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¿Quién debe elegir al Gobierno suizo?

Keystone

El Parlamento elige el Gobierno federal en el sistema suizo de democracia directa. Ahora bien, ¿es esta una anomalía precisa o una excepción resguardada? La respuesta saldrá de las urnas el 9 de junio, cuando los electores suizos decidan sobre una propuesta que pretende transferir esta competencia al pueblo.

La reforma sometida a votación federal el 9 de junio equivaldría a una especie de revolución en Suiza, porque modificaría la modalidad de elección invariable desde 1848; es decir, desde el nacimiento del Estado federal.

Dos iniciativas que en el pasado pretendieron dar al pueblo la potestad de elegir el Ejecutivo helvético en vez de las Cámaras federales fracasaron en las urnas. La última data de 1942. Aquella fue una exigencia del Partido Socialista que entonces no formaba parte del Gobierno, a pesar de tener el mayor número de escaños en el Consejo Nacional (diputados).

Ahora es la Unión Democrática de Centro (UDC/derecha conservadora) quien va al ataque. Las razones esgrimidas por la formación conservadora de derecha para lanzar, en el 2010, la iniciativa “Elección del Consejo Federal por el Pueblo” son similares a las de los socialistas de hace unos 70 años. Esa decisión la tomaron después de que el carismático personaje de la UDC Christoph Blocher quedó excluido del Gobierno en el año 2007.

“Entre bastidores de cada elección del Consejo Federal hay, hasta hoy en día, algunas jugadas poco limpias e intrigas de los partidos que no son dignas de la democracia directa”, sentencia el diputado de la UDC Hans Fehr. El hecho de que los partidos no tengan en el gobierno una representación proporcional a su fuerza en el Parlamento contradice la voluntad del pueblo”.

La UDC es el segundo partido más importante del Parlamento, pero en el Gobierno apenas tiene un asiento y no se siente representada con equidad, precisa.

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Un gobierno a prueba de democracia

Este contenido fue publicado en El domingo 9 de junio los suizos votarán sobre el sistema de elección del Ejecutivo. En las urnas se decidirá ese domingo si el pueblo debe tener ese derecho o si, como hasta ahora, lo mantendrá el Parlamento. De aprobarse la modificación, Suiza se convertiría probablemente en el único país del mundo donde el gabinete…

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Como en el plano cantonal

Por eso considera necesario que el pueblo elija el Consejo Federal. “De este modo se fortalecería la legitimidad del Gobierno y se perfeccionaría el sistema de la democracia directa suiza”, añade el parlamentario zuriqués. En los cantones y en casi todos los municipios de Suiza es el pueblo quien en realidad elige el ejecutivo.

Pero una gran parte de los opositores a ese punto de vista señala que la elección de los miembros del Gobierno federal no puede compararse con las de nivel cantonal. “Aquella es una realidad más pequeña, donde los electores conocen a los candidatos. En el plano nacional es mucho más difícil que los electores conozcan a los candidatos de otros cantones, sobre todo a los de otras regiones lingüísticas”, recalca el senador liberal radical Raphaël Comte.

La iniciativa aprobada por un comité de representantes de la UDC, es combatida por el Gobierno y el Parlamento. La cámara de los cantones (Consejo de los Estados) la ha rechazado por 34 votos en contra 5 a favor y 3 abstenciones, la cámara del pueblo (Consejo Nacional) ha hecho lo ha hecho por 137 votos en contra y 49 a favor. La UDC es el único partido que la apoya.

La propuesta de modificar cuatro artículos constitucionales prevé que el Consejo Federal sea electo por votación popular, mediante el sistema mayoritario. La elección se desarrollaría cada cuatro años, junto con la de la Cámara del pueblo (diputados).

La Confederación entera constituiría una circunscripción electoral única. Las regiones y los cantones de hablas francesa e italiana tendrían el derecho obligatorio de al menos dos de los siete asientos en el Gobierno federal.

Los candidatos que obtengan la mayoría absoluta serían elegidos en la primera vuelta. Pero la mayoría simple en el segundo escrutinio.

Por otra parte, las elecciones del presidente (a) y del vicepresidente(a) sería competencia del Gobierno y ya no del Parlamento.

Temores de “americanización”

El parlamentario neo-castellano ve el peligro de que la elección del Consejo Federal caiga en la “americanización. El dinero pasaría a ser un elemento importante, porque desplegar una campaña amplia para ganar visibilidad en cada región del país implica estar en condiciones de gastar más. Por lo tanto, quien disponga de más recursos (financieros) tendría más posibilidades de ser elegido”.

“Suiza es un país pequeño, no hay ningún riesgo de americanización”, rebate Fehr, en cuya opinión “basta que los candidatos participen en los mítines electorales de toda Suiza para hacerse conocer y demostrar su capacidad. A cada partido le interesaría presentar a sus mejores candidatos, si pretende que el pueblo elija a sus representantes”.

Un riesgo mucho más grave entrañaría, a juicio de Comte, que los consejeros federales (ministros) desatiendan sus tareas para hacer campaña en busca de su reelección. Y “la colegialidad se deterioraría porque cada consejero federal dedicado a su campaña tendería a perfilarse defendiendo sus ideas personales, entrando a veces en conflicto con las de sus colegas”.

Fehr no comparte esta opinión porque, a su juicio, los consejeros federales empeñados en su reelección estarían obligados a “trabajar seriamente” y a “actuar respetando las decisiones del pueblo”.

Minoría latina

La iniciativa prevé que Suiza constituya una sola circunscripción electoral. Los siete consejeros federales serían elegidos según el sistema mayoritario. Quien no obtenga la mayoría absoluta en la primera vuelta, pasaría a un segundo escrutinio. Al menos dos consejeros federales deberían tener domicilio en las regiones o cantones suizos de hablas italiana y francesa.

“Se trata de una garantía mínima para la minoría latina. Por supuesto que pueden ser elegidos más de dos candidatos francófonos o italófonos”, precisa Fehr.

“Me parece problemático el incluir a francófonos e italófonos (Suiza italiana) en una sola unidad con derecho a por lo menos dos escaños (en el Gobierno). Si es así, los tesineses quedan claramente en minoría con respecto a los romands (Suiza francesa) y no tendrían prácticamente ninguna posibilidad de ser elegidos”, explica Comte.

Si el candidato es “una personalidad tesinesa conocida por su capacidad, obtendría votos incluso fuera de su cantón. El pueblo de la Suiza de habla alemana siente gran respeto por el Tesino y la italianidad; a diferencia de otros partidos que solo piensan en hacer sus jugadas en el Parlamento”, sostiene Fehr.

La presidencia, una atribución del Gobierno

Por otra parte, la iniciativa estipula que el presidente y el vicepresidente de la Confederación sean nombrados por el Gobierno.

“En eso hay cierta contradicción: los promotores de la iniciativa sostienen que para tener mayor legitimidad, todos los miembros del Gobierno deben ser elegidos por el pueblo y no solo por los 246 parlamentarios. Pero en vez de que el presidente y el vicepresidente sean designados por 246 personas (parlamentarios) sean 7 (consejeros federales) quienes lo hagan”, observa Comte.

“Con esta iniciativa queremos establecer una situación clara: los gobernados deben elegir a sus gobernantes, sin que el Parlamento tenga nada que ver con la elección del Gobierno, ni con la del presidente y vicepresidente”, argumenta Fehr.

La separación de los poderes es importante, pero separación no significa ausencia de diálogo. Si fuera así existe el peligro de tener un Gobierno con legitimación popular, que se organiza solo, despegado del Parlamento, pero que al final corre el riesgo de alejarse también de la población”, concluye Comte.

Desde el nacimiento del Estado Federal, en 1848, el Gobierno está formado por siete miembros elegidos por la Asamblea Federal (las dos cámaras) del Parlamento.

Sin embargo, desde la misma fundación del Estado moderno se discute la posibilidad de una elección por el pueblo. La Comisión Constitucional rechazó por estrecho margen, en 1847, una propuesta en ese sentido. Volvió a ser presentada en el marco de la revisión de la Constitución Federal, pero tampoco prosperó.

En 1898, la Sociedad del Grütli, de orientación socialista, lanzó una iniciativa proponiendo que el pueblo elija el Gobierno. En 1900 fue rechazada por el 65% del electorado y 14 cantones. El Partido socialista lanzó una nueva iniciativa en 1939. En 1942 fue rechazada por el 67,6% de los votantes y todos los cantones.

En el curso de los años surgieron otras propuestas presentadas a este mecanismo parlamentario. Ninguna tuvo éxito.

En la actualidad está pendiente una iniciativa parlamentaria depositada en el 2012 por el socialista Cédric Wermuth. El tenor de la misma exige la elección del Consejo Federal por el pueblo y el aumento de siete a nueve consejeros federales (ministros).

Traducción, Juan Espinoza

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