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El «súper franco», atemoriza a los exportadores

En Winterthur, maquinaria suiza preparada para la exportación. Keystone

La «barrera psicológica» del 1,50 se ha roto. A partir de este punto todo pude suceder. Desde el pasado 18 de diciembre, el mercado cambiario internacional exige sólo 1,49 francos suizos por cada euro. Un dato todo menos fútil.

El franco es cada vez más fuerte frente al euro y esto se convierte en una verdadera arma de dos filos.

El tipo de cambio es el fiel de la balanza del comercio exterior. Si el franco se aprecia en exceso, se torna “caro”, lo que inhibe las exportaciones porque los productos helvéticos se vuelven inaccesibles en el exterior.

Sin embargo, si se deprecia en extremo, un franco débil hace vulnerable a la economía frente a los coletazos de volatilidad que aún persisten en la fase final de la crisis. Y encontrar el equilibrio, una tarea que corresponde al banco central, no siempre es sencillo.

El temido 1,49

En economía, no existen cifras mágicas porque no se trata de una ciencia exacta.
Sin embargo, siempre hay “pisos” y “techos” que dan estabilidad a la interacción entre los distintos mercados.

El cambiario no es una excepción.

Y durante la crisis, pagar 1,50 francos suizos por cada euro se ha convertido en el límite máximo que el comercio exterior resiste sin verse vulnerado.

De acuerdo con cifras del Banco Nacional de Suiza (BNS), en junio, el mercado pagaba 1,52 francos suizos por cada euro.

En agosto, la paridad alcanzó incluso 1,53 francos por divisa europea, gracias a una serie de intervenciones del banco central, que buscaban contrarrestar caídas en las exportaciones superiores al 20% anual.

Y el viraje en el sentido opuesto inició en octubre, cuando la tasa de cambio se ubicó en 1,50 francos.

Noviembre fue un mes de tambaleos y diciembre dejó claro el panorama: el franco es una moneda que da certidumbre, así los participantes del mercado comenzaron a comprar divisa suiza y a vender sus euros y dólares, lo que irremediablemente conlleva el “encarecimiento” (apreciación) del franco, cuya paridad se ubicó en 1,48 o 1,49 francos por euro.

La única forma de contener este fenómeno es una nueva participación del banco central. Acción que no ha llegado y que genera un incómodo impasse.

Suiza, dependencia exportadora

El nivel del tipo de cambio es importante sobre todo para los países altamente exportadores, pues de él dependen su futuro y prosperidad.

En Alemania, 25% de la riqueza económica anual –conocida como Producto Interno Bruto- depende de las exportaciones; en España, la proporción es de 27%; en países de Norteamérica como Canadá, la referencia es de 33%; en Suiza, el dato es de 38%, según cifras de la Oficina Federal de Estadística (OFS).
Dicho sin rodeos, Suiza depende de sus exportaciones para vivir.
Y durante el 2009, el franco suizo se ha apreciado alrededor de 3% con respecto al euro.

¿Qué impacto tiene lo anterior?, ¿Por qué inquieta la tasa de cambio con la divisa europea más que la del dólar? Porque el 67% de las exportaciones helvéticas se dirigen a los países de la Unión Europea (UE), según datos de la Seco, y si el principal cliente de Suiza deja de comprarle, las empresas entrarían en colapso.
Durante el 2009, el franco suizo se ha apreciado alrededor de 3%.

Estimaciones del Credit Suisse publicadas en el análisis: “Comercio exterior suizo: hechos y tendencias en 2009”, refieren que cada vez que el franco suizo se aprecia 1% frente al euro, las exportaciones rumbo a Alemania caen 0,5%; las que se dirigen a Gran Bretaña y Estados Unidos; 0,4%; y las que viajan rumbo a Japón, 0,2%. Un movimiento que se traduce en pérdidas multimillonarias para las empresas.

BNS y los empresarios

El Banco Nacional de Suiza (BNS) conoce los riegos de un franco extremadamente fuerte. Por ello, en marzo pasado, cuando la divisa helvética entró en la primera vorágine de apreciación del año, el banco central intervino en seis ocasiones hasta conseguir que regresara a un nivel en el que las exportaciones suizas volvieran a ser competitivas.

Sin embargo, durante el último trimestre del año, el banco central se ha mantenido impasible mientras los empresarios manifiestan su inquietud. El pasado 22.12, Swissmem, patronal de la industria de la maquinaria suiza, afirmó que el margen de utilidad de sus miembros se ha reducido entre 6 y 8% desde que inició el año debido a las fluctuaciones cambiarias.

La de maquinaria y equipo es una de las ramas exportadoras más importantes a nivel nacional, por ello, Swissmem exhorta al banco central a mantener una tasa de cambio que asegure el futuro de las ventas en el extranjero.

Consultado al respecto por swissinfo.ch, el Centro de Investigación Coyuntural del EPF de Zúrich (KOF) afirma que tras la caída de 12% que habrán experimentado las exportaciones totales en 2009, el año próximo traerá una modesta recuperación del 2,2%, lo que habla de una nueva tendencia.

Y detalla que el 2011 permitirá un crecimiento exportador del 7,3% que devolverá el aliento a muchas empresas suizas. Pero sólo, explica, si el tipo de cambio colabora en este proceso.

Así, el banco central tiene la última palabra.

Por su destino, las exportaciones suizas se distribuyen de la siguiente manera: Alemania (19,7%), Francia (17,7%), Estados Unidos (9,6%), Italia (8,7%), China (5,7%), Gran Bretaña (5,2%), España (3,4%), Austria (3%), Holanda (3%), otros países europeos (9%), el resto se distribuye entre países de otros continentes.
Más allá de la presente crisis, durante el decenio 1998-2008, las exportaciones suizas crecieron a una tasa anual promedio del 6,1%, mientras las importaciones lo hicieron 5,1% anual.

Las empresas suizas son altamente competitivas en el mercado internacional. En algunos sectores hasta 90% de los bienes y servicios que producen las empresas helvéticas son exportados.

Los sectores intensivos en materia de exportaciones son el relojero, chocolatero y el de los quesos, que venden a otros países el grueso de su producción; seguidos por actividades como los productos mecánicos, electrotécnicos o la química, que transfieren al extranjero la mitad de su producción.

Suiza participa activamente también en las llamadas “exportaciones invisibles”, es decir, aquellas ligadas a los servicios, como consejos de gestión, seguros y turismo.

Jean-Pierre Roth, actual Presidente del Banco Nacional de Suiza, se jubila el próximo 31 de diciembre luego de 30 años de servicio en el banco central.
Roth es miembro de la Dirección General del BNS desde mayo de 1996 y desde el 2001 está a cargo de la presidencia del banco central.

Desde 2006 y hasta marzo del 2009, fungió también como Presidente del Consejo de Administración del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés) basado en Basilea.

Su sucesor será Philipp Hildebrand, un joven economista de 45 años, que tiene previsto dar continuidad a la política conservadora de Roth.

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