El mayor laboratorio del país al aire libre
El establecimiento hace cien años en los Alpes suizos de la primera reserva natural tuvo un impacto enorme, incluso más allá de las fronteras. Sin embargo, el Parque Nacional Suizo (PNS) no se convirtió en el paradigma que sus fundadores habían previsto.
Un siglo más tarde, el PNS es el único sitio de su género en el país y los expertos están convencidos de que su característico enfoque sin concesiones difícilmente podría repetirse hoy. Sin embargo, otros dos parques podrían convertirse también en reservas naturales…
Aquella mañana del 25 de marzo de 1914, el senador Walter Bissegger abogó ante sus colegas parlamentarios por la creación de una prístina reserva natural en Suiza:
En conmemoración del primer centenario del PNS fue publicado el Atlas del Parque Nacional Suizo: los primeros 100 años.
Reúne los resultados de un siglo de investigaciones científicas, así como temáticas vinculadas con la evolución del PNS.
Una extensión del Atlas, disponible en Internet (www.atlasnationalpark.ch), permite profundizar en el contenido del libro y un aprendizaje interactivo.
El Atlas fue galardonado con el premio Prix Carto de la Sociedad Suiza de Cartografía.
“El asunto que tendrá que decidirse hoy es de carácter fundamental: ¿queremos crear un santuario para plantas y animales, cerrado tanto como sea posible a la influencia humana, donde no se escuche el sonido de un hacha o de un arma de fuego, y en el que quede prohibido el pastoreo?”
El Parlamento se manifestó de acuerdo con lo que allanó el camino para la fundación. Ubicado en el cantón de los Grisones, el PNS fue inaugurado oficialmente el 1º de Agosto, Día de la Fiesta Nacional de Suiza, de 1914.
El PNS es único en el sentido de que desde el principio atribuyó la más alta prioridad a la investigación científica, merced a que todos los fundadores eran naturalistas. Así, el PNS se convirtió en el mayor laboratorio del país, en el que todos los cambios se produjeron sin la intervención del hombre, durante décadas enteras.
“Esta investigación a largo plazo reviste una particular importancia, ya que contribuye de manera significativa a nuestra comprensión de los procesos naturales”, anota el PNS en su web.
Patrick Kupper, historiador y autor de Wildnis schaffen (Crear Naturaleza), un libro sobre el nacimiento del PNS, describe a este como “prototipo de parque científico nacional, un experimento en el que podía observarse el desarrollo de la Naturaleza sin la intervención humana”.
“El parque natural se erigió en modelo para toda Europa al incorporar la visión de una estricta protección de los procesos naturales y de las especies”, explica Guido Plassman, director de la Red Alpina de Áreas Protegidas (ALPARC).
En los Alpes, y en Europa en general, hay muy pocos santuarios de este tipo, precisa el especialista.
Matthias Stremlow, de la Oficina Federal para el Medio Ambiente, describe al PNS como “el buque insignia de los parques suizos”. Destaca su impacto en la política del gobierno federal del rubro, así como “el papel central que desempeñó en la fundación del movimiento europeo de parques nacionales”.
Acciones relacionadas en los países limítrofes: como Francia, Alemania, Austria e Italia se basaron en el PNS, de acuerdo con Kupper. Constantes delegaciones de diversos países acudieron al área de la Baja Engadina para visitar el parque.
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Infancia del Parque Nacional Suizo
Cuestión de prioridades
La protección total de la Naturaleza era el asunto de mayor importancia para los fundadores del PNS. De acuerdo con las directrices actuales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el PNS tiene el estatuto de “estricta reserva natural” en la categoría más alta (I).
En términos prácticos, esto significa que los visitantes no pueden salir de los caminos marcados, tomar o dejar nada en el parque, encender fogatas, nadar o acampar, llevar perros. En suma les está prohibido hacer cualquier cambio. Los guardias están autorizados a multar a los infractores.
El hecho de que el parque, fundado hace cien años, haya sido protegido de una manera tan rigurosa tiene que ver con la industrialización que tenía lugar entonces, los cambios sociales y el desarrollo del turismo alpino, puntualiza Kupper.
“La gente tenía la sensación de que las regiones vírgenes iban a desaparecer de la faz de la Tierra”, añade. “Temía que el hombre, en medio de su implacable marcha hacia adelante en el nuevo siglo, olvidara ‘sus propias raíces, sus propios orígenes’”. Por lo tanto, consideró necesario salvaguardar los testigos del pasado – incluida la Naturaleza salvaje – antes de que desapareciera para siempre.
Obstáculos y Guerra Mundial
Los partidarios del proyecto hallaron el lugar perfecto en el remoto Valle de Cluozza. Aun así, hubo que superar obstáculos.
Esa descentralizada ubicación, justo en la frontera con Italia, fue objeto de críticas por razones nacionalistas – un parque nacional debía estar en el corazón de Suiza – y por miedo a los cazadores furtivos italianos. También se tuvo que convencer a la población local y a las comunidades afectadas.
Pocos meses antes de que estallara la Primera Guerra Mundial –con la movilización francesa y alemana-, el parque recibió fondos y pudo ser fundado, de otra manera, “dado el estado de guerra, me imagino que la financiación de un parque nacional no habría sido discutida y el proyecto no se habría realizado”, acota el historiador.
Se preveía que a ese primer parque nacional seguirían otros, pero los proyectos naufragaron. “Después de la Primera Guerra Mundial y en el período previo a la Segunda, el establecimiento de reservas naturales no se consideró una prioridad”, añade. “Así que esa primera reserva se convirtió en el Parque Nacional Suizo”.
El primer parque nacional del mundo, el de Yellowstone, en Wyoming, EE.UU., fue inaugurado en 1872.
Siguió una serie de parques nacionales en Inglaterra, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Grandes áreas de esos lugares permanecen aún vírgenes.
La idea de un Parque Nacional Suizo fue abordada por primera vez en 1906 en la reunión anual de la Sociedad Suiza de Ciencias Naturales.
Dos años más tarde, en 1908, varios de sus miembros fundaron el Comité Suizo de Conservación durante un viaje a la región de Ofen en el que retuvo su atención el deshabitado Valle de Cluozza. Paul Sarasin encabezaba la Sociedad.
En 1909, Suecia se convirtió en el primer país europeo en establecer parques nacionales en nueve áreas.
Ese mismo año, Sarasin y sus compañeros lograron arrendar tierras en la comunidad de Zernez, en el Valle de Cluozza, que fueron declaradas “reserva natural”.
En 1911, Sarasin presentó una solicitud ante el Consejo Federal para subsidiar la reserva. Durante ese año y de nuevo en 1912, realizaron más contratos de arrendamiento en distintos municipios de la Baja Engadina.
La idea de incorporar un Parque Nacional Suizo fue analizada por primera vez en el Parlamento en marzo de 1914, después de que diversos organismos federales efectuaran una serie de estudios.
El 1º de Agosto Día Nacional de Suiza, de 1914, el Parque Nacional Suizo fue establecido como primera reserva natural en los Alpes.
Fuente: Widnis schaffen, de Patrick Kupper
¿Más parques?
Pero todavía tendría sentido crear nuevos parques nacionales, señala Stremlow. “El valor de contar con paisajes en los que la Naturaleza pueda desarrollarse sin que el hombre la perturbe sigue siendo de trascendental importancia, en particular para la biodiversidad”.
Lo anterior, en alusión a los dos parques nacionales de Suiza en espera: el Adula, en los cantones de Los Grisones y el Tesino, y, en este último, el Locarnés. Ambos lograron el estatuto de candidatos y, como tal, han recibido apoyo financiero del gobierno federal, los cantones y las comunas.
Plassmann está convencido de que el establecimiento de un segundo parque nacional sería bien recibido también en el extranjero.
La idea es que ambos se conviertan en reservas; es decir, parques nacionales con la categoría “II”, lo que significa que, a diferencia de los parques naturales, prioricen la regeneración y la educación ambiental.
Hoy en día, advierte Plassmann, puede ser muy difícil obtener el estatuto de protección I, del que goza el PNS, incluso si el terreno en cuestión pudiera albergar un parque semejante. “La barra se sitúa muy alto”.
Raíces
Convencer a la gente del lugar ha sido siempre un reto para los parques nacionales. El PNS es “un proyecto típico de arriba hacia abajo, que emana del centro hacia la periferia”, precisa Kupper. A este respecto, observa, los proyectos actuales son fundamentalmente diferentes.
Plassman concuerda. “Actualmente hay que incluir a los lugareños”.
“En la política sobre los parques el tema del apoyo por parte de la población local tiene una gran importancia. El establecimiento de parques sigue ahora un proceso de abajo hacia arriba que conlleva la previa aprobación en el nivel más bajo”, puntualiza Stemlow.
Un siglo después de la apertura del PNS, y tal como lo preveían sus fundadores, es posible la creación de otros parques, de acuerdo con Stremlow.
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
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