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Benedicto XVI cumple un lustro en el Vaticano

La comunicación no es el fuerte del papa, indica el teólogo Edmund Arens. Keystone

Tras un quinquenio en funciones, Joseph Ratzinger enfrenta dificultades en varios frentes: el escándalo por los abusos pedófilos de sacerdotes, falta de nuevos interesados en llevar el hábito y menos fieles.

La Iglesia ha perdido mucho de su credibilidad durante el papado de Benedicto XVI, asegura Edmund Arens, profesor de Teología de la Universidad de Lucerna.

Arens indica que Benedicto podría pasar a la historia como el pontífice que abrió la Iglesia Católica a los tradicionalistas de derecha, pero también como aquel que no hizo suficiente ante los abusos que giran en torno a la institución.

swissinfo.ch: Al principio, el papa admitió que no quería realmente asumir este papel. ¿Usted le creería?

Edmund Arens: Por un lado mostraba temores por este puesto debido a las cargas que implica, que son realmente fuertes. Por otro lado, pensó que él era el único que podía realizar esta tarea.

Era una persona realmente enterada, como ningún otro, y vio en ello una misión para salvar a Europa del liberalismo, el relativismo y el ateísmo. De hecho, él deseaba el puesto; estoy convencido de ello.

swissinfo.ch: ¿Qué ha hecho bien el papa en estos cinco años?

E.A.: Luego de su elección en septiembre fue a Colonia (Alemania) para un encuentro juvenil donde más de 100.000 personas le aplaudieron. También visitó la sinagoga. Fue un buen inicio, pero después comenzó a cometer un error tras otro.

Todo inició cuando pronunció su famoso discurso en la ciudad germana de Ratisbona (Regensburg) en el que atacó y ofendió a los musulmanes. El siguiente error fue la reconciliación con el ala derecha tradicionalista, los hermanos Pius, incluido el obispo que negó el Holocausto.

Después dio el problemático paso de acercarse a los anglicanos conservadores. Trató de reintegrarlos a la iglesia Católica, que no fue muy ecuménica con él.

El cuarto gran problema fue el modo en que trató el escándalo de los abusos contra los niños. En su papel de cardenal, Ratzinger era la persona que sabía todo al respecto y que instó a los obispos a evitar el asunto de manera pública, y a tratarlo más bien a nivel interno.

swissinfo.ch: ¿Cómo son las relaciones entre el Vaticano y los católicos en Suiza? ¿Este papa cubre las expectativas de los fieles suizos?

E.A.: Tradicionalmente, la gente en Suiza vive con cierta distancia de Roma –no sólo en el sentido geográfico, sino también espiritual. A muchos de los católicos les tiene sin cuidado lo que el papa hace o dice.

Pero él es un gran amigo de los suizos tradicionalistas que lo adoran.

Creo que la mayoría de los creyentes católicos no está de acuerdo con sus políticas, puesto que son mucho más abiertos en sus conceptos. En un país con un sistema de democracia directa, no es aceptada una jerarquía centralizada.

swissinfo.ch: ¿Cuál ha sido la influencia del papa en la percepción global de la Iglesia?

E.A.: Durante su papado, la Iglesia Católica y Romana ha perdido mucho de su credibilidad. En contraste con Juan Pablo II que recorrió el mundo como una estrella mediática, Benedicto es una persona muy tímida. Gusta de sentarse en su escritorio y no comunicarse mucho con su propia gente o aquella de otras religiones. La gente no puede formarse así una buena impresión.

Benedicto ha tenido ciertos momentos notables. Por ejemplo, después de su discurso en Ratisbona viajó a Turquía y visitó allí la famosa Mezquita Azul en Estambul. Este fue uno de los más impresionantes gestos que ha realizado. Pero Juan Pablo II hacía este tipo de cosas en una semana.

Al papa Benedicto XVI le gusta escribir, es su fuerte. Escribe maravillosamente, pero no comunica, esa es su flaqueza.

swissinfo.ch: ¿Qué tan adecuada fue, en su opinión, la respuesta papal al problema de la pedofilia?

E.A.: De hecho, fue la primera vez que lo mencionó; pero no lo hizo en nombre de la Iglesia, ‘Siento lo sucedido a las víctimas de abuso’: mencionó el asunto, pero no dijo ‘Mea culpa’.

Ratzinger una vez mencionó que la Iglesia está conformada por pecadores; sin embargo, aclaró que en sí misma no es pecaminosa. Sus miembros que han incurrido en esos abusos han demostrado lo contrario.

swissinfo.ch: ¿Cómo se podría contribuir a arreglar el problema?

E.A.: Se requiere de la presión global de las iglesias locales sobre los entre 6 y 7 mil obispos que hay en todo el mundo. Ellos deben impulsar la reforma. La Iglesia enseña mensajes sobre el amor al prójimo, justicia, solidaridad, pero no practica lo que predica.

swissinfo.ch: ¿Qué otro gran reto tiene el papa ante sí actualmente?

E.A.: El otro desafío es el humanismo, la relación con otras religiones cristinas. El papa está muy ocupado con la relación con los judíos, lo que le resulta un gran tema, pero no debe olvidar que también hay otras religiones. Los protestantes tienen mucho malestar por la falta de reconocimiento de sus iglesias.

swissinfo.ch: Si el papa muriera mañana, ¿cómo sería recordado?

E.A.: Sería recordado, por supuesto, como el primer papa alemán en más de 500 años. Y creo que como el papa que abrió la Iglesia Católica a los tradicionalistas del ala derecha y también como el papa que se ocupó de modo muy insuficiente de los abusos masivos.

Susan Vogel-Misicka, swissinfo.ch
(Traducción: Patricia Islas)

Al nivel general, los católicos suizos también piden un cambio.

Una declaración emitida por la progresista Asociación de Estatutos Diarios del Obispado de Basilea, que agrupa a media docena de entidades católicas, solicita que los obispos atiendan mejor a las víctimas de abusos perpetrados por los sacerdotes.

También urge que los clérigos sigan de cerca a los padres pedófilos, en particular a aquellos que han sido protegidos por la Iglesia.

Adicionalmente, exhorta la reevaluación del celibato obligatorio y el papel de la mujer en la Iglesia.

El 15 de abril, el teólogo suizo Hans Küng publicó una carta abierta criticando la tarea del papa, que fue publicada en varios diarios suizos en alemán, entre ellos el zuriqués ‘Neue Zürcher Zeitung’.

De acuerdo a Küng, al papa le ha faltado impulsar relaciones entre grupos religiosos.

Küng, de 82 años de edad, también critica al papa por su posición en torno a la contracepción, sobre el tema de los condones para prevenir la sobrepoblación y el sida.

El teólogo urgió a los obispados a hablar sobre el tema y establecer reformas al respecto.

En la década de los años 60 del siglo pasado, Küng y Ratzinger trabajaron juntos en el Segundo Concilio Vaticano.

Küng es profesor emérito de Teología Ecuménica de la Universidad de Türbing en Alemania.

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