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El derecho al agua: falta aplicarlo

El derecho al agua aún no es una realidad para millones de personas. Imagen de Natwarghad, al oeste de la India. Reuters

Cada habitante de Suiza utiliza en promedio 4.200 litros de agua al día de modo directo o indirecto. Lo sustancial: el 82% de lo consumido proviene del exterior, revela un estudio.

La primera “huella acuífera” del consumo en Suiza fue publicada este miércoles coincidiendo con el sexto Foro Mundial del Agua, en Marsella (Francia), que busca soluciones a la crisis global del agua.

De acuerdo a estadísticas oficiales, cada suizo usa 162 litros de agua al día para beber, cocinar y en las tareas de aseo personal y en los quehaceres domésticos.
 
Sin embargo, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) buscaron una imagen más clara sobre el consumo total de cada persona, con la suma del consumo de “agua de modo virtual” que se requiere para producir los bienes y servicios que cada persona consume en Suiza.
 
Para ello, se combinaron  los parámetros del consumo directo e indirecto para llegar a la cifra de 4.187 litros por persona/día, o un total anual de 1.500 metros cúbicos por individuo. Esta cifra supera las conocidas por otros países industrializados. Por ejemplo, la huella del consumo de agua de cada habitante de EE.UU. es de 2.840 metros cúbicos anuales.
 
Alrededor del 81% de este resultado proviene del agua empleada para los productos agrícolas y los servicios, de los cuales el 28% tiene relación con la producción alimenticia, y 17% involucra la actividad industrial. Y de este total virtual, el 82% proviene de enseres venidos del exterior.
 
“Suiza exporta bienes que provocan un bajo consumo de agua, pero sus importaciones, como comida, vehículos y computadoras, requieren de grandes cantidades de agua para su producción”, explica François Münger, jefe de la división de iniciativas acuíferas de la COSUDE.
 
“La paradoja es que Suiza tiene muchos recursos acuíferos, el principal en Europa- pero no vive de esa agua. Muchos de los productos que se consumen en Suiza se producen con agua del exterior y algunas de las reservas de este líquido vital se encuentran bajo una problemática de escases”.
 
Los autores del estudio identifican seis fuentes acuíferas en dificultades y de las que Suiza se aprovecha a través de los productos que importa: el Mar Aral y los ríos Ganges, Éufrates, Nilo y Tigris.
 
Y más que restringir las importaciones de bienes y servicios de esas regiones, lo que afectaría las condiciones del vida en esos sitios, Suiza debería asistir a los actores locales para manejar sus recursos de modo más sostenible, declaran los autores del informe. Y los precursores del negocio que implica este tipo de importaciones deberían también asumir la responsabilidad social que les toca.

Buenas y malas nuevas

El informe fue publicado al momento en que 20.000 diplomáticos, líderes empresariales, expertos científicos y activistas de 180 países se encuentran al sur de Francia esta semana para asistir a la conferencia internacional del agua que se realiza cada tres años.
 
También fue una buena el anuncio de la ONU de que la meta de reducir a la mitad las personas que no tienen acceso al agua en el mundo, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se haya alcanzado cinco años antes del plazo previsto (2015).
 
Por otro lado, el objetivo de suministro de agua a los 800 millones de personas sin acceso a ella todavía ha debido ser desplazado para 2026.
 
Y a esto se suman las preocupaciones sobre la agudización de la escasez de agua. El reciente informe de Desarrollo Mundial Acuífero, dado a conocer el lunes pasado, advierte una mayor demanda de alimentos, una acelerada urbanización y una presión creciente y significativa a causa del cambio climático que atizará aún más los problemas para el suministro del preciado líquido vital.
 
Otro estudio realizado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre los desafíos globales en torno al agua, señala que la presión por la demanda de agua se incrementará hasta en un 55% en 2050, debido a que para ese entonces alrededor del 40% de la población mundial vivirá en áreas de “severo estrés acuífero”.

Urgen soluciones

Algunos críticos apuntan sus señalamientos en contra del foro de Marsella al indicar que carece de legitimidad y defiende los intereses de la iniciativa privada.
 
Pero Münger defiende que “no se trata de un proceso de la ONU sino uno global que reúne a los gobiernos, a las agencias de la ONU, a las ONG, a la iniciativa privado, a investigadores y a los grupos interesados, lo que resulta singular, además de que este encuentro otorga visibilidad a países emergentes como China, Brasil y Rusia, además de ser un punto de reunión interesante para que la sociedad civil exprese sus opiniones”.
 
En ese sentido, Agnes Montangero, responsable de los programas de la ONG suiza Helvetas, presente en Marsella, reitera la necesidad de mayor progreso en las tareas de sanidad y agua potable. “Hay avances en zonas urbanas, pero no en las rurales. En la zona subsahariana el progreso es lento. Más de 30% de los sistemas de aprovisionamiento de agua no funcionan.
 
Para cambiar esa situación apunta a la urgencia de invertir en formación a escala local que se encargue del mantenimiento de los sistemas. Y lo más significativo:
 
“Solo el 42% de los fondos dirigidos al suministro de agua limpia y desarrollo sanitario llega a los países más pobres”.

El Foro Mundial del Agua se organiza cada tres años por el Consejo Mundial del Agua, en colaboración con el país anfitrión en turno.

Esta vez toca a Francia lo organiza en Marsella del 12 al 17 de marzo.

Una declaración fue establecida el martes pasado en Marsella, pero no resultó lo suficientemente vinculante.

Martin Dahinden, director de la COSUDE y quien encabeza la delegación suiza en el encuentro indica que no hubo el consenso necesario para hacer una declaración de mayor contundencia.

El acceso al agua es un derecho que los Estados deben garantizar.

 

20 litros de agua limpia, como mínimo, son necesarios para el consumo diario de cada persona.

A escala mundial, más del 70% del agua consumida, incluso más del 80% en los países en desarrollo, se utiliza para producir bienes alimentarios.

Más del 95% de los países africanos no tienen acceso al agua de riego para la agricultura.

El Río Grande, el Indo, el Nilo y el Colorado, entre otros ríos, se han quedado prácticamente reducidos a regueros de agua.

La degradación masiva de los bosques en el Sur tiene graves consecuencias en la producción regular de agua.

(COSUDE)

Adaptación: Patricia Islas

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