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El director John Crowley y sus dudas de hacer la tragicomedia romántica ‘We Live in Time’

Julio César Rivas

Toronto (Canadá), 13 sep (EFE).- ‘We Live in Time’, la tragicomedia romántica del director irlandés John Crowley, cerrará este año la muestra de San Sebastián tras su estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), donde el film ha cautivado en gran parte gracias a las actuaciones de Andrew Garfield y Florence Pugh.

Para la crítica, el film tiene todos los ingredientes para convertirse en un nuevo clásico del género. Pero en una entrevista con EFE, Crowley (‘Intermission’, 2003; ‘Boy A’, 2007; ‘Brooklyn’, 2015; ‘Goldfinch’, 2019), reconoció que en un primer momento tuvo dudas sobre si quería hacer la película porque, afirmó, es un proceso «muy emocional».

«He hecho bastante trabajo emocional, y me gusta, obviamente. Pero supongo que sentí que esta película me costaría. Y de hecho, editarla durante seis meses y medio, donde estás mirando ese material día tras día, es realmente triste», confesó.

«Vas al trabajo y lloras para ganarte la vida. Eso te agota con el tiempo. Pero no dudé mucho, debo admitir», añadió con una sonrisa.

En ‘We Live in Time’, Crowley juega con una creativa estructura temporal para construir años de romance entre una exitosa chef, Almut (Pugh), y Tobías (Garfield), un ejecutivo de una compañía de alimentos, a los que se les acaba el tiempo juntos.

La química entre Pugh y Garfield es gran parte del éxito del largometraje que ya empieza a ser presentado como uno de los candidatos a los próximos Óscar.

Crowley había trabajado con Garfield en ‘Boy A’, había observado la progresión de su carrera y le conocía «bastante bien». No era el caso con Pugh. Pero la combinación de ambos funciona dentro y fuera de la pantalla.

«El casting siempre es un salto de fe. Empiezas con las intenciones más puras, trabajas muy duro, y esperas que dé frutos», reconoció Crowley.

«Ambos son actores creativamente muy ambiciosos, que realmente quieren hacer un buen trabajo. Así que, por supuesto, ambos querían que esto funcionara y sabían intuitivamente que la película se sostendría o se caería según la forma en que trabajaran», explicó.

Crowley considera que la película habría funcionado sin esa química manifiesta de Garfield y Pugh pero que la compenetración y complicidad de los dos llevó la actuación a un nivel superior.

«Todo lo que hice fue como quitar obstáculos en el camino para que no hubiera nada que les impidiera conectar con los ojos de la otra persona. Pero se gustaron. No puedes obligar a la gente a gustarse. Hicieron clic, y eso fue bastante hermoso», recordó.

«Y luego, cuando el trabajo comenzó a salir bien, ambos empezaron a sentirse mejor con el trabajo de lo que a veces es normal en los platós. Sintieron que el trabajo realmente comenzaba a nutrirlos y eso creció exponencialmente. Empezaron a confiar en el proceso; confiaban el uno en el otro más de lo que confiaban en mí. Fue un momento creativo muy especial en el rodaje», continuó.

Esa relación especial que establecieron Garfield y Pugh se manifiesta particularmente en dos escenas de la película: cuando uno le corta el pelo al otro y durante el parto. Crowley también reconoció que el hecho que está última escena se filmase hacia el final del rodaje ayudó a que, como el director señaló, resumiese la esencia del film.

Ahora Crowley se prepara para viajar a San Sebastián con Pugh y Garfield. El director irlandés ya estuvo en la ciudad española con su film ‘Intermission’ (2007). Pero esta «emocionado» con regresar al festival vasco.

«Estoy muy emocionado, al igual que mi esposa, que vendrá conmigo. Andrew (Garfield) también lo está. Creo que va a ir a disfrutar», concluyó. EFE

jcr/pem/alf

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