«A Einsiedeln se viene por la Virgen»
La Madonna negra del bosque oscuro ha sido venerada por miles de peregrinos durante siglos.
Tamiles, portugueses y españoles forman parte de las comunidades de peregrinos que se dirigen al santuario.
Los documentos de Einsiedeln testimonian la devoción que le han tenido «enfermos, marineros, soldados, reinas, poetas, gente de todos los niveles sociales de cerca y de lejos», menciona Margrit Rosa Schmid, autora de ‘Soy negra y bella. El secreto de la madonna negra’.
Su figura con el Niño en brazos, de 117 cm de altura, ha atraído a miles.
Antes de un gran festejo, un monje y un hermano son designados para vestir la figura con alguno de los muchos atuendos que posee. El más antiguo data de 1685, indica Schmid en su escrito.
El calendario de peregrinaciones de la iglesia abacial señala los días de visita de los diversos grupos representando cantones o comunidades de inmigrantes.
«A Einsiedeln se viene por la Virgen», asienta el padre Karl Burkard, quien fue el misionero encargado de recibir y dar aliento a los fieles de la comunidad española llegada a la región central helvética desde los años 60.
Menos peregrinos
«Es un santuario como Lourdes en Francia, como Fátima para los portugueses, como hay varios lugares en España también: pienso en Monserrat, en Santiago de Compostela», explica el monje de 86 años de edad.
El padre Carlos -como la comunidad hispana le conoce-, reconoce que el número de peregrinos se ha visto reducido.
Ahora calcula que como máximo serán unos 2.000 los españoles que acuden al santuario. Este grupo de peregrinos son los únicos que tienen permitido entrar a la capilla de la Virgen para mirarle de cerca.
Le bailan a la virgen desde su llegada a la plaza abacial y las mujeres dejan a sus pies flores, como acostumbran hacerlo ante la Virgen María de Montserrat.
Portugueses, tamiles, kosovares…
Parte de la comunidad tamil en Suiza ha encontrado en la Virgen de Einsiedeln su nueva protectora en esta nueva tierra de acogida. Aproximadamente el 15% de los 40.000 tamiles que han obtenido refugio en el país tras los años 80 tienen confesión cristiana.
El conflicto en los Balcanes también ha traído a miles de refugiados a Suiza que acuden a Einsiedeln, colocándose entre los grupos más numerosos de peregrinos.
No obstante, el mayor de ellos es el de los portugueses que en el Domingo de Pentecostés llega a la plaza del convento con una réplica de la Virgen de Fátima. «Unos 4.000 actualmente», según calcula el padre Carlos.
Además, Einsiedeln es centro de encuentro para peregrinos que van a Santiago de Composela. Y no faltan ante la Capilla de María de Einsiedeln los esotéricos, o los grupos de mujeres evangélicas o los turistas que visitan el bello templo en su paso por la región.
«Es Lo más bonito que un católico puede visitar en Suiza», indica un español al compartir su experiencia en internet tras su visita al monasterio benedictino.
De nuevo en escena ‘El gran teatro del mundo’
Y en este 2007 hay un atractivo especial que según explica Urs Raschle, responsable de la Oficina de Turismo de Einsiedeln, sólo se repite cada seis o siete años.
Se presenta al público en la plaza abacial una nueva versión escénica de ‘El gran teatro del mundo’ de Calderón de la Barca, comentó Raschle, quien además participa en este proyecto en el que «aparecerán en escena 500 actores aficionados».
«Einsiedeln es un pueblo muy vivaz, ofrece muchas actividades», subraya Raschle, convencido de que el futuro del turismo en la región también radica en la fuerza creativa de su gente y en las virtudes naturales de su paisaje.
swissinfo, Patricia Islas Züttel
Desde hace más de 80 años una asociación de actores aficionados de la pequeña ciudad de la Suiza central representa la obra de Calderón de la Barca en el pórtico de su célebre Abadía.
Pedro Calderón de la Barca es uno de los grandes autores dramáticos del barroco. En sus obras el dramaturgo español del siglo XVII plantea la cuestión de la realidad y las apariencias.
En ‘El gran teatro del mundo’, uno de sus más conocidos autos sacramentales, pone en evidencia la idea de la vida como un teatro.
En 2000 acudieron 65.000 espectadores para ver la obra. En este septiembre de 2007 se esperan por lo menos 50.000 personas.
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