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Recuerdos de cuando los hombres votaron ‘Sí’

Afiches que piden a los hombres su "SI" al voto femenino. Keystone

Más de un millón y medio de ciudadanas suizas que todavía viven nacieron con la perspectiva de que no podían votar, a pesar de la tradición democrática de su país.

No fue hasta el 7 de febrero 1971, hace justo 40 años, cuando los hombres suizos votaron finalmente a favor del sufragio femenino.

Mirando hacia atrás, parece extraordinario que Suiza esperara tanto tiempo antes de conceder el derecho de voto a las mujeres. Pero, a pesar de que la campaña por el sufragio femenino se prolongó durante décadas y que sus partidarias fueron muy activas, no todas las mujeres participaron en este movimiento.

 
swissinfo.ch conversó con cinco ciudadanas suizas que estrenaron su derecho a voto en 1971, cuando las mujeres suizas al fin pudieron acudir a las urnas. Estos son sus testimonios:

“Fue muy importante para mí, algo que había pretendido durante mucho tiempo”, dice la historiadora del cantón de Zúrich, Barbara Vannotti, que tenía 25 años en ese momento.
 
“Estaba muy emocionada”, dice Ruth Zbinden, que contaba 30. Su marido era un miembro del Parlamento Cantonal de Friburgo y había hecho varios discursos a favor del sufragio femenino.

Ambas admitieron sin embargo que tenían demasiadas cosas que hacer para que pudieran involucrarse de manera personal en la lucha, y ese fue también el caso de Margarete Kläy, que vivía a las afueras de Berna, con más de 40 años, tres hijos y sin mucho dinero.
 
Kläy fue muy activa en las asociaciones de voluntarios de su pueblo, pero la política no era lo suyo.
 

“Realmente no tenía tiempo de pensar en ello”, reconoce, un sentimiento compartido por su casi contemporánea Janine Bourgknecht, que vivió circunstancias más cómodas en Friburgo.
 
“Siempre me interesó la política, como a mi marido, solíamos hablar de cosas y escuchar la radio, pero tenía cuatro hijos y sentía que ya tenía bastante qué hacer con ellos”, explica.

Lucha contra feministas

Las ideas preconcebidas sobre el papel de la mujer eran generalizadas, como lo reflejaban con claridad los carteles de la campaña contra el sufragio. Muchos de ellos sugerían que si las mujeres tomaran parte en la política, sus hijos sufrirían abandono, y otros hasta jugaron con la idea de que solo las mujeres “masculinas” estaban interesadas en la política.
 
“Lo que me molestaba eran todos esos  movimientos ultra-feministas, con todas sus demandas”, anota Bourgknecht.
 
La profesora de escuela Lotti Reist, que también superaba los 40 años y que criaba sola a sus tres hijos, expresa sentimientos similares.
 
“Me parecía algo genial, pero lo que realmente me apartó fueron las presiones de las mujeres”, confiesa. “Eran demasiado feministas. Puedo entender que eso era necesario para la lucha, y yo les agradecía que lo hicieran, pero realmente no me gustaba lo que para ellas significaba ser una mujer”.
 
Varias de los entrevistadas por swissinfo.ch  evocan a la pionera social Emilie Lieberherr, tal vez presente en sus recuerdos porque murió hace apenas unas semanas, como una excepción a esa regla.
 

“Escuchábamos a Emilie Lieberherr en la radio y nos daba confianza en nosotras mismas. Ella nos hizo sentir que “nosotros también contamos”, recuerda Kläy.
 
Reist también la admiraba. “Yo estaba agradecida por su espíritu de lucha”, indica.

 

Hogar y casa

Pero la idea de que la política no era para mujeres estaba muy extendida, y muchas mujeres la compartían. Vannotti menciona algunos de los argumentos que utilizaron y admite que probablemente su madre pensaba de esa manera.
 
“Las mujeres deben quedarse en casa, no deben involucrarse en política porque realmente no la entienden… ¿Por qué quieren participar de todos modos? Es un asunto demasiado duro”.
 
Sin embargo, su madrina, a quien admiraba mucho, era muy política y se convirtió en una de las primeras mujeres en el Parlamento cantonal de Argovia.
 
“Era vista como un poco extraña”, recuerda Vannotti. No era que la familia la criticara, pero había una sensación de que debía pasar más tiempo cuidando de su marido y sus cuatro hijos.
 
Por su parte, Vannotti no podía entender por qué alguien debería votar en contra del sufragio femenino.
 
“Para mí fue siempre un derecho humano, sin nada que ver con ser hombre o mujer”.

Iguales pero no tanto

Y sin embargo, a muchas mujeres les preocupaba combinar la política con el hecho de “ser femeninas”. Zbinden sentía que era importante transmitir la idea de que las mujeres tenían el mismo derecho a ser escuchadas que los hombres, “pero si insistías demasiado, perdías un poco el lado femenino”.

 
Los mismos derechos no significan que todos sean iguales. “A menudo las mujeres toman decisiones tal vez más de acuerdo con sus sentimientos, y los hombres con el entendimiento”, sugiere. “Las mujeres reaccionan de manera diferente, creo que si hubiera más mujeres en el poder se producirían menos guerras”.
 
Bourgknecht se había opuesto a algunas de las cosas que escuchó en la radio en aquel entonces sobre el tema.

“Había tantos programas dirigidos a las mujeres, diciéndoles que tenían el derecho de realizarse, que no tenían que pasar todo su tiempo en la cocina y así sucesivamente. No creo que eso fuera muy útil: hacía que las mujeres que tenían que cuidar de sus hijos se sintieran culpables cuando se quedaban en casa”.
 
“Creo que ahora hay tantas mujeres en todas partes… Mujeres que tienen a sus hijos más tarde. Me pregunto si es un buen sistema. No se puede hacer todo”.

Fuera de las urnas

Todas las mujeres señalan a swissinfo.ch que estaban interesadas en política y en  la actualidad y que ejercían su derecho a votar. 

 Reist, que se divorció, escuchaba a sus tres hijos. “Teníamos nuestra mesa redonda” y hablábamos de todas estas cosas. O más bien, ellos discutían y me informaban”.

Admite que apenas en los años pasados, desde la muerte de su hija, comenzó a desarrollar sus propias opiniones.  Pero siempre ha votado.

Zbinden discute de política con su marido, y están en el mismo partido – pero no siempre están de acuerdo.

Incluso la madre de Vannotti, que estaba convencida de que las mujeres no necesitaban votar, solía acudir a las urnas con su marido.

 “Me imagino que votaba de la misma manera que mi padre, ya que estaba convencida de que no sabía nada al respecto”.

 Cuarenta años después, Vannotti piensa que el voto de la mujer ha marcado  una diferencia real en algunas zonas, sobre todo en lo que concierne a la vida familiar.

Y ella va a votar este domingo a favor de la iniciativa que busca que las armas del ejército suizo sean guardadas en los arsenales y no en las casas.  

 «Casi me puedo imaginar que será aprobada. Gracias a las mujeres”

La lucha por el sufragio femenino en Suiza se remonta a finales del Siglo XIX.

La Asociación Suiza de Trabajadoras pide el voto para las mujeres en 1893.

En 1904 el Partido Democrático Social incluye el sufragio femenino en su manifiesto.

En 1912 y 1919 una serie de cantones rechazan las acciones para otorgar a las mujeres el voto al nivel cantonal.

Una petición para concederles el voto a escala federal recoge casi 250.000 firmas, pero es ignorada.

El primer gran avance se produce en 1957, cuando el cantón de Basilea-Ciudad autoriza a las comunas a aprobar el voto femenino. Riehen fue la pionera en 1958.

En 1959, una votación federal rechaza el sufragio femenino con 67% de los sufragios.

El cantón de Vaud concede a las mujeres el derecho al voto al nivel cantonal y comunal en febrero de 1959. Es seguido por los cantones de Neuchâtel y Ginebra, en septiembre del año siguiente.

Basilea-Ciudad es el primer cantón suizo de habla alemana en seguir el ejemplo en 1966. Basilea-Campo hace lo propio en 1968, y el Tesino –cantón de habla italiana-, en 1969.

El 7 de febrero de 1971, se concede finalmente el derecho de voto a las mujeres al nivel federal.

En octubre de 1971 las primeras 11 mujeres son elegidas para tomar parte en el Parlamento.

En ese entonces, las mujeres todavía no tenían ese derecho en todos los cantones y comunas. El último en resistir fue el cantón de Appenzell-Rodas Interiores.

En ese cantón, las mujeres obtuvieron el voto hasta 1990, por decisión de la Corte Federal.  

 Un estudio reciente muestra que el número de mujeres entre 18 y 29 años que ejercen su derecho a voto ha bajado del 38 al 26% por ciento desde 1971.

Traducción, Iván Turmo

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