previsiblemente en 39 millones de francos.
Kaspar Michel, titular de Finanzas del cantón, estima que ese agujero presupuestario se debe, sobre todo, a que los ingresos fiscales han sido más modestos de lo previsto. “Hemos recaudado decenas de millones de francos menos”, declaró al ‘Neue Luzerner Zeitung’. Además, los cantones han tenido que costear un mayor número de servicios, como los hospitales. Y el Banco Nacional Suizo ha reducido los dividendos que reparte cada año a los cantones.
Kaspar Michel señala otro problema: el aumento de las sumas que el cantón de Schwyz aporta a la perecuación cantonal, el sistema que obliga a los cantones más solventes a financiar a los que disponen de menos recursos económicos.
En el marco de la perecuación financieraEnlace externo, el cantón de Schwyz desembolsó 118 millones de francos en 2008. Esta suma pasó a 147 millones en 2014 y será de 162 millones en 2015. Lógicamente, los cantones que más dinero aportan al sistema son mucho más críticos que los que se benefician de él… Pero el principal culpable es Schwyz, que calculó mal la suma que debía aportar a la perecuación. “Y no es el único que subestimó la cantidades que le tocaba pagar”, según declaró al ‘Tages Anzeiger’ Gérard Wettstein, responsable en materia de perecuación de la Administración Federal de Finanzas.
Un sistema que funciona
Varios cantones han caído, pues, en una trampa peligrosa, que se señaló claramente en 2008, cuando se modificó el sistema de perecuación financiera. El nuevo sistema contempla la base imponible de los cantones, es decir, su potencial de recaudación, y no las recaudaciones reales. Al gravar a los contribuyentes más solventes con tipos inferiores a esta base potencial, varios cantones se han visto en una situación financiera crítica, ya que la diferencia entre los ingresos fiscales y la suma que deben aportan a la perecuación se ha acentuado profundamente.
“Es una señal muy clara de que el sistema funciona”, explica Marco Salvi, del laboratorio de ideas liberal Avenir Suisse. “La perecuación se creó para compensar las diferencias de ingresos y redistribuir la riqueza entre los cantones”.
Pero la reforma del sistema de perecuación financiera no ha logrado acallar las críticas sobre la tributación y las desigualdades en Suiza. El 30 de noviembre, los suizos votan una iniciativa que propone abolir el trato fiscal preferente a los extranjeros acaudalados que residen en el país. Si se aprueba la propuesta y los directamente afectados deciden abandonar Suiza, los cantones tendrán que devanarse los sesos para hacer cuadrar las cuentas.
Traducción y adaptación del inglés: Belén Coucdeiro
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