Suiza exporta su modelo de aprendizaje
Frente el alto índice de desempleo juvenil, Gran Bretaña es el primer país interesado en adoptar el sistema suizo que combina formación teórica y prácticas en una empresa. El denominado modelo ‘dual’ se perfila cada vez más como una solución.
Pequeños grupos de jóvenes en traje y zapatillas deportivas recorren los estands dispuestos en la planta del House of Switzerland, el centro de promoción de Suiza durante los recientes Juegos Olímpicos. Los adolescentes londinenses han venido a informarse sobre el modelo suizo de formación profesional. “No tengo gran cosa que hacer. Me gustaría encontrar un trabajo en la construcción o en el ámbito tecnológico”, dice Jamie, de 19 años.
Su coetáneo, Shawn, confía en conseguir un contrato en una de las empresas aquí presentes, por ejemplo Swiss Post Solutions, filial de los correos suizos –La Poste–, que emplea a 80 aprendices en Gran Bretaña. La Poste es pionera en el Reino Unido, donde solamente el 8% de las empresas ofrecen puestos de aprendizaje. “En los últimos años, hemos descuidado un poco las aptitudes prácticas, sencillamente porque hay una actitud de esnobismo latente hacia ellas”, lamenta la baronesa Wilcox, subsecretaria parlamentaria para las empresas, la innovación y las competencias.
Desempleo juvenil endémico
En el Reino Unido, la universidad se percibe aún como la única vía para acceder al mercado laboral. Solamente 500.000 jóvenes siguen una formación profesional según el modelo dual. “Los británicos piensan que el aprendizaje se limita a las profesiones manuales, como las de electricista o carpintero”, explica Richard Scott, representante de Swiss Post Solutions. “No saben que uno puede elegir este camino para formarse en informática o ingeniería”.
Pero no siempre fue así. “Hasta la década de 1980, la formación dual era tradición en el Reino Unido, hasta que el gobierno de Margaret Thatcher lo desmanteló casi totalmente, al considerar que no era competencia de un Estado liberal ocuparse de la formación de los jóvenes”, explica Lutz-Peter Berg, consejero científico en la embajada de Suiza en Londres. Y esta tendencia se acentuó con la llegada al poder del Nuevo Laborismo en 1997, cuya estrategia era llevar al 50% de los adolescentes británicos a la universidad”.
Hace una década, la tendencia comenzó a invertirse. Ante un desempleo juvenil endémico –que alcanza el 24%– y la falta de personal cualificado, el Gobierno trata ahora de fomentar la formación profesional dual. Ha invertido 25 millones de libras en la creación de 20.000 puestos de aprendizaje, sobre todo en los campos de las energías renovables, los seguros y la ingeniería, precisa la baronesa Wilcox.
Asimismo el Estado asume el 100% de los gastos de formación de los aprendices en edades comprendidos entre los 16 y 18 años, así como el 50% de los que tienen entre 19 y 24. Resultado: su número ha aumentado un 63% en los últimos dos años.
Falta de coordinación
Pero las empresas “no están suficientemente implicadas”, anota Lutz-Peter Berg. Las instituciones que se ocupan de la parte teórica de la formación, que son pocas respecto a las necesidades del mercado, tienen demasiado peso en la definición de los currículos. “Los jóvenes se ven confrontados con una jungla de centros diferentes, algunos privados, otros públicos”, prosigue.
Gran Bretaña carece de una red de asociaciones gremiales “capaces de desarrollar contenidos y un sistema de títulos uniforme a escala nacional, similar al que existe en Suiza”, indica Ursula Renold, directora saliente de la Oficina Federal de Formación Profesional y Tecnología (OFFT). Actualmente, cada empresa desarrolla su propio modelo de aprendizaje.
El Reino Unido quiere inspirarse en el modelo helvético. “Hemos entablado un diálogo con el gobierno británico”, señala Lutz-Peter Berg. “Le proporcionamos expertos, patrocinamos un premio a los mejores aprendices y hemos invitado a una delegación a Suiza para que estudie nuestro sistema dual”.
India, China, Brasil…
La iniciativa es parte de los esfuerzos emprendidos para exportar el modelo suizo. En su estrategia consagrada a la formación, la investigación y la innovación, publicado en junio de 2010, el Gobierno aboga por “posicionar (la formación dual) mejor a escala internacional como un producto de exportación”.
Un proyecto piloto iniciado en 2008 ha permitido introducir el sistema helvético de formación profesional en la India. “Algunas empresas de la industria de la maquinaria, con filiales en ese país, asumieron el papel de pez piloto”, explica Ursula Renold. El objetivo es que su iniciativa se extienda como una mancha de aceite. El Gobierno indio se ha comprometido a formar 526 millones de aprendices de aquí a 2020.
“Nos proponemos llevar este proyecto a otros países, como China, Vietnam, Brasil, Sudáfrica y Estados Unidos”, agrega. “En Sudáfrica, Suiza ha desarrollado formaciones duales de dos o cuatro años en profesiones técnicas (electricista, soldador, tornero).
Licencias
«La mayoría de estos países están interesados en nuestro modelo, dado el elevado desempleo juvenil”, señala Grégoire Evéquoz, jefe de la Oficina ginebrina de Orientación y Formación Profesional y Continua. En los últimos años, Evéquoz ha recibido a delegaciones de China, Indonesia, India o África. “Incluso explicamos nuestro sistema a la líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi”, destaca. Ginebra también ha puesto en marcha un proyecto para promover el modelo dual en Camerún.
Exportar esta peculiaridad -que conocen también Alemania y Austria- aporta múltiples ventajas a Suiza. “Permite responder a las necesidades de personal de las empresas suizas y sus centros de producción deslocalizados e instalados en mercados emergentes”, acota el Gobierno en su estrategia 2010. Y además incrementa la movilidad de los aprendices, cuyo diploma se reconocería fuera de las fronteras helvéticas, indica Ursula Renold.
Suiza espera, además, convertir su modelo dual en un “servicio exportable”. Esta visión ya es una realidad en la India: las firmas locales que desean utilizar el currículo helvético deben adquirir una licencia.
Dos de cada tres jóvenes en Suiza optan por el modelo dual, que compagina formación teórica y prácticas en una empresa. En abril de 2012, 80.500 adolescentes buscaban un puesto de aprendizaje, mientras que las empresas ofrecían 80.000.
De las 193.000 compañías del país, 55.000 forman aprendices. Pero la oferta no siempre satisface la demanda. Unos 22.000 puestos de aprendizaje seguían sin cubrir a principios de este verano, especialmente en el sector de las profesiones técnicas, que incluyen a los ingenieros, electricistas o informáticos.
En cambio, abundan los candidatos que quieren realizar un aprendizaje en los sectores de los servicios, la salud, el ámbito social, la venta, los oficios administrativos, la imprenta o el diseño.
En Gran Bretaña, PricewaterhouseCoopers se ha inspirado en el modelo helvético para desarrollar una formación dual de nivel superior en el sector de los servicios.
“La formación, que comienza después del examen de acceso a la universidad, dura de 18 a 24 meses y ofrece una especialización en las áreas de la auditoría, la tasación o la consultoría”, explica Matt Hamnett, director del programa en PWC. Desarrollado en colaboración con unos cuarenta socios –entre ellos las Big Four de la auditoría (Deloitte, PWC, Enrst & Young y KPMG), así como pequeñas y medianas empresas – el programa reclutó a los primeros aprendices en agosto de 2012.
“De aquí a fines de marzo de 2012, esperamos alcanzar 350 estudiantes”, prosigue el responsable. “Está en fase de elaboración un segundo aprendizaje, que durará dos años hasta la obtención de un diploma profesional equivalente a una formación universitaria. Con ello se abre una nueva vía de acceso a profesiones que nos asegura una mayor diversidad de perfiles”.
(Traducción: Belén Couceiro)
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