La competitividad suiza da un salto
Sube seis escalones para ubicarse en el lugar número 8, según el Reporte sobre la Competitividad Mundial 2005 del IMD.
Las fortalezas helvéticas: la reestructuración de sus grandes empresas, la calidad de su ciencia y su tecnología. Sus debilidades: elevados costos laborales.
La reestructuración de las grandes empresas helvéticas, que en muchos casos ha implicado agresivos recortes de personal, permitió a Suiza dar un salto en materia de competitividad internacional en 2005.
Actualmente ocupa el puesto número 8, en lugar del 14 en el que se ubicaba en 2004, refiere el más reciente Reporte sobre la Competitividad Mundial elaborado por el Institut of Management and Development (IMD), la escuela de negocios helvética de Lausana.
Los países más competitivos del mundo son: Estados Unidos, Hong Kong, Singapur, Islandia, Canadá, Finlandia y Dinamarca.
Curiosamente, el IMD ubica a Suiza en el mismo sitio que el World Economic Forum (WEF), organismo que aglutina a las 100 empresas más rentables del mundo y que también elabora un índice de competitividad anual.
Las fortalezas del país
Stéphane Garelli, Director del Centro de Competitividad Mundial del IMD asegura que las cinco empresas helvéticas de mayor talla (Nestlé, UBS y Credit Suisse, entre ellas) lograron utilidades del orden de los 32.000 millones de francos suizos durante el 2004, monto equivalente al 7% del PIB. Esto fortaleció al país.
Por otra parte, Suiza fue capaz de atraer inversión extranjera por 14.000 millones de francos suizos durante el 2004, lo que colocó la Confederación Helvética en el lugar número 12 de la escala mundial (por este concepto), delante de países que hoy son muy atractivos como España o Rusia.
«Suiza se vende mejor que antes en los mercados internacionales», detalla Garelli.
Otro punto a su favor, cita, es que un grupo de empresas suizas (encabezado por compañías como la cementara Holcim) salieron al extranjero a comprar activos por 28.000 millones de francos suizos en el 2004, lo que envía señales positivas sobre el país.
Y en el campo de actividades específicas, hay dominios en los que Suiza destaca y supera a otras economías, por ejemplo, en ciencia, tecnología, finanzas, logística y educación. Además de que sus procedimientos administrativos se simplifican constantemente, hecho que es muy valorado por las empresas.
Las debilidades suizas
Pese al avance de la economía nacional, aún hay mucho por trabajar. Entre las debilidades que encuentra el también profesor de la Universidad de Lausana, Stéphane Garelli, figura el de sus costos laborales, lo que ubica a Suiza en el lugar 56 de 60, ya que es muy elevado el nivel de los salarios que paga el país.
Por otro lado, por sus precios ocupa el sitio 55, ya que los insumos que se adquieren en territorio helvético también son onerosos.
A ello se suma la debilidad de la economía interna, que en el 2004 creció apenas 1,9%, un ritmo a todas luces insuficiente para dar respuesta a las necesidades de evolución y generación de empleos.
«El estancamiento se debe a que el consumo privado casi no aumenta (creció 1,07% el año pasado) y a que las autoridades federales y cantonales aplican actualmente una política de austeridad que ha congelado el gasto público. Por lo tanto, la inversión privada no alcanza a empujar suficientemente el crecimiento del país».
Diferencias con el WEF
Las debilidades que el WEF encuentra en Suiza en materia de competitividad son diferentes a las que destaca el IMD.
Concretamente, el sondeo que realizan los expertos del WEF entre 1.000 empresas internacionales para elaborar su índice, refiere que sus debilidades radican sobre todo en una burocracia ineficiente (18% de las respuestas); insuficiente acceso a créditos (16%), una legislación laboral muy rígida (14%), la regulación en materia de impuestos (14%) e insuficiente calificación de la mano de obra.
A cambio, cita el WEF, ofrece estabilidad política, un bajísimo índice de criminalidad, estabilidad de precios e inexistente corrupción.
El mito de los impuestos
Pese a la propuesta que han hecho muchos economistas y políticos de reducir los impuestos en Suiza para atraer empresas e inversiones, se trata de un factor digno de ser cuestionado, según el IMD.
«Es difícil ofrecer conclusiones definitivas, pero Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia y Bélgica, manejan sus economías con niveles de impuestos semejantes a los de Suiza y reportan un buen nivel de crecimiento económico, aun cuando la carga fiscal que aplican a sus contribuyentes equivale al 40% del PIB de esas naciones», señala Garelli.
En contrapartida, Estados Unidos, Australia, Estonia e Irlanda, entre otros, crecen a un ritmo saludable con una carga fiscal muy baja (entre 25 y 34% del PIB).
El caso suizo se parece al japonés, en el sentido de que combinan un bajo crecimiento durante los últimos 10 años, con un carga fiscal relativamente baja (30% del PIB).
La tendencia fiscal es, sin embargo, colocar una carga más pesada a los contribuyentes individuales y elevar los impuestos al consumo (IVA), en lugar de a las empresas que son generadoras de empleo.
Sin embargo, en el balance, Suiza presenta un mucho mejor perfil que en los tres años previos, concluye el experto del IMD.
swissinfo, Andrea Ornelas
Suiza ocupa el lugar 8 en materia de competitividad, según el IMD de Lausana.
Le anteceden EEUU, Hong Kong, Singapur, Islandia, Canadá, Finlandia y Dinamarca.
Las cinco empresas más grandes de Suiza lograron utilidades por 32.000 millones de francos en 2004.
Suiza recibió inversión extranjera por 14.000 millones de francos en 2004.
Los índices mundiales de competitividad son una forma de medir el «atractivo» que tiene un país para los inversionistas y las empresas.
Si bien Suiza es una economía con elevados costos laborales y un crecimiento bajo -lo que desincentiva la inversión- tiene a cambio fortalezas como una administración ágil, alto nivel de desarrollo tecnológico y seguridad política.
En su reporte 2005, el IMD hace énfasis en la importancia que tuvo la reestructuración de las grandes empresas suizas (en 2003 y 2004) dentro de la competitividad nacional.
Ahora las grandes compañías tienen un desempeño más eficaz, que favorece las exportaciones y la atracción de divisas.
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