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Grandeza y decadencia del centro-derecha

Rostros insatisfechos de los diputados del PDC, Jean-Michel Cina (izq.) y Philipp Stähelin. Keystone

El Partido Demócrata-Cristiano puede ser considerado como el partido gubernamental por excelencia. Está representado en el gobierno federal suizo desde hace más de 100 años.

Sin embargo, el electorado de esta formación sigue reduciéndose.

Puede parecer paradójico, pero este gran partido gubernamental ha sido en primer lugar la principal fuerza de oposición al nuevo Estado Federal creado por los radicales en 1848. Los católicos se habían opuesto a su creación. Vencidos durante la guerra civil del ‘Sonderbund’ (1847), los católicos quedaron naturalmente al margen de la Suiza moderna.

El viraje de 1874

A pesar de todo, los católicos suizos no se dejaron acorralar. Para hacer escuchar su voz utilizaron los instrumentos puestos a su disposición por el sistema de la democracia directa: el referendo y la iniciativa.

Fue sobre todo la revisión total de la Constitución Federal (1874) la que demostró que los católicos-conservadores podían bloquear el funcionamiento del Estado. Los radicales prefirieron acercarse entonces a sus adversarios y las puertas se abrieron.

Un primer católico-conservador fue elegido al Tribunal Federal en 1879, en la presidencia del Consejo Nacional (Cámara Baja), en 1887, y al Consejo Federa, en 1891.

Esta colaboración se intensificó aún más frente al aumento de la fuerza de un enemigo común: el socialismo. La huelga general de 1918 reforzó aún más esta alianza. En 1920, los radicales, debilitados por la introducción de un sistema de elección proporcional, abandonaron un nuevo escaño a favor de los católicos-conservadores.

Giro al centro

Los católicos-conservadores intentaron ir más allá de la simple defensa de los intereses de los católicos.

Una primera tentativa pudo ser vista en el desarrollo del movimiento cristiano social. A raíz de la Encíclica ‘Rerum Novarum’ del Papa León XIII (1891), los católicos desarrollaron una doctrina social. De este modo querían responder a las preocupaciones de la clase obrera y alejarla de los llamados de las sirenas del socialismo.

Otro impulso fue dado por el Concilio Vaticano II (1962-1965). En términos de política suiza esto se reflejó en una renovación del partido con la creación, en 1970, del Partido Demócrata-Cristiano (PDC).

El nuevo nombre mostraba que el PDC no renunciaba a sus referentes cristianos y que no se dirigía únicamente a los católicos.

Más que de un cambio de nombre se trataba también de un cambio de orientación. El nuevo PDC prefirió situarse en el centro del tablero político. Cercano a los sectores liberales en lo relativo a la política económica y financiera, el PDC tampoco vacilaba en aproximarse a los socialistas en materia de política social.

No obstante, el PDC siguió siendo un partido católico. En 1972, sólo un 14% de sus electores eran protestantes.

Esta raíz en tierras católicas tuvo también ventajas. Católicos-conservadores y demócratas cristianos disfrutan de un electorado fiel. Desde los años 20, hasta los años 80, el partido movilizaba entre un 20 y un 23% del electorado. Durante el mismo período, el número de escaños en las dos cámaras del parlamento suizo oscilaba entre 60 y 66 disputados.

Descenso a los infiernos

La caída ha sido brutal. En 1987, el porcentaje de electores fue inferior al 20% y no ha dejado de disminuir para llegar a casi un 14% en la actualidad. El número de diputados elegidos también se ha fundido como la nieve al sol. Ha pasado de 61, en 1987, a 43 en este momento.

Dos explicaciones son posibles. Por un lado, el fenómeno de secularización de la sociedad hace que el voto católico tenga mucho menos importancia que en otros tiempos.

Por otro, frente a las preocupaciones de los ciudadanos (desempleo, alto costo de la salud, etc), la izquierda, pero sobre todo la Unión Democrática del Centro (UDC/ derecha dura) proponen sus propias soluciones, mientras los radicales y demócratas-cristianos se limitan a defender su política.

En este contexto, las elecciones federales del pasado 19 de de octubre han caído como una cuchilla. Ampliamente sobrepasados por la UDC y los socialistas, radicales y demócratas-cristianos no son ahora sino la sombra de sí mismos.

Ahora, a los dos antiguos motores de la política federal, sólo les queda encontrar la forma de corregir el rumbo.

swissinfo, Olivier Pauchard
(Traducción: Jaime Ortega)

-Erosión del PDC a escala federal

1983: 60 escaños y 20,2% del electorado
1987: 61 escaños y 19%,6% del electorado
1991: 51 escaños y 18% del electorado
1995: 50 escaños y 16,8% del electorado
1999: 46 escaños y 15,9% del electorado
2003: 43 escaños y 14,4% del electorado

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