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Debate sobre la prohibición de la prostitución en Suiza

Una prostituta apoya sus pies calzados con taconazos en la ventanilla de un coche
¿Hay que prohibir la prostitución en lugar de regularla? Robert Schlesinger / Keystone / DPA

Una organización no gubernamental de Zúrich ha causado un enorme revuelo al solicitar la prohibición de la prostitución siguiendo el modelo sueco. Sin embargo, en Suiza se considera el “trabajo sexual” como una profesión legítima.

“En muchos lugares se confunde a Suecia con Suiza. Tal vez vosotros, los suizos, no tengáis muchos problemas con ello. Pero nosotros sí”. Eso es lo que dicen suecos y suecas en un vídeo de promoción publicado por la Frauenzentrale ZürichEnlace externo (Central de Mujeres), la organización feminista que el pasado 28 de junio lanzó una campaña para prohibir la prostitución en Suiza siguiendo el modelo sueco. En Suecia el uso de servicios sexuales está prohibido y se sanciona a los clientes. Por el contrario, Suiza es uno de los países más liberales del mundo en términos de prostitución: se permite la oferta y el consumo de todo tipo de servicios sexuales, incluyendo la prostitución callejera, las saunas de sexo y los burdeles. En Suiza la prostitución es vista como una profesión, las prostitutas pagan impuestos y en general son consideradas como trabajadoras por cuenta propia.

¿Cómo puede ser legal algo así?, se pregunta un actor en el vídeo. “Claro, todo lo que produce dinero es legal en Suiza”, responde otro. “Vosotros, los suizos, vivís todavía en la Edad Media”.

Un mensaje de Suecia para Suiza:

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Este provocador video se ha hecho viral en las redes sociales.

Sin embargo, otras asociaciones han iniciado una contraofensiva denominada “el trabajo sexual es trabajoEnlace externo”, en la que se pronuncian en contra de la prohibición de la prostitución y a favor de los derechos de las y los trabajadores del sexo. Así mismo, las agencias oficiales de igualdad de oportunidades y los centros de asesoramientoEnlace externo se han manifestado también en contra de la reivindicación de la Frauenzentrale Zürich.

El debate provoca la separación de dos asociaciones feministas

La asociación ‘Terre des Femmes Schweiz’ (TdF) (Tierra de mujeres Suiza) participa también en la contracampaña. Esto ha provocado la ruptura con la asociación hermana en AlemaniaEnlace externo, con la que además comparte nombre. “Nos distanciamos clara e inequívocamente de la declaración de ‘Terre des Femmes Schweiz’, cuando afirma que el trabajo sexual es trabajo”, señala la asociación alemana en un comunicadoEnlace externo. Terre des Femmes Deutschland (TdF Deutschland) es favorable a la prohibición del comercio sexual defendida por la organización feminista zuriquesa (en Alemania también está permitida la prostitución). “Queremos una sociedad sin prostitución, porque la prostitución es violencia”, asegura Inge Bell, de TdF Deutschland a swissinfo.ch. La prostitución es un profundo desprecio a la mujer.

Dos prostitutos en un burdel para mujeres
Para la ‘Frauenzentrale Zürich’, las mujeres que recurren a servicios sexuales de estos hombres a cambio de dinero deben ser penalizadas. Dos colaboradores del que fue el primer burdel para mujeres en Suiza. Cerró al poco tiempo de inaugurarse. Walter Bieri / Keystone

Las suizas y suizos lo ven de otra manera: en la campaña “el trabajo sexual es trabajo” se adoptó la postura de que la igualdad de oportunidades significa igualdad de derechos para todas las personas, trabajadoras sexuales incluidas. Estas tienen derecho a la autodeterminación y a la libertad profesional. “Hay que defender la dignidad de todas las personas, incluidas aquellas que realizan trabajos socialmente estigmatizados”, se puede leer en el sitio webEnlace externo. Por otra parte, la violencia de género y el tráfico de personas no es lo mismo que el trabajo sexual.

Esta diferencia de opinión ha puesto fin a la colaboración entre las dos asociaciones. “Ambas organizaciones se encuentran en proceso de separación”, confirma Bell a swissinfo.ch. Ya antes había diferencias importantes porque, por ejemplo, a la asociación suiza no le entusiasmaba la prohibición del burka o del velo femenino. “Si la política de género se vuelve culturalmente relativista y, por ejemplo, se apoya la postura de las asociaciones musulmanas más conservadoras –como posiblemente es el caso en Suiza– entonces se está torpedeando cualquier mejora real de la igualdad de género”, afirma Bell. En el futuro, la asociación suiza deberá cambiar su nombre y logo.

Garaje del sexo
El primer ‘garaje del sexo’ en Altstetten (Zúrich). Steffen Schmidt/Keystone

La prohibición de la prostitución no tiene mayoría

Casi todos los medios de comunicación suizos han reaccionado también con escepticismo a la propuesta de la Frauenzentrale Zürich. La prohibición de la prostitución resultaría cara, aseguraba el diario ‘Tages AnzeigerEnlace externo’: Si se quiere que el comercio sexual deje de ser legal habrá entonces que ayudar a las mujeres a encontrar un nuevo trabajo o costearles un reciclaje profesional. “Todo lo demás sería hipócrita e injusto”. El ‘Neue Zürcher ZeitungEnlace externo’ admitía que “la prostitución es muestra de un menosprecio a la mujer y no fomenta una relación igualitaria entre los sexos”. Y sin embargo son muchos los que están contra la prohibición. “Hasta ahora no se ha demostrado que con esa medida desaparezca la prostitución y que no sea mayor la presión que empuja a esas mujeres hacia la ilegalidad”.

Solo el ‘BlickEnlace externo’, un periódico sensacionalista que cultiva temas sexuales como ningún otro diario y obtiene buenos ingresos con las páginas de anuncios de sexoEnlace externo, se manifestó a favor de la prohibición de la prostitución, asegurando que la prostitución es un abuso sexual pagado.

¿Suiza sola en el mal camino?

La reacción abrumadoramente negativa a la campaña no coge por sorpresa a la Frauenzentrale Zürich. “Esperábamos eso”, dice Andrea Gisler, presidenta de la organización feminista. “El comercio sexual, con todos sus efectos secundarios negativos, es silenciado en Suiza”.

En otros países sin embargo las asociaciones feministas y los grupos de presión comparten postura contra la prostitución. En el Consejo de EuropaEnlace externo, en el Parlamento EuropeoEnlace externo, así como en otros países se viene discutiendo desde hace mucho tiempo sobre la prostitución. El gobierno federal suizo también abordó el tema en 2015, pero llegó a la conclusiónEnlace externo de que el modelo sueco no acaba con el tráfico de personas.

En el último cuarto del siglo XIX surgió en Suiza un movimiento por la renovación moralEnlace externo que quiso prohibir la prostitución. Sin embargo, en 1942 la prostitución era ya legal en Suiza. Y desde finales del siglo XX la práctica legal fue tan liberalEnlace externo que se crearon aquí muchos burdeles.  Con la implantación de la libre circulación de personas entre la Unión Europea (UE) y Suiza llegaron a principios del siglo XXI numerosas mujeres procedentes de Europa del Este.

En 2013 Zúrich respondió a las malas condiciones de la prostitución callejera con las “cajas de sexo”: se creó, con dinero público, un lugar para la prostitución donde los clientes podían llegar con su coche, a la manera de un autocine, y las prostitutas podían ofrecer sus servicios en las “cajas de sexo”, protegidas de las miradas y con un interruptor de alarma a su alcance. De modo similar a como se viene actuando en materia de drogas, se prefiere también en este asunto regular la prostitución en lugar de prohibirla.

Heridas históricas y orgullo herido

Pero ¿cómo ha podido una pequeña organización de defensa de los derechos de la mujer provocar un escándalo tan enorme con una reivindicación que difícilmente podría llegar a tener la mayoría en Suiza?

Tal vez porque el vídeo hurga en las heridas históricas y complejos de inferioridad de Suiza: con cierto aire de suficiencia la campaña recuerda que antiguamente Suiza solía vender a sus propios ciudadanos como mercenarios en el extranjero y que se introdujo el sufragio femenino en 1971. “No esperemos otra vez decenas de años hasta que Suiza sea como Suecia”, se dice en el vídeo de la campaña.

Andrea Gisler, de la Frauenzentrale Zürich, tiene su propia interpretación: el vídeo ha conseguido perturbar la imagen que los suizos tienen de sí mismos. “Los suizos se ven como personas tolerantes, abiertas al mundo y accesibles. Pero cuando se trata de la igualdad de género, Suiza no ha estado nunca entre los países más progresistas”, afirma. Al contrario, según Gisler los modelos tradicionales siguen firmemente arraigados en este país. “A menudo los extranjeros que llegan a Suiza se sorprenden de lo conservadora que es la gente de aquí”.

Traducción del alemán: José M. Wolff

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