La Iglesia se dispone a recibir al Papa
Berna prepara el marco adecuado para el acontecimiento religioso más importante de los últimos 20 años.
Mientras el Papa Juan Pablo II inicia su visita a la Confederación Helvética, los organizadores en la capital suiza trabajan contra el reloj para tener todo listo.
La primera visita del jefe de la Iglesia Católica Romana a Suiza tuvo lugar en 1984. Esta vez acude a invitación de la juventud católica helvética, con el respaldo condescendiente de los obispos al proyecto.
Aún así, la invitación ha generado un intenso debate sobre si es pertinente que el visiblemente debilitado Pontífice de 84 años siga ejerciendo su función.
Cita con la juventud en la pradera de Allmend
Se espera que más de 10.000 personas acudan al Encuentro de los jóvenes católicos suizos este sábado. La presencia del Papa en la ceremonia inaugural será el punto culminante en el acto que tendrá lugar en las instalaciones cerradas del coliseo deportivo más grande de la ciudad.
A la misa al aire libre del día domingo, en la pradera de Allmend, asisitirán – según los cálculos -, unas 50.000 personas.
El lema de la reunión de dos días: «!Levántate!» tiene la intención de alentar a la juventud católica a practicar su fe. La música, la danza y los talleres de trabajo serán rasgos sobresalientes del encuentro.
Nuevo impulso para los católicos
Agnell Rickemann, secretario general de la Conferencia Episcopal de Suiza, admite que la preparación de este enorme acontecimiento religioso ha causado dolores de cabeza. Pero enfatiza a la vez que valió la pena.
«Nos regocija su llegada. Creo que dará un nuevo impuso al catolicismo en Suiza», declara a swissinfo sin omitir que se trata esencialmente de un encuentro de la juventud. «Dado que Suiza tiene cuatro idiomas nacionales, ha sido costoso organizar el evento», precisa.
Gran dispositivo de seguridad
La visita plantea un problema singular a las autoridades, porque la seguridad del ilustre visitante es primordial. Conviene recordar que Juan Pablo II fue víctima de un atentado en 1981.
Por otra parte, Estados Unidos considera que el Papa sería un blanco «probable» de los terroristas. A ello se añade la obligación policial de garantizar la seguridad de decenas de miles de personas asistentes a los actos.
«Es un gran reto», señala Peter Theilkäs, de la Policía de la ciudad de Berna, responsable de las medidas de seguridad durante la visita de dos días. Contará en esa tarea con el apoyo de la Policía cantonal de Berna.
Según Theilkäs, 1.000 oficiales de policía, escuadras antiterrorismo y personal de socorro médico están en servicio. Y para evitar cualquier riesgo de ataque por aire, ha sido cerrado el espacio aéreo correspondiente.
Las autoridades de Berna han prohibido asimismo cualquier tipo de manifestaciones este fin de semana.
Tensión entre las iglesias del país
La sorprendente noticia de que el Papa venía a Suiza no ha causado entusiasmo en todas las regiones del país.
A mediados de mayo, un grupo de 40 teólogos de la Suiza de expresión alemana publicaron una carta abierta exigiendo la dimisión del Sumo Pontífice. Un breve sondeo indicaba además que 74% de los suizos considera oportuna la jubilación del Papa.
Fracasó la tentativa de incluir a la Iglesia Protestante del país en la visita del Papa. La Federación de Iglesias Protestantes de Suiza declinó la invitación por cuanto -según sostiene-, la misa no es realmente ecuménica al no participar en la comunión quienes no son católicos.
Descontento
Aunque las autoridades de Berna han prohibido las manifestaciones durante este fin de semana, la ‘Alianza antipapista’, surgida de la izquierda alternativa, adelantó su intención de manifestarse contra lo que denomina «fundamentalismo religioso».
En la misa del domingo distribuiría preservativos en señal de protesta «contra las estructuras patriarcales, sexistas, misógenas y homófobas de todas las religiones, pero también contra la política del Vaticano frente al Sida».
Un nuevo embajador
En la recepción al Papa, Suiza anunciará este sábado el nombramiento de su embajador ‘extraordinario y plenipotenciario’ en la Santa Sede. Los protestantes ha recibido con frialdad la regularización de relaciones diplomáticas entre Berna y el Vaticano.
El Consejo Federal (gobierno) designó el 18 de mayo pasado a su diplomático, en espera de la luz verde del Vaticano. Suiza excluye empero la apertura de una representación oficial en Roma.
En realidad, el cambio es mínimo, aun cuando a nivel de otras confesiones plantee un problema de igualdad de tratamiento. La idea de nombrar un embajador suizo ante la Santa Sede fue propuesta de nueva cuenta por Joseph Deiss. El presidente de la Confederación considera que la visita del Papa es «la ocasión ideal para normalizar esta situación».
Clarificación deseada
La Nunciatura Apostólica, embajada de la Santa Sede en Suiza, se alegra del nombramiento de pleno derecho «que establecerá por fin una perfecta reciprocidad de sus relaciones», declaró Paul Russel, secretario general de la representación.
A su juicio, esta regularización es algo bueno, no sólo para el Vaticano sino también para Suiza. Pero la Federación de Iglesias Evangélicas de Suiza dice estar sorprendida por no haber sido consultada.
«Hay una desigualdad de tratamiento con respecto a otras confesiones», afirma Simon Weber, portavoz de la Federación de Iglesias Protestantes, según la cual el Vaticano es una Iglesia antes que un Estado.
Actitud básica optimista
Agnell Rickenmann, secretario general de la Conferencia Episcopal de Suiza, admite que mientras los jóvenes católicos y los obispos se alegran por la visita, no todos tienen «la misma relación con el santo padre».
«Por lo visto hay entre nosotros sacerdotes que tal vez son un poco críticos. A pesar de ello, pienso que el estado de ánimo general es positivo», señala.
swissinfo, Morven McLean y agencias
(Traducción y adaptación: Juan Espinoza)
El Papa visita Suiza el primer fin de semana de junio.
Es su segunda visita a la Confederación Helvética.
Se aguarda la presencia de más de 10.000 personas en el Encuentro con los jóvenes católicos.
Se calcula que a la misa del domingo asistirán unas 50.000 personas.
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