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La iniciativa contra los alminares es «irresponsable»

Keystone

El debate sobre la iniciativa popular que quiere prohibir la construcción de minaretes en Suiza es susceptible de desencadenar reacciones virulentas.

Alberto Bondolfi, profesor de Ética de la Universidad de Lausana, analiza la situación. Entrevista.

A pesar de haber sido convocada con éxito, la iniciativa podría estancarse en los bancos del Parlamento. El Legislativo podría declararla nula por considerarla anticonstitucional y contraria a los convenios internacionales firmados por Suiza.

Los parlamentarios se muestran, en general, bastante reacios a la hora de hacer uso de este veto. Normalmente prefieren que el pueblo se exprese, a pesar del peligro que supone rechazar ‘a posteriori’ la entrada en vigor del texto legal por inaplicabilidad.

No obstante, la probabilidad de que el pueblo electoral helvético acepte la propuesta, es casi nula.

Mientras tanto, el debate público adoptará, sin duda, tintes emocionales, ya que se trata de un tema sensible, susceptible de despertar preocupaciones y prejuicios en la población.

A pesar de que los promotores de la iniciativa sostienen que la prohibición de los alminares no pone trabas a la práctica religiosa de los musulmanes, se ataca claramente un símbolo islámico, incluso si se trata de un mero elemento arquitectónico del edificio religioso.

Tanto la Conferencia Episcopal como la Federación de las Iglesias Protestantes suizas declararon su oposición a la prohibición.

En su comunicado, el Gobierno suizo se opone firmemente a la iniciativa, puntualizando que emana de un grupo de individuos y no de las autoridades estatales.

swissinfo: ¿Serán suficientes estas garantías para aplacar los ánimos en los países islámicos que ven su religión en peligro en Suiza?

Alberto Bondolfi: Pienso que los representantes oficiales de esos países están tranquilos, pero no estoy seguro si también la opinión pública en esas naciones lo ve con tanta calma.

El daño que ha provocado esta iniciativa a la imagen de Suiza es grande y, en mi opinión, los promotores se han comportado de manera irresponsable.

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Iniciativa popular

Este contenido fue publicado en La iniciativa popular permite a los ciudadanos proponer una modificación de la Constitución. Para ser válida debe ser firmada por lo menos por 100.000 ciudadanos con derecho de voto y en un espacio de tiempo de 18 meses. El Parlamento puede aceptar directamente la iniciativa o rechazarla y preparar un contraproyecto. En estos dos últimos…

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swissinfo: Con la exacerbación de la discusión se agrava el riesgo de hacerle el juego a los extremistas en Suiza, donde hasta ahora siempre han prevalecido las corrientes moderadas…

A.B.: Este efecto indirecto de radicalización es real y al mismo tiempo deplorable. Pero más allá de este efecto potencial, se debe considerar el hecho de que nos tendremos que avergonzar si se llegara a aceptar la iniciativa. De hecho, el texto de esta iniciativa contradice claramente la letra y el espíritu de los derechos fundamentales de las personas.

swissinfo: ¿Representa esta iniciativa el intento de transformar el Estado de protector de las libertades fundamentales de culto en protector del cristianismo frente al Islam?

A. B.: En mi opinión, el cristianismo no puede verse perjudicado por la presencia de alminares en Suiza. Nos lo quieren hacer creer los iniciadores, pero no existe ni el menor apunte creíble que lo compruebe.

Por otro lado, no creo que la sociedad suiza sea antiislámica. Sólo algunos grupos manifiestan cierta hostilidad, no tanto contra el Islam en general, sino contra algunas expresiones de la religión musulmana.

Esta hostilidad se dirige ahora contra esa religión, pero en el pasado ha encontrado, en los mismos círculos políticos, otros blancos, si pensamos por ejemplo en el antisemitismo de una parte de la población suiza hasta los años 30 y 40 del siglo pasado.

swissinfo: En Suiza, las estructuras del Estado no han sido adaptadas a las transformaciones en la composición religiosa de la sociedad. ¿No se tendrían que introducir ya esos cambios?

A.B.: Necesitamos cambios y adaptaciones que reflejen la situación y las necesidades actuales. En Suiza, el obstáculo más importante en esta materia parece ser el de la competencia intercantonal. De hecho, la Confederación se limita a garantizar la libertad religiosa y la libertad de conciencia, al tiempo que deja a los cantones la posibilidad de gestionar las relaciones con las distintas comunidades religiosas.

Es necesario reformular jurídicamente toda esta materia, dando más poder a la Confederación y tratando de conseguir una mayor homogeneidad entre los diferentes cantones.

Esta tarea es particularmente complicada porque vivimos en una sociedad históricamente marcada por el cristianismo, que sigue pesando sobre nuestras espaldas y que sigue determinando nuestras actitudes y mentalidades. Un mejor conocimiento de nuestra historia deberá en todo caso ayudarnos a no repetir los errores del pasado.

Hace un par de siglos, nos escandalizábamos por las procesiones y otros ritos aborrecibles de la confesión contraria; hoy son los alminares. Pero en el entretanto hubo la Revolución Francesa y la Ilustración que nos han obligado a formular los derechos fundamentales que nuestras constituciones hoy protegen.

No podemos retroceder en el tiempo, incluso si una iniciativa malograda nos quiere obligar a ello a toda costa.

Entrevista swissinfo: Sonia Fenazzi
(Traducción del italiano: Antonio Suárez Varela)

La iniciativa ‘Contra la construcción de alminares fue lanzada por un grupo de exponentes de la derecha nacional-conservadora en mayo de 2007. Cuenta con el apoyo de 114.895 ciudadanos con derecho de voto. Las firmas se entregaron el pasado 8 de julio a la Cancillería Federal.

Los promotores del comité iniciador sostienen querer así frenar «la islamización apremiante de nuestro país», sin limitar por ello la práctica de la religión musulmana. Arguyen que el minarete no tiene nada que ver con la fe y que, por el contrario, representa un símbolo del «imperialismo político-religioso».

En la inmensa mayoría de los casos, conseguir las 100.000 firmas necesarias para la convocatoria formal de un referéndum no significa que el proyecto legal consiga el aval de las urnas.

Desde la introducción en 1891 del artículo que permite una revisión parcial de la Constitución suiza mediante la iniciativa popular, hasta hoy sólo 15 de 163 textos de enmienda han sido aprobados en votación. La cuota de rechazos se eleva al 90%.

La primera iniciativa popular aprobada data de 1893: un proyecto con carácter antisemita ya que pretendía —y logró— prohibir la matanza conforme al rito religioso judío. La última es de noviembre de 2005: ‘Para una producción alimenticia sin manipulación genética’.

En todos estos años, el Parlamento suizo ha anulado sólo 4 iniciativas.

Católicos: 3,06 millones
Protestantes: 2,57 millones
Musulmanes: 310.000
Ortodoxos: 132.000
Judíos: 18.000

Fuente: Oficina Federal de Estadística

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