«ETA deberá entregar las armas como hizo el IRA»
Este jueves se produjo el esperado anuncio de la banda terrorista ETA del cese definitivo de la lucha armada. Con este comunicado se pone fin a 43 años de violencia con un saldo de 829 víctimas mortales.
El suizo Pierre Hazan, experto en justicia criminal internacional y miembro del Grupo Internacional de Contacto (GIC), participó esta semana en la conferencia internacional sobre el final del terrorismo de ETA, celebrada en San Sebastián. Entrevista.
La conferencia de paz, que no contó con representación de los gobiernos central ni autonómico vasco, pidió a ETA su fin “definitivo” y que Madrid acceda a negociar con la banda terrorista. Tres días después, ETA emitió su comunicado en los mismos términos adelantados en la citada ciudad vasca.
swissinfo.ch: ¿Dónde recibió usted la noticia del abandono de la lucha armada de ETA?
Pierre Hazan: Estaba en mi casa cuando recibí un mensaje SMS. Fue un momento de gran alegría que todos esperábamos desde hace mucho tiempo y que, finalmente, se ha hecho realidad con este comunicado.
swissinfo.ch: Usted ha participado en este proceso en calidad de miembro del Grupo Internacional de Contacto (GIC). ¿Cuál es la misión del GIC?
P.H.: La idea del GIC era facilitar el proceso de paz. Éramos conscientes de una evolución en la sociedad vasca, incluidos los nacionalistas, de que había un clima favorable para una resolución pacífica del ‘conflicto’. Nuestro trabajo consistía en acompañar y crear las condiciones más favorables para el comunicado que ETA acaba de emitir.
swissinfo.ch: ¿Estamos frente a una decisión irreversible? ¿El comunicado de ayer es el primer paso hacia el fin de ETA?
P.H.: En todo caso, creo que es un paso extremadamente significativo que marca el fin de la lucha armada. Obviamente, queda aún mucho camino por recorrer… muchas decisiones que tomar y discusiones que entablar. Al igual que en Irlanda del Norte, el fin de este proceso debe ser la normalización de la vida política en el País Vasco y el restablecimiento de la confianza en una sociedad marcada por la muerte de casi un millar de personas.
swissinfo.ch: ¿Cuáles son los siguientes pasos a seguir para garantizar el fin definitivo de la lucha armada?
P.H.: Tras esta decisión, estimo conveniente que el Gobierno español haga algunos gestos humanitarios que permitan comenzar a construir la confianza necesaria y, a largo plazo, legalizar a todos los partidos que rechacen categóricamente la violencia. Y luego, a semejanza de lo que se produjo en Irlanda del Norte, los ‘violentos’ deberán entregar las armas como lo hizo el IRA en su momento. Podemos imaginarnos que el País Vasco va a vivir un proceso análogo.
swissinfo.ch: En su comunicado, ETA pide a España y Francia la “apertura de un proceso de diálogo directo” para resolver “las consecuencias del conflicto”. ¿Cómo interpreta usted esas palabras?
P.H.: Creo que, en este marco de ‘no violencia’, es trascendental que las dos partes comiencen a hablar de las cuestiones pendientes, que son múltiples. La de las víctimas y su reconocimiento, por ejemplo, es un punto clave. No olvidemos que ETA es responsable de la muerte más de 800 personas.
Otro tema pendiente son los cerca de 700 presos de ETA, de los cuales 140 cumplen condena en Francia. Se podría concebir como un gesto humanitario que purguen sus penas más cerca del territorio vasco. Sin duda también sería bienvenido un gesto humanitario hacia los presos en estado terminal, cuyo número es muy limitado.
Y, como decía anteriormente, está la cuestión de la normalización de la vida política, de la legalización de un partido que estuvo a punto de ser legalizado hace no mucho, Sortu, que rechaza categóricamente la violencia.
Tras el anuncio de ETA entramos en una nueva fase, emprendemos un camino que desembocará -y espero que así sea- en una solución satisfactoria para todos los españoles.
swissinfo.ch: Precisamente, algunos españoles se muestran escépticos. ¿Qué les diría usted a los que desconfían de ETA, entre ellos las familias de las víctimas del terrorismo?
P.H.: Murieron hombres, mujeres y niños. Comprendo perfectamente -como, creo, que todos nosotros- las emociones y los resentimientos que pueden albergar las víctimas y sus allegados. Y los respeto. Pero también estoy convencido de que la confianza se construye. Sin duda, será un proceso largo y difícil. Ahora hay que ver cómo se normaliza la situación.
En mi opinión, un momento clave fue cuando en abril pasado la patronal vasca condenó oficialmente los actos de intimidación y extorsión de ETA y exigió que cesaran. Cabe recordar que entre las víctimas de ETA figuran 40 empresarios asesinados y casi 50 secuestrados. Hoy, 2.000 personas en el País Vasco viven con escolta. Una situación extremadamente grave.
Ahora confiamos en que este capítulo está a punto de cerrarse. Hay indicios concretos del inicio de una normalización. No se han registrado, por ejemplo, atentados desde 2009. Y esta normalización que debe seguir y facilitar la recuperación progresiva de la confianza.
ETA (Euskadi y Libertad en vasco) nace en 1959 en Bilbao. En 1960 la banda se cobra su primera víctima mortal, la niña de 22 meses de edad, Begoña Urroz, que muere abrasada por una bomba colocada en la estación de tren de Amara, País Vasco.
El 7 junio de 1968 muere el guardia civil José Antonio Pardines. El 20 diciembre de 1973 murió asesinado el almirante Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno de España durante la etapa final de la dictadura de Franco.
El 13 septiembre de 1974 se produce el primer atentado indiscriminado en una cafetería de Madrid, con un balance de 13 muertos y 84 heridos.
La mayor actividad terrorista se dio entre los años 1978 y 1980, período de tiempo durante el que fueron asesinados 234 personas. En 1980, su año más sangriento, ETA acaba con la vida de 92 ciudadanos en una campaña de terror.
Entre el 18 de septiembre de 1998 y el 3 de diciembre de 1999 se produce la tregua más extensa de todas las declaradas por la banda (acuerdo de fuerzas nacionalistas en el Pacto de Lizarra)
En 1997, la sociedad española mostró de forma más clara su rechazo a ETA tras la liberación de José Antonio Ortega Lara después de 532 días de cautiverio y, sobre todo, con el secuestro y posterior ejecución del concejal del Partido Popular (PP) de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Hasta seis millones de personas salieron a la calle para mostrar su rechazo a ETA.
Años más tarde, ETA terminó otra tregua con el atentado del 30 de diciembre de 2006 en el aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Barajas, Madrid.
Los últimos asesinatos de la banda fueron en Francia (dos guardias civiles murieron en Capbreton en diciembre de 2007), más tarde en junio de 2009 mataron al policía autonómico, Eduardo Puelles, en el País Vasco. También en 2009 mueren los dos guardias civiles en Mallorca. Su última víctima fue un gendarme galo en marzo de 2010.
En un total de 43 años de lucha armada, ETA ha asesinado a 829 personas (Datos del Ministerio de Interior de España) además de causar numerosos heridos y de obligar a muchos ciudadanos del País Vasco a abandonar su tierra por temor a perder la vida.
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