La inmigración divide a la derecha en Portugal
Lisboa, 15 feb (EFE).- El debate sobre la inmigración abierto en Portugal ha provocado una división interna en la derecha lusa, entre quienes reclaman un mayor control y quienes, como el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, alertan contra la tentación de acercarse al populismo de la extrema derecha.
En el último capítulo de la polémica, el alcalde de Lisboa, el conservador Carlos Moedas, ha roto su tradicional discurso de moderación para advertir que no acepta «lecciones de nadie» cuando se trata de hablar de inmigración, en un mensaje dirigido al propio presidente de Portugal.
La muerte de dos inmigrantes de origen asiático en un incendio en una vivienda en Lisboa destapó las condiciones de vida de cientos de personas en el centro de la capital y detonó el debate.
El alcalde defendió «ordenar» el flujo migratorio y limitar la entrada en Portugal a extranjeros con contrato de trabajo.
Luís Montenegro, líder del Partido Social Demócrata -principal grupo de la oposición- fue más allá y consideró que Portugal debe «buscar» inmigrantes que puedan interactuar mejor con la sociedad lusa.
Los portugueses, dijo, «tenemos que ser más osados. Tenemos que arriesgar, buscar por el mundo a las comunidades que puedan interactuar mejor con nosotros, que se puedan integrar mejor en nuestra cultura».
El presidente del país, el también conservador Marcelo Rebelo de Sousa, quiso zanjar el debate alertando contra el populismo y la sintonía con los planteamientos de la extrema derecha representados en Portugal por Chega.
Rebelo de Sousa pidió a los dirigentes del PSD que no se dejen llevar por la «emoción» ni por la tentación de «captar votos y ser más populistas».
«No se puede ir detrás de la emoción, la emoción a veces no es racional y la copia siempre pierde con el original», alertó el presidente, que reclamó «cabeza fría» frente a los prejuicios.
La respuesta del alcalde no ha hecho esperar. Carlos Moedas advirtió que no acepta «lecciones» sobre inmigración o emigración y reclamó una política migratoria «digna» para Portugal.
«Fui emigrante, estoy casado con una inmigrante, y mi suegro es marroquí, mi suegra es tunecina, por eso hay algo que me gustaría dejar muy claro: No acepto lecciones de nadie en este tema, de nadie», dijo anoche.
Según estimaciones oficiales, Portugal tiene más de 750.000 inmigrantes -sobre una población de 10,3 millones de habitantes- que contribuyen al sistema de Seguridad Social con unos 1.200 millones de euros.
Los brasileños, alrededor de 235.000 según el Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF), son la comunidad más numerosa.
El país modificó la legislación el pasado año para facilitar la llegada de extranjeros, que pueden acceder a un visado temporal, por 120 días prorrogables durante 60 adicionales.
La reforma, que busca atraer mano de obra para el país, salió adelante con la mayoría absoluta del Partido Socialista, el PSD se abstuvo y Chega se ausentó en la votación. EFE
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