Esta Suiza que ya no existe
La imagen de una Suiza verde, rural, casi bucólica, pertenece al pasado. O a las tarjetas postales. La realidad actual está hecha de autopistas, cemento e industrias. El Naturama de Aarau invita a reflexionar sobre el futuro del paisaje suizo.
Cumbres nevadas, pequeños lagos cristalinos, bosques verdes y frondosos. En los valles y en la meseta, pequeños pueblos congelado en el tiempo conservan las tradiciones y la autenticidad. Sólo turba la tranquilidad de la campiña el plácido mugido de las vacas.
“La Suiza que presentan los folletos turísticos y que forma parte del imaginario colectivo parece un país idílico: son pocas las casas y no hay autopistas o industrias. La realidad es diferente”.
La constatación de Bühl Herbert, director de Naturama Aarau, es amarga: entre el lago Constanza y el Lago de Ginebra, no se encuentra prácticamente un solo kilómetro cuadrado sin edificios.
”Al viajar en tren entre Berna y Zúrich, uno se encuentra siempre en un entorno urbano. En la región que rodea a Berna, no conozco ningún lugar donde se puede admirar un panorama sin edificios”, lamenta.
Un lago de cemento por año
Las transformaciones que se produjeron en Suiza durante los últimos 50 años son presentadas en la exposición ‘Stadt vor Augen – Landschaft in Kopf’ (La ciudad ante los ojos- un paisaje en mente) del Museo de Argovia, hasta el 24 de octubre de 2010.
A través de películas, ilustraciones y fotografías de ayer y de hoy, el Naturama ofrece una mirada sobre la evolución – industrial, política, demográfica y social – que ha cambiado la faz del país.
La rápida expansión de las aglomeraciones, el crecimiento económico, el aumento de la movilidad y los cambios estructurales en la agricultura han llevado a una distinción más vaga entre ciudad y campo, entre la protección del medio ambiente y la explotación de los recursos.
“Un metro cuadrado de terreno desaparece cada segundo”, dice Herbert Bühl. “Cada año, se construye una superficie equivalente a la del lago de Zug con la consiguiente pérdida de tierras agrícolas”.
Entre los principales impulsores de esta distribución desordenada de los sitios, está la legislación suiza que confiere a los municipios una total autonomía en la planificación del uso del suelo. “En Suiza, el municipio define las zonas de construcción y decide si se construyen fábricas, casas individuales o grandes edificio”, precisa Herbert Bühl.
La competencia entre los municipios que tratan de atraer a los contribuyentes y las empresas que proponen tierras baratas, da lugar a aberraciones. “En el cantón de Argovia, hay por ejemplo esta clase de estructuras industriales en la cumbre de las colinas, donde no hay carreteras ni líneas ferroviarias”, señala Herbert Bühl, quien también es presidente de la Comisión Federal para la Protección de la Naturaleza y el Paisaje.
Lugar para todo el mundo
La evolución de la sociedad (crecimiento de la población y el bienestar) también fueron decisivos. “Hoy, afirma Herbert Bühl, queremos trabajar en la ciudad, vivir en el campo y pasar nuestro tiempo libre en la Naturaleza”. El resultado es un flujo constante de viajeros y la necesidad de ampliar la red de carreteras a costa de la agricultura, las plantas y los animales.
Entre 1972 y 2003, se construyeron 60.000 kilómetros de nuevas carreteras, y hoy hay prácticamente seis veces más vehículos de motor que hace 50 años. “Antes, teníamos un promedio de 34 metros cuadrados de espacio habitable per cápita, hoy tenemos 50 metros cuadrados”, dice Herbert Bühl.
Pero el espacio no falta. Aproximadamente una cuarta parte de las 227.000 hectáreas identificadas como áreas para construir no han sido explotados. “Tenemos espacio para cientos de miles de personas, sin necesidad de aumentar las áreas para construir. Desafortunadamente, muchos terrenos no son explotados con la esperanza de que sean más valiosos”, apunta Herbert Bühl.
Por otra parte, un informe publicado en 2008 por la Oficina Federal de Desarrollo Territorial indica que alrededor de 540.000 edificios, es decir una cuarta parte del total, son edificados fuera de las áreas de construcción. Explicación: La mayor parte fue edificada antes de la entrada en vigor de la ley de ordenación del territorio de 1980.
Pérdida de identidad
“La pregunta que se plantea a través de la exposición es simple, explica Herbert Bühl. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Es una pregunta que nos hacemos todos, pero que hacemos especialmente a los políticos. ¿Es sensato seguir de esta manera o debemos fijar límites?”
Una primera respuesta fue dada por Pro Natura que con su iniciativa sobre el paisaje, busca situar límites bien precisos. La organización del medio ambiente pide que no se incrementen las zonas de construcción en los próximos 20 años.
El tema de la expansión desordenada de los sitios es también una cuestión de identidad. “Por cada centímetro que construimos, perdemos un pedazo de nuestro pasado”, concluye Herbert Bühl.
Luigi Jorio, swissinfo.ch
(Traducción , Marcela Águila Rubín)
Población suiza: 4,7 millones en 1950; 7.700.000 en 2008.
Habitantes urbanos: 44% de la población en 1950, 75% en la actualidad.
Construcciones: un aumento de 30.000 hectáreas (equivalente a la superficie del cantón de Schaffhausen) entre 1985 y 1997.
Superficies agrícolas: reducción de 37.000 hectáreas entre 1985 y 1997.
Autopistas: 60.000 kilómetros construidos entre 1972 y 2003.
Vehículos automotores: un millón en 1960; 5.600.000 en la actualidad.
Hogares con una sola persona: de 400.900 en 1970; 1.246.662 en 2008.
Espacio habitable por persona: 34 m² en 1980; 44 m²en 2000 y 50 m² en 2009.
(Fuente: Gobierno Federal)
La iniciativa popular ‘Espacio para el hombre y la Naturaleza’, presentada en agosto de 2008, pretende oponerse al avance de la mancha de asfalto en Suiza.
Las asociaciones de protección del medio ambiente exigen que la superficie de zonas para construir no aumente en los próximos 20 años, que la Confederación y los cantones sean responsables conjuntamente de la utilización económica de la tierra, que la separación entre las superficies a construir y las zonas no aptas para la edificación sea inscrita en la Constitución y que las tierras agrícolas sean protegidas.
El gobierno rechaza esta iniciativa y propone, por su parte, una revisión parcial de la Ley de Ordenación del Territorio. Este proyecto incorpora algunas ideas de la iniciativa, pero excluye la introducción de una moratoria sobre las zonas de construcción.
El pueblo votará sobre este asunto, pero no antes de 2011.
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