Ratko Mladic tras las rejas
El antiguo jefe militar de los serbios de Bosnia, Ratko Mladic, conocido como el Carnicero de Srebrenica, ha sido detenido este jueves y será entregado en breve al Tribunal Penal Internacional de La Haya.
“El proceso de extradición está en curso”, declaró el presidente serbio Boris Tadic en rueda de prensa en Belgrado. Con su arresto – tres años después del de Radovan Karadzic – culmina el trabajo que inició la suiza Carla del Ponte, ex fiscal del TPI.
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya, acusa a Mladic de genocidio por la masacre de Srebrenica en 1995, en la que murieron 8.000 bosnios musulmanes, y por el cerco de Sarajevo.
El antiguo general serbobosnio podría ser condenado a cadena perpetua, de ser reconocido culpable de los quince cargos que se le imputan: persecuciones, exterminio, asesinatos, deportaciones, actos inhumanos, secuestro de rehenes y empleo del terror.
Uno de los últimos grandes criminales
Ratko Mladic es el último presunto criminal de guerra perseguido en los Balcanes, junto con el líder político serbobosnio Radovan Karadzic, capturado en 2008.
El 15 de mayo de 1992, cuando Bosnia se pronunció a favor de su independencia en referéndum, Radovan Karadzic se proclamó presidente de los serbobosnios y designó a Mladic como comandante del Ejército serbio de Bosnia, puesto que conservó hasta diciembre de 1996. En esa función organizó el cerco de Sarajevo, que duró 43 meses, y permaneció al frente de las tropas que asaltaron el enclave musulmán de Srebrenica en julio de 1995.
A fines de 1995, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) le acusó de genocidio por el cerco de Sarajevo y la masacre de Srebrenica. Después de que Slobodan Milosevic se viera obligado a dejar el poder en octubre de 2000, Mladic quedó privado de la protección oficial del Estado.
En 2001, pasó a la clandestinidad huyendo de las fuerzas internacionales. Según la OTAN, en el año 2004 regresó a un antiguo búnker, para reunirse con sus antiguos compañeros de armas, donde estuvo a punto de caer en las redes de la policía bosnia.
Últimamente, la Unión Europea había acrecentado la presión sobre Belgrado imponiendo la detención de Mladic como condición en las negociaciones para la adhesión de Serbia a la UE.
Carla del Ponte
Tras conocer la noticia, Carla del Ponte –la ex fiscal jefe del TPIY– declaró a swissinfo.ch: “Es un gran día para la justicia internacional y, en particular para el Tribunal Penal Internacional. Hoy se ha podido capturar a uno de los mayores responsables – junto con Karadzic y Milosevic – de los tremendos crímenes que se cometieron en la antigua Yugoslavia”.
“Hemos trabajado durante más de ocho años. Hoy finalmente su detención es realidad. Mladic, como otras 160 personas antes de él, deberá comparecer ante el Tribunal de La Haya. Ahora solo queda uno [Goran Hadzic], pero creo que no tardará en sufrir la misma suerte”, agregó la magistrada suiza.
Asimismo Carla del Ponte insiste en que «no hay que rendirse jamás» en la lucha por que se haga justicia a las víctimas de masacres y confía en que la detención de Mladic sirva de «incentivo para que otros tribunales – internacionales o no – que luchan por la verdad».
Estos crímenes no deben prescribir, concluye: «Tarde o temprano sus autores tendrán que rendir cuentas».
Otras reacciones
La Alta Representante de la UE para Política Exterior, Catherine Ashton, calificó la detención como “una etapa importante para Serbia y la justicia internacional” y pidió la entrega inmediata de Mladic al Tribunal de La Haya.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, subrayó que el arresto del prófugo “constituye la posibilidad de que se haga justicia”, recordando que Mladic desempeño un papel crucial en algunos de los episodios más atroces en los Balcanes y en la historia de Europa.
Nada más conocer la noticia, los familiares de las víctimas de la masacre de Srebrenica manifestaron su alegría y satisfacción por la detención de Mladic.
“Tras 16 años de espera, para nosotros, las familias de las víctimas, constituye un alivio. Para nosotros, es de verdad muy importante”, declaró Hajra Catic, presidenta de la asociación Mujeres de Srebrenica, que perdió a su hijo y esposo en la peor masacre vivida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Nuevos tiempos
Según el periodista Pierre Hazan, gran conocedor de los Balcanes y especialista en derechos humanos, “en Serbia se desvanecen lentamente los recuerdos del conflicto. El país tiene muchos problemas económicos , quiere formar parte de la Unión Europea y necesita buenos contactos con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en los que los países occidentales tienen un papel clave”.
Por esta razón, agrega, “considero que la detención de Mladic es una buena maniobra por parte del Gobierno de Belgrado”. “Respecto a hace diez años, hoy hay un mayor número de personas que reconoce las atrocidades que se cometieron en Srebrenica”, explica a swissinfo.ch.
“Obviamente, estos cambios (en la opinión pública) requieren tiempo, pero mi impresión es que las generaciones jóvenes quieren, ante todo, dejar atrás el pasado y centrarse en los problemas actuales, especialmente los que se derivan del desempleo”.
Una vida marcada por la guerra
La de Ratko Mladic es una vida marcada por el contacto continuo con la violencia: tenía dos años cuando su padre fue asesinado por los ‘ustachi’ croatas. Al parecer este episodio determinó el odio que desarrolló hacia los croatas y los musulmanes.
En 1991, al estallar la guerra con Croacia, Mladic – entonces coronel – asumió el mando de las unidades del Ejército Federal Yugoslavo en Knin, que se convertiría en la capital de los secesionistas serbios de Croacia. Posteriormente, Mladic dirigiría el Ejército de la autoproclamada República Serbia de Bosnia.
En los seis meses que duró el conflicto bélico, Mladic conquistó el 70% del territorio bosnio con el apoyo del Ejército Popular Yugoslavo. Un avance al que los croatas y bosnios, inexpertos y sin armas, no podían hacer frente.
Sus hombres llevaron a cabo una atroz limpieza étnica –dos millones y medio de personas fueron expulsadas de su tierra y casas- en aras de la ‘Gran Serbia’. Miles de presos sufrieron palizas, torturas, hambre y fueron asesinados.
En noviembre de 1996, perseguido por el TPI, Mladic fue destituido como comandante del Ejército serbobosnio, aunque siguió viviendo entre Bosnia y Serbia gracias a la protección que le brindaban sus antiguos subordinados bosnios y las tropas de las que siempre formó parte.
La guerra de Bosnia-Herzegovina duró de 1992 a 1995 y costó la vida a 100.000 personas.
Tras la disolución de la República Federal Yugoslava, una parte importante de la población serbobosnia se pronunció a favor de una adhesión a Serbia; los croatas por una adhesión a Croacia y los bosnios por la creación de su propio Estado.
La tensión creció cuando en marzo de 1992 se proclamó la independencia de la República de Bosnia-Herzegovina y la secesión de la República Serbia de Bosnia-Herzegovina.
La denominada limpieza étnica desató un conflicto armado entre los tres principales grupos étnicos.
Los serbios de Bosnia, con el respaldo militar de la República Serbia de Slobodan Milosevic, controlaban casi el 70% del territorio bosnio.
Pese a los esfuerzos de mediación y la presencia de tropas de la ONU, se tardó mucho tiempo en detener el conflicto.
El acuerdo deDayton, suscrito en Ohio (EEUU)en 1995, puso fin al conflicto.
El tratado de paz convirtió a Bosnia-Herzegovina en una república federal, asignándole el 51% del territorio a la Federación de Bosnia-Herzegovina y el restante 49% a la República Serbia.
Desde esa fecha Bosnia-Herzegovina permanece bajo control internacional, tanto civil como militar (OTAN).
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